Niñas y adolescentes birmanas refugiadas en Tailandia, acosadas por la pobreza y por el ejército de su país, se han visto obligadas a prostituirse, advirtió una organización de derechos humanos.
El Consejo de Derechos Humanos de la Mujer Asiática (AWHRC) investigó la violación de derechos y el comercio sexual en la frontera entre Birmania y Tailandia y dio a conocer en Mumbai (ex Bombay) los hechos comprobados, con vistas a la reunión que mantendrán el mes próximo en Maldivas los líderes de Asia meridional.
El AWHRC pretende que la cumbre reconozca las violaciones a los derechos humanos en Birmania y en los campamentos de refugiados en Tailandia, y que presione al régimen militar de Rangún en procura de la democratización del país.
La mayoría de los refugiados en el área fronteriza son mujeres de las minorías étnicas de Birmania. "El trabajo indocumentado y el comercio sexual a gran escala florecieron a causa de la pobreza y la falta de protección que afectan a esas mujeres", se consignó en el informe.
"Sin alimentos ni refugio, sustento, paz ni seguridad, cada vez más mujeres" del grupo karen y de otras etnias birmanas "se someten al comercio sexual", se agregó. La karen es la segunda minoría étnica de Birmania, después de los shan.
Cuarenta mil birmanas entre 10 y 16 años se vieron forzadas a trabajar en burdeles de Tailandia, denunció el AWHRC, que visitó los campamentos de refugiados karen en el distrito de Mae Sot, en el norte de Tailandia.
La inspección coincidió con la mayor ofensiva del ejército birmano desde 1995 contra la Unión Nacional Karen, el mayor de los grupos insurgentes que operan en la zona fronteriza.
La delegada Meena Seshu informó que el Consejo Estatal de Restauración de la Ley y el Orden, la junta militar de Birmania, concentró tropas en la frontera durante la visita de la misión humanitaria.
Las mujeres entrevistadas por los delegados del AWHRC afirmaron que viven bajo la amenaza permanente de los militares birmanos, que invaden los campamentos y proceden al reclutamiento forzoso de refugiados para el ejército, dijo Seshu.
Tres campamentos en la frontera fueron incendiados en los dos primeros meses de este año por los soldados birmanos.
Al menos 100.000 karen huyeron de Birmania hacia la incierta seguridad de los campamentos de refugiados en Tailandia. Varias organizaciones humanitarias afirmaron que casi 1.000 refugiados ya fueron obligados a volver a su país.
Las personas entrevistadas por el AWHRC opinaron que el gobierno tailandés hace caso omiso de las incursiones birmanas en la frontera o está en connivencia con la junta militar para obligar a los karen a abandonar los campamentos, que se hallan en la zona prevista para el tendido de un gasoducto.
"Debe presionarse a la junta gobernante para que restaure la paz y la dignidad en el país", de modo de acabar con las extremas violaciones a los derechos humanos en Birmania y en los campamentos de refugiados", señaló el AWHRC.
El informe criticó la "política de diálogo constructivo" que la Asociación de Naciones del Sudeste de Asia y la Unión Europea mantienen con Birmania, una actitud que "legitima el régimen birmano".
La junta militar instalada en septiembre de 1988 atacó a los karen y reprimió sistemáticamente los derechos humanos en el país, y decenas de miles de personas fueron obligadas a exiliarse.
La misión del AWHRC no pudo visitar los burdeles de Tailandia, pero entrevistó a muchas trabajadoras sexuales que informaron de cinco mujeres muertas este año de enfermedades relacionadas con el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en el distrito de Mae Sot.
"Desde que la ley tailandesa prohibió la prostitución infantil, la práctica se tornó clandestina y muchas de las jóvenes" birmanas que trabajan en los burdeles no tienen ninguna clase de asistencia ni control de salud, advirtió Seshu.
Su situación es peor por haber cruzado la frontera en forma ilegal. Los traficantes les prometen trabajo en las granjas de Tailandia, pero las llevan a los burdeles.
Según la organización no gubernamental Asiawatch, la presencia del virus del sida es tres veces superior entre las prostitutas de Birmania que entre las tailandesas. La razón sería que las segundas están en mejores condiciones que las primeras para exigir prácticas de sexo seguro. (FIN/IPS/tra-en/mm/an/aq-ff/ip- pr/97