Los casos de corrupción bancaria detectados en las últimas semanas en Vietnam dañaron la confianza del sector privado cuando el país asume una difícil transición de la planificación centralizada a la economía de mercado.
Como en los antiguos países comunistas de Europa oriental, entre ellos Albania, los escándalos financieros de Vietnam dejan en evidencia que el desmantelamiento de una economía dirigida sumado a la escasez de normas que rijan la actividad empresarial privada fortalecen la tentación del lucro fácil.
Una campaña del gobierno contra la corrupción entre operadores privados culminó con el arresto de dos conocidos empresarios acusados de "apropiación indebida de propiedad socialista", un delito que puede castigarse con la pena de muerte.
Tang Minh Phung y Luu Khuc Thin conspiraron, según las autoridades, contra la filial del estatal banco Vietcombank en ciudad Ho Chi Minh.
Phung, propietario de la firma Minh Phung Co. Ltd, obtuvo un crédito de EPCO Co., cuyo dueño es Thin, por 10.000 toneladas de acero y 3.000 toneladas de plástico. Estos bienes fueron la garantía de un préstamo de más de 20 millones de dólares concedido por el Vietcombank.
El préstamo no fue saldado, pero el acero y el plástico fueron vendidos.
La confianza en el sector bancario de Vietnam también resultó dañada en febrero, cuando el VP Bank, una de las principales instituciones privadas del país, no pagó en el plazo establecido una letra de crédito de tres millones de dólares.
Este episodio demostró los problemas de liquidez que sufren los bancos privados nacionales.
Existen en Vietnam medio centenar de bancos de fondos mixtos que comenzaron a operar hace seis años. Apenas diez por ciento de los 77 millones de habitantes han pedido préstamos o depositado dinero en el sistema bancario formal, de acuerdo con estimaciones oficiales.
La tierra es propiedad del estado en la comunista Vietnam, por lo cual los bancos cuentan con pocas opciones de bienes de garantía. Muchos bancos privados deben pedir préstamos, a su vez, a sus accionistas o a los amigos de sus gerentes.
El escándalo de Phung y Thin es mucho peor que el que dejó deudas incobrables a la Compañía de Exportaciones e Importaciones del Distrito de Tan Binh (Tamexco), propiedad del Departamento Financiero del Partido Comunista de ciudad Ho Chi Minh.
Los expertos perciben la posibilidad de una gran crisis en el emergente sector bancario privado, pues las deudas incobrables del Vietcombank y Tamexco a causa de estos casos de corrupción podrían ascender a alrededor de 200 millones de dólares.
Una corte judicial de ciudad Ho Chi Minh sentenció a muerte por fusilamiento a cuatro personas condenadas por defraudación, tráfico de influencias y pérdidas en apuestas ilegales de dinero perteneciente al estado debido al caso Tamexco.
Las deudas incobrables de Tamexco con bancos estatales y mixtos se estiman en 30 millones de dólares.
La corrupción creció con rapidez desde que las divisas extranjeras comenzaron a fluir hacia Vietnam en el último decenio, pues la transición a una economía de mercado atrajo la atención de los inversores internacionales.
Esa apertura generó la posibilidad de contratos de legalidad dudosa y obligó a la Asamblea Nacional (parlamento) a tomar medidas severas para frenar la corrupción, que, según estimaciones oficiales, costó al estado 150 millones de dólares en los últimos tres años.
La Asamblea Nacional aprobó en 1993 normas contra la corrupción que, sin embargo, no lograron frenarla, a medida que aumentaba el ingreso a Vietnam dinero de empresarios y donantes extranjeros.
El gobierno intenta demostrar mano dura. En los últimos meses, las cortes judiciales emitieron sentencias durísimas en varios casos muy difundidos.
Un nuevo proyecto de ley al respecto prevé para los funcionarios culpables penas de cadena perpetua y muerte en casos que impliquen pérdidas de más de 27.300 dólares.
Además, la iniciativa obligaría a todos los empleados del estado a declarar sus ingresos y sus bienes.
Do Muoi, secretario general del Partido Comunista de Vietnam, dijo que los funcionarios corruptos "serán castigados con severidad, incluso con la pena de muerte, sin importar sus cargos".
Los jueces vietnamitas cumplen las instrucciones del líder al pie de la letra, pero muchos observadores advierten que los acusados son, en su mayoría, empresarios y no funcionarios del gobierno. (FIN/IPS/tra-en/sb/js/mj/ip if hd/97