El turismo y la promiscuidad serían los responsables de la creciente incidencia del sida en Tobago, una isla que comenzó a establecerse como alternativa a otros destinos turísticos tradicionales del Caribe.
Tobago evadió por mucho tiempo el flagelo del sida pese a la altísima tasa de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en la isla hermana de Trinidad. Ambas islas tienen en total 1,3 millones de habitantes.
Mientras Tobago tuvo sólo unos pocos casos de VIH antes de 1990, en Trinidad el sida ya era antes de ese año la tercera causa de muerte de los jóvenes entre 15 y 24 años y la segunda para los hombres de 25 a 34 años.
Actualmente, al menos una persona de cada una de las aldeas de Tobago, menos una, es portadora del VIH. Entre 1990 y 1996, se conocieron 218 nuevos casos de seropositivos, la mayoría hombres, y en el mismo período murieron 91 personas de sida.
Las estadísticas oficiales revelan sólo una parte de la realidad, ya que no incluyen a las personas que eligieron realizarse exámenes en laboratorios privados o en Trinidad.
Las cifras se conocieron en una reciente conferencia sobre Juventud, Vida Familiar, Salud Mental y Sida, convocada tras la muerte por sida de una adolescente de 14 años que admitió haber tenido relaciones sexuales con más de 30 hombres de 19 a 29 años.
Mentor Melville, médico de condado, atribuye directamente el notorio aumento de infecciones por VIH en la isla al advenimiento del llamado turismo sexual, la prostitución y la pornografía.
El turismo sexual de Tobago involucra, además de residentes locales, a mujeres y hombres europeos y estadounidenses. La actividad es dirigida con eficiencia empresarial por "agentes turísticos" que anuncian en revistas extranjeras sus "paquetes", incluyendo los servicios de un o una acompañante local.
En 1995, una turista suiza conocida localmente como «Simonetta» fue deportada luego de declarar en un programa de televisión que era portadora del VIH y había tenido relaciones sin protección con numerosos hombres de Tobago.
Algunos de sus acompañantes ocasionales se negaron a creerle y a someterse a exámenes médicos. Dos años después, no existe aún una legislación específica sobre el tema.
También hay mujeres prostitutas que ofrecen sus servicios a los turistas. Muchas trinitarias se alojan temporalmente en Tobago durante la alta temporada turística de invierno.
En comparación con Trinidad, la isla más desarrollada industrialmente, Tobago es una curiosa mezcla de conservadurismo y permisividad.
En una economía donde el turismo es la única industria aparte de los decadentes sectores de la agricultura y la pesca, casi todos los comercios cierran los domingos mientras la población asiste a misa o a bautismos.
Sin embargo, los jóvenes comienzan su actividad sexual a muy temprana edad, se espera que los hombres tengan más de una mujer a la vez, y el incesto es algo demasiado común. Ahora que el virus ha logrado imponerse en prácticamente cada aldea de la isla, esos factores hacen prever un desastre.
Los enfermos de sida mueren muy rápidamente en Tobago. Cerca de 30 por ciento de ellos no sobreviven los primeros 12 meses luego del diagnóstico.
Aunque la atención médica es gratuita en las instituciones públicas, el único hospital de Tobago carece de recursos para adquirir las costosas drogas necesarias para el tratamiento de los sidosos. Generalmente las víctimas mueren en su casa.
Según Melville, la campaña de educación contra el sida no está funcionando, y la única solución consiste en modificar el comportamiento de la población.
Por el momento, sin embargo, el sida es el último tema de conversación en las cada vez más concurridas playas de Tobago, señalan los observadores. (FIN/IPS/tra-en/he/wg/cb/ml/he/97