UGANDA: Otra vez auguran el fin del fundamentalismo bíblico

El general Salim Saleh, hermano menor del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, y conductor del ejército en el norte del país, pronosticó que la guerra contra el fundamentalismo bíblico del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) acabará antes de junio.

No es ésta la primera predicción sobre los rebeldes en el norte de Uganda. Si hubieran sido certeras las que se pronunciaron cuando comenzó el conflicto hace 10 años, el LRA de Joseph Kony ya sería cosa del pasado.

Saleh afirmó en abril de 1996, cuando asumió su actual cargo, que la guerra acabaría a fines de ese año. Un mes antes, el propio Museveni apostó 1.000 dólares a un periodista que Kony estaría muerto y su rebelión aplastada en octubre. Perdió la apuesta.

El día 5, Saleh aseguró a Capital Radio, una emisora de radio de frecuencia modulada en Kampala, que a Kony solo le quedaban 600 fieles milicianos. Fue la segunda vez que anunciaba la inminencia del triunfo del ejército desde que se le asignó la conducción de las tropas gubernamentales en el norte.

Un día antes, representantes del pueblo acholi, que sufre en carne propia los secuestros y las matanzas del LRA, se reunieron en Londres para buscar caminos que conduzcan a una paz duradera.

El gobierno y el ejército intentan poner fin al conflicto por la vía militar, pero los dirigentes acholi y diversos políticos argumentan que la opción elegida ha fracasado.

Por eso, presionan a Museveni para que procure negociar con los rebeldes, pero el mandatario se niega a hablar con aquéllos a quienes considera "bandidos".

"Kony no es el tradicional político disidente. Ningún gobierno hablaría de paz con criminales que no tienen un planteo político", dijo a IPS Owini Dollo, ministro de estado residente en el norte de Uganda.

Dollo, legislador nacional perteneciente al pueblo acholi, considera que el gobierno dejaría sentado un precedente peligroso si accede a negociar con el LRA.

Pero Nobert Mao, otro parlamentario acholi, cree que el gobierno debería acceder. "Nosotros somos los que sufrimos las atrocidades de Kony. ¿Por qué el gobierno se niega a hablar con él si nosotros creemos que ese es el único medio para poner fin a la guerra?", se preguntó.

La opinión de Mao es compartida por la mayoría de los 15 legisladores acholi, para quienes perdonar a Kony y a sus seguidores no es un precio demasiado elevado para alcanzar la paz.

Kony, un ex herborista que no finalizó la escuela primaria, es primo de la "sacerdotisa" Alice Lakwena, quien lideró el Movimiento del Espíritu Santo y predicaba que las piedras arrojadas por los creyentes podrían explotar como granadas.

Lakwena fue derrotada en 1987 a 160 kilómetros de Kampala, cuando avanzaba sobre la capital al frente de 20.000 hombres. Kony, que comenzó su lucha en 1988, se considera el heredero espiritual de su prima, hoy en el exilio.

Desertores de la guerrilla y rebeldes capturados por el ejército aseguraron que Kony cree ser guiado por el Espíritu Santo.

El LRA pretende instaurar en Uganda un gobierno basado en los diez mandamientos bíblicos. Más recientemente, Kony dijo luchar por el pluripartidismo, un pronunciamiento que podría concederle cierta legitimidad política.

Pero los procedimientos del LRA son brutales. Sus milicias cortan las orejas, la nariz o los labios a las víctimas que no acaban asesinadas.

El gobierno y el ejército no reconocen ningún apoyo popular a los rebeldes. Pero muchos soldados creen que la presencia del LRA sólo puede explicarse por algún nivel de colaboración de los habitantes del norte.

El gobierno de Uganda sostiene, y ex rebeldes lo confirman, que Sudán suministra a los rebeldes armas y alimentos como pago por sus acciones contra el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), que aspira a la secesión.

El grueso de sus fuerzas está integrado por hombres y mujeres secuestrados y llevados a las bases de la organización en Sudán, para obligarlos a combatir contra los insurgentes sudaneses como contrapartida a la ayuda que Jartum proporciona al LRA.

Muchos de los secuestrados son niños y adolescentes, pues Kony les considera fáciles de adoctrinar y controlar, ignoran el temor en la batalla y se adaptan mejor a las dificultades de la selva.

La oficina nacional del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que el LRA secuestró al menos a 6.000 niños.

Las adolescentes son entregadas generalmente a los comandantes como esposas, pues, si tienen hijos, olvidan sus planes de escapar. Se dice que Kony tiene 28 mujeres y numerosos hijos.

"Si se producen más combates, somos nosotros los que sufriremos las consecuencias. Además, un rebelde muerto en combate podría ser uno de nuestros hermanos o hijos secuestrados", dijo a IPS un empresario de la región.

Cada vez que el gobierno anuncia la derrota del LRA, los rebeldes se repliegan y la guerra continúa.

En 1991, el ejército desarrolló durante cuatro meses la ambiciosa "Operación Norte". Por un tiempo, los rebeldes parecían haber desaparecido, pero luego reiniciaron sus ataques, supuestamente con el patrocinio del gobierno de Sudán.

Los insurgentes han realizado masacres a gran escala y emboscadas y sembraron minas antipersonales en todo el norte de Uganda. Sus actividades bélicas provocaron la quiebra económica de la región.

En abril de 1995, los rebeldes atacaron un poblado y mataron a alrededor de 250 personas. En septiembre de 1996, incursionaron en un campo de refugiados sudaneses y ejecutaron a más de cien de sus habitantes. En enero de este año, asesinaron a más de 400 civiles.

El gobierno no siempre se opuso a negociar con el LRA. A comienzos de 1994, la entonces ministra para asuntos del Norte, Betty Bigombe, inició conversaciones con Kony. En ese entonces, los ataques del ejército habían debilitado al LRA, cuyo líder parecía dispuesto a entregarse.

Pero Museveni puso fin a las negociaciones y acusó a los rebeldes de pretender con ellas ganar tiempo para comprar armas en Sudán.

El presidente prometió la amnistía a los seguidores de Kony que se entreguen, medida de la que exceptuó de forma expresa al líder rebelde y sus comandantes.

Pero el ministro de Relaciones Exteriores, él mismo jefe tradicional de una tribu del norte, Martin Aliker, dijo el 24 de marzo a sus pares acholi que Museveni le dio luz verde para efectuar contactos con los rebeldes con miras a conversaciones de paz.

Pero el asesor de prensa del presidente, John Nagenda, recordó que su superior "ha dicho permanentemente que nunca concederá una amnistía a Kony". "Me sorprendería que cambiara de idea", agregó.

Andrew Okello, un contador acholi, dijo a IPS que la intención real de Museveni es perjudicar a la población del norte de Uganda. "Hay gente en el sur que quiere que sigamos sufriendo porque la guerra los beneficia, incluso al gobierno", sostuvo. (FIN/IPS/tra- en/vll/kb/mj/ip hd pr/97

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