¿Qué tienen en común músicos como los estadounidenses Steve Wonder y Jimmy Hendrix, y el argentino Charly García con el venezolano Ilan Chester? Que todos ellos han hecho su propia versión de sus himnos nacionales.
¿Qué tienen de diferente? Que García, Hendrix y Wonder cosecharon un gran reconocimiento por sus interpretaciones, mientras Ilan, el último que acometió la tarea, ha soportado todo tipo de agresiones de los puristas del patriotismo.
Todo comenzó cuando la agencia de publicidad Nolck/Fisher, Justus decidió regalar a sus clientes y amigos durante el último fin del año una nueva versión del Himno Nacional de Venezuela, para lo que contactó al entusiasta Ilan, recientemente alejado de los conciertos y los discos, pero no de la composición.
El resultado fue una edición limitada de un CD incrustado en un tríptico con la bandera tricolor venezolana flameando en irregular y moderno "degradé", de la que el público en general sólo tuvo noticia cuando se cedieron los derechos audivisuales a una televisora, para amortizar costos de la costosa iniciativa.
El pandemonium llegó cuando el privado Canal 2 pasó a transmitir la versión de Ilan en los tres horarios que es obligatoria la transmisión del Himno Nacional: al comenzar la programación, al mediodía y a medianoche.
Ilan comenzó a recibir críticas xenófobas de quienes consideraban más que un irrespeto su versión y le recordaban despectivamente que su lugar de nacimiento fue Israel y su religión la judía, un extremo éste incorrecto, porque desde muy joven el cantautor es de confesión hinduista Krishna.
Otros, a través del popular "Correo del Pueblo" del diario El Universal de Caracas, calificaron la versión de atentado a los símbolos patrios, "poco marcial" o "afeminada y sensual". Algunos llegaron a pedir "una sanción ejemplarizante".
Mientras, la Sociedad Bolivariana demandó al presidente Rafael Caldera que prohibiera la transmisión de toda versión del Himno Nacional que no fuera la oficial, lo que hasta ahora no ha sucedido.
Lo paradójico es que el himno "Gloria al bravo pueblo" fue en su primera versión, en 1810, una canción de cuna, para camuflar el mensaje de los independentistas durante su lucha contra los españoles, según recordó el líder del Taller de Juglares, Bartolomé Díaz.
Las dudas sobre la autoría de la música y la letra que definitivamente fue adoptada como versión oficial a fines del siglo XIX aún persisten y también se tuvieron que decretar sus autores oficiales, en una letra con graves errores gramaticales, admiten incluso miembros de la Sociedad Bolivariana.
Pero el Himno de Ilan, como ya se le conoce, no es el primero que se aleja de los sacrosantos cánones de los símbolos patrios, puesto que el mayor exponente de la canción de protesta de los años 70, el fallecido Alí Primera, impuso sin problemas su muy seguida versión, que conmocionó positivamente el ambiente.
Peor suerte corrió el colombiano Alfredo Gutiérrez, pilar de los "Corraleros de Majagual", cuando entonó en la occidental ciudad de Maracaibo el himno venezolano al ritmo de vallenato, por lo que fue golpeado, detenido y torturado, generando una crisis diplomática, según recordó la musicóloga Lil Rodríguez.
Pero también ha habido juicios muy favorables a la versión de Ilan, tanto en el "Correo del Pueblo, que dedicó sesiones casi completas a la polémica, y en la edición electrónica del diario El Nacional, donde se colocó incluso el video musical como base de los pronunciamientos de los usuarios.
Han sido sobre todo jóvenes los que indicaron que nunca lograron interesarse o aprender la versión oficial del himno, pero que el de Ilan lo siguen con deleite y ya lo conocen de memoria, por su pegadizo estilo de balada, así use un sólo instrumento, el piano, y respete integramente la letra.
"Nunca me había conmovido hasta las lágrimas ni había sentido el Himno Nacional tanto como con la bellisima versión de Ilan", dijo Antonio Brito, antes de criticar que al llegar el siglo XXI mentes obtusas y prehistóricas prentendan que el himno no se cambie y actualice para llegarle a las nuevas generaciones.
"Esta es la manera de que los jóvenes nos integremos a nuestros símbolos", acotó Maria Eugenia Salgueiro, de 22 años, quien dijo que nunca hubo forma de que la versión oficial le llamara la atención, como no fuera para apagar la radio o la televisión, pero la de Ilan "me pone la piel de gallina".
El músico Aldemaro Romero, un recreador de todo tipo de música de fama internacional, resumió su aprobación con un "Gloria al bravo Ilan", recordando que el himno no es más que una canción, patriótica, pero canción, y como tal, cada intérprete la cambia, lo noten o no los cancerberos de los símbolos patrios.
El vicepresidente del canal 2, Vladimir Gessen, dijo que su canal proyecta seguir transmitiendo la versión de Ilan, varias veces más de las obligatorias, porque se ha comprobado que "cada vez que se difunde, las personas permanecen en la audiencia, mientra que antes la gente cambiaba de canal".
Rodolfo Nolck, presidente de la agencia que tuvo la idea, dijo que pese a las críticas y los tabúes, la creación de Ilan logró lo que se pretendía: "despertar el orgullo, la confianza y el optimismo", en una población con su autoestima quebrada.
Añadió que su agencia decidió compartir la criatura, pero a condición de que no se comercialice, ni se patrocine ni se apropien del tema, mientras Gessen resaltó que el video muestra, además de Ilan, niños, jóvenes y ancianos, con el crisol de razas de Venezuela y que aparecen activos y confiados en el futuro.
Algo criticado por los puristas, que dicen que sería peligroso que los niños y jovenes aprendan la interpretación de Ilan, como están haciendo, en lugar del himno oficial, que muchos aseguran desconocer, pese a que también en las escuelas está impuesto como un rito diario.
Quien no ha hablado hasta ahora es el mismo Ilan, carismático cantautor de 44 años de aspecto juvenil, naturista, irónico y de pensamiento conservador, que ya creó el himno informal de Caracas con su Canto al Avila, la gran montaña que domina al norte el valle capitalino y lo separa del mar.
Ilan, considerado el mejor músico y cantante de Venezuela, fue el mayor exponente del movimiento de música urbana que germinó la década pasada, cuando Venezuela ingresó a la lista de naciones en crisis, y al ritmo pegadizo de la balada suma letras sobre la cotidianidad con pinceladas de crítica social.
Retirado tras una serie de grandes conciertos en el último trimestre de 1996, alegando estar cansado del "show business" y querer dedicarse sólo a componer para otros y a su familia de seis hijos, así como a la creación de un centro naturista Krishna, la polémica lo habrá reafirmado en su decisión. (FIN/IPS/eg/ag/ip- cr/97