Las periódicas crisis económicas determinan el aumento de los suicidios en Trinidad y Tobago, según concluyó la ex senadora independiente y trabajadora social Louise Horne.
Horne destacó que en 1970 se sucidaron 90 personas, mientras la gravedad de la situación económica provocaba disturbios y el llamado Poder Negro amenazaba con derrocar al gobierno.
En 1980, al mejorar la economía, la cantidad de suicidios disminuyó a 43. Pero 10 años después se incrementó a 170, cuando otra crisis económica dio lugar al frustrado golpe de estado del grupo islámico Jamaat al Muslimeen.
En 1991 hubo 148 suicidios, 163 en 1992, 174 en 1993, 148 en 1994 y 175 en 1995.
Hace unas semanas, los amigos de Gregg Cason, de 41 años, notaron cicatrices en las muñecas de ese geólogo desempleado. El 1 de este mes, Cason inhaló el dióxido de carbono de su auto encendido hasta morir.
La semana pasada, Leslie Brizan, de 37 años, eligió la oscuridad de su cabaña y una cuerda para colgarse de una viga de madera
Algunos investigadores creyeron ver una predisposición étnica al suicidio en la población de Trinidad y Tobago, aunque la opinión mayoritaria rechazó esa hipótesis. +
El mayor número de suicidios corresponde a las zonas rurales de Trinidad. Tobago, la menor de las dos islas que conforman el país, registra una cantidad inferior, tanto en términos absolutos como proporcionales.
La mayor predisposición al sucidio se observa en el grupo de edad entre los 20 y los 54 años.
Horne admitió que "en las disciplinas sociopsicológicas, la falta de investigación de este problema radica en la dificultad para determinar la cantidad de suicidios e intentos de suicidio. No existe un sistema adecuado para registrar, clasificar y codificar los casos de muerte".
No obstante, hay consenso en que un promedio de 150 suicidios por año en una población de 1,3 millones de habitantes es un dato preocupante.
El suicidio entre los jóvenes se relaciona en muchos casos con conflictos entre padres e hijos, especialmente tratándose de la comunidad de origen indio, descendiente de trabajadores llegados al país en el siglo XIX a iniciativa de la administración británica.
También se ha registrado el sucidio de padres de familia de etnia india que habían desaprobado a la pareja de su hijo. Otra causa entre los jóvenes es la pérdida de exámenes en enseñanza secundaria.
Así mismo, "la imposibilidad de abandonar el hogar paterno para residir en otro lado produce baja autoestima, desaliento, depresión y rebeldía frente a las decisiones de los padres", señaló Horne.
Otra faceta del fenómeno es el número de asesinatos/suicidios entre parejas. En la mayoría de los casos verificados, el hombre asesina a su esposa, a veces también a sus hijos, y luego se suicida.
El caso más reciente ocurrió en el distrito de San Fernando, cuando un hombre golpeó a su concubina en la cabeza y, mientras ella estaba inconsciente, le vació un recipiente de veneno en la boca. Luego se dio muerte ingiriendo un herbicida.
Las estadísticas revelan que la gran mayoría de mujeres asesinadas mueren a manos de hombres que las conocen. Y la mayoría de los suicidas son hombres. En 1993, de 174 personas que tomaron sus vidas, 117 eran varones.
"Los hombres perdieron gran parte de su poder en el hogar, y muchos no lo aceptan. El problema surge cuando hay dificultades económicas o se trasciende la barrera de la moralidad convencional", observó Horne.
"Las nuevas tecnologías acabaron con trabajos tradicionales, y en varios casos, es la mujer quien lleva el dinero a la casa. Frustrado, el hombre se torna violento y en ocasiones, recurre al suicidio", agregó.
Los investigadores encuentran en la recesión económica de los años 80 el origen de algunos problemas sociopsicológicos actuales.
Trinidad y Tobago tuvo 10 años de prosperidad económica debido a la bonanza del petróleo en los años 70, y en 1980 se registraron 43 suicidios, la cantidad menor hasta ahora.
Pero poco después cayeron los precios del petróleo, la economía se resintió y los ingresos disminuyeron. (FIN/IPS/tra- en/wg/cb/aq/pr/97