China negó con energía ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que haya suministrado armas al asediado gobierno del presidente de Zaire, Mobutu Sese Seko, una reacción que generó sorpresa en el organismo.
Nadie hasta ese momento había cuestionado a China en el Consejo de Seguridad por esas operaciones. La declaración de Beijing "salió de la nada", dijo el presidente del organismo, Antonio Monteiro, de Portugal.
Esta acumulación de versiones y desmentidos se generó cuando las fuerzas de la rebelde Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo-Zaire están a apenas cuatro horas de tren de Kinshasa, la capital.
Es probable que Beijing haya reaccionado más a versiones de prensa como la del diario estadounidense The Boston Globe, que informó sobre la entrega de cinco cazas MiG-21 a fuerzas de Mobutu, que a presiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), admitió el propio Monteiro.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos (Pentágono) no hizo comentario alguno sobre las versiones en torno a entregas de armas de China a Mobutu. A pesar de su reputación anticomunista, el enfermo líder de Zaire recibió apoyo de China y Corea del Norte, así como de Francia y Estados Unidos.
Las entregas de armas en cuestión, que incluye los MiG-21 y 600 toneladas de ametralladoras, lanzagranadas y municiones de Corea del Norte, permite prever una lucha feroz por la toma de Kinshasa entre las fuerzas de Mobutu y los rebeldes, según organizaciones de derechos humanos.
La AFDL tomó el martes la ciudad de Kikwit, ubicada a cuatro horas de Kinshasa, la capital de Zaire, por tren. Los insurgentes ya controlan dos tercios del territorio de Zaire.
Las autoridades de la ONU sostienen que si el líder de la AFDL, Laurent Kabila, trata de tomar Kinshasa por la fuerza, se producirá la lucha más cruenta que se haya producido en los seis meses que los rebeldes llevan en campaña.
"No es lógico pensar que Kinshasa depondrá las armas y dará la bienvenida a Kabila", dijo un funcionario de la ONU que reclamó reserva sobre su identidad.
Paradójicamente, la Alianza podría ser la más beneficiada por la generosidad militar de China. La mayor parte de los equipos y el apoyo logístico de los rebeldes procede de Uganda y Ruanda, países que también recibieron grandes cantidades de armas de ese origen.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) estimó en 1995 que China ayudó a armar a ex integrantes del ejército de Ruanda refugiados en el este de Zaire hasta hace poco. Estos refugiados fueron expulsados por la AFDL y la mayoría retornó a Ruanda o se internó en Zaire.
La entrega equitativa de armas a los dos bandos es coherente con la política china, que consiste en "permitir que los pueblos resuelvan sus propios problemas", según declaraciones oficiales.
Francia, Rusia y China son los principales vendedores de armas en Africa subsahariana, pues venden allí 3.100 millones de dólares de esas mercaderías por año, según el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.
"Creo que el armamentismo no es ahora como en la guerra fría, cuando hubo un intento por asegurar la influencia ideológica. Todas las ventas de China o Rusia se deben a la búsqueda de un beneficio económico", dijo Richard Knight, de la organización de derechos humanos Africa Fund, con sede en Nueva York.
De todos modos, Africa es considerada un mercado pequeño para el tráfico mundial de armas. Los compradores del continente están interesados sobre todo en armas ligeras. Pocos gobiernos participan en el intercambio, desarrollado fundamentalmente por el sector privado, dijo Steve Goose, de HRW.
Zaire fue un gran receptor de la asistencia de las grandes potencias durante la guerra fría, cuando el país fue utilizado como lugar de paso para suministrar armas a los rebeldes anticomunistas en Angola.
Mobutu, instalado en el poder en 1965 con la ayuda de Estados Unidos, recibió durante gran parte de sus 32 años en el poder el respaldo de ese país y de Francia. Washington comenzó a cortar sus lazos en los últimos años, cuando el dictador no llevó a cabo reformas económicas y políticas que había prometido.
Estados Unidos fue acusado de respaldar a Kabila durante el conflicto que comenzó en octubre, aunque Goose señaló que HRW no encontró evidencia alguna de suministro de armas a ninguno de los dos bandos por parte de ese país.
Un activista de derechos humanos que reclamó reserva sobre su identidad afirmó que existe evidencia de que Sudáfrica, durante el apartheid (régimen de segregación racial institucionalizada), tuvo vínculos encubiertos con Mobutu y que aún está involucrada en la venta de armas a los dos bandos.
Goose, por su parte, dijo que la eventual conexión sudafricana se limitaría a contratistas privados de armas, aunque no restó responsabilidad a Pretoria por estas transacciones.
Knight admitió que la contratista militar sudafricana Armscor aún "está administrada por la vieja guardia, gente que adora vender armas a todo el mundo", pero puso en duda que el gobierno del presidente Nelson Mandela esté involucrado en ese comercio.
El vicepresidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, "está profundamente involucrado en las negociaciones de paz en Zaire", recordó el funcionario de Africa Fund.
HRW detectó en 1995 "varios embarques aéreos directos de armas desde Sudáfrica hacia Zaire" que acabaron en manos de los refugiados ruandeses en el este del país, área hoy dominada por la AFDL. El canciller sudafricano, Alfred Nzo, dijo el año pasado que esas ventas se habían suspendido. (FIN/IPS/tra-en/fah/jl/mj/ip/97