Un libro de la periodista Samia el Nager, el primero de su tipo escrito por una sudanesa, revela la dura vida de mujeres de Sudán, quienes sufren grados extremos de discriminación legal y cultural.
"Mujer, ley y desarrollo" describe con lujo de detalles lo que significa vivir bajo un sistema en que los derechos humanos son violados a diario, mientras pocas puertas se abren al llamado de las mujeres.
La situación de las mujeres en Sudán, dijo el Nager, es peor que en cualquier otro país islámico. Sudán, al igual que muchos países de gobierno musulmán de Africa, no ratificó la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
Unos 150.000 ejemplares del libro, escrito en árabe, fueron distribuidos en Sudán por Afha Women University Press. En él, El Nager critica las leyes laborales del país, las relaciones familiares y la reinante discriminación contra las sudanesas.
"No se puede separar a las mujeres del desarrollo; el desarrollo sin la participación de las mujeres es como un automóvil sin motor", escribe en el capítulo introductorio.
En lugar de centrarse específicamente en el viejo paradigma de la mujer en el desarrollo, El Nager destaca la importancia de la participación de las mujeres y los hombres, en la toma de decisiones y la planificación en todos los sectores, incluyendo el hogar.
La detallada investigación del libro apunta a algunas de las áreas en las cuales los derechos humanos de las mujeres son negados por la legislación sudanesa. No tienen acceso a la tierra y su participación en la política y la vida pública es limitada.
Además, el número de niñas escolarizadas es menor que el de varones, y las mujeres tienen negado el acceso al crédito, no sólo por instituciones financieras locales, sino también por organizaciones internacionales que no entregan fondos prometidos para ese fin.
El Nager brinda pocas estadísticas para ilustrar sus argumentos, pero el libro es rico en análisis cuantitativo, en base a discusiones con mujeres y su investigación sobre la legislación.
La autora denuncia que las pocas mujeres en cargos de gobierno no tienen derecho a licencia por maternidad, ni a los seguros sociales brindados por el Estado.
Muchas mujeres, destacó, optaron por retirarse de la vida pública, el parlamento, las asambleas locales u otras altas posiciones en el sericio civil, para volver simplemente a sus vida hogareña.
Actitudes hostiles, analfabetismo y costumbres y tradiciones que no favorecen a la mujer evitan que las sudanesas emerjan como participantes en política y otras áreas, declara El Nagar.
Atta El Battani, profesor de la Universidad de Jartúm, aplaudió la aparición de "Mujer, Ley y Desarrollo". Durante décadas, las mujeres sudanesas tienen cerrado el paso a sus derechos al desarrollo. Las mujeres "deben escribir sobre sus sufrimientos para sobrevivir", afirmó.
En su comentario del libro Amina Badri, de la Universidad de Mujeres Afhad, puntualizó que la publicación no tiene en cuenta la violencia de género que causa daños físicos y psicológicos a las mujeres.
La violencia contra las mujeres viola sus derechos sociales y al desarrollo, dijo Amina en el semanario oficial "Nuevo Horizonte".
La violencia de género, añadió, incluye las golpizas a las esposas y la mutilación genital femenina, la violación y todas las formas de discriminación contra la mujer, las cuales tienen consecuencias económicas y psíquicas. (FIN/IPS/tra-en/nb/pm/mk/lp/pr/97