La sorpresa, seguida del alivio, marcó la reacción de Japón ante el repentino fin este martes del sitio de cuatro meses a la residencia del embajador de este país en la capital de Perú.
Las noticias del ataque llegaron a última hora de este martes, encontrando a muchos japonenes durmiendo, incluyendo al primer ministro, Ryutaro Hashimoto.
Este miércoles Hashimoto dijo en conferencia de prensa nacional que no tenía noticias del operativo de las fuerzas de seguridad peruanas, y fue despertado por un asesor que había visto imágenes del hecho en la televisión.
El primer ministro consideró "lamentable" que Perú no hubiera informado a Japón sobre el ataque con anticipación, no obstante agradeció al presidente peruano, Alberto Fujimori, por el exitoso manejo de la crisis.
Un rehén, dos efectivos del comando de gobierno y 14 guerrilleros pertenecientes al Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) murieron en al ataque sorpresivo. Los restantes 71 rehenes, entre ellos 20 japoneses, fueron liberados con vida, aunque algunos resultaron heridos.
Los cautivos estaban retenidos en la residencia del embajador de Japón en Lima desde que los guerrilleros del MRTA la tomaron por asalto durante una fiesta, el 17 de diciembre del año pasado.
Hashimoto manifestó "un sentimiento de pena por las personas que murieron" y "agradeció eternamente a las que resistieron", dijo Hashimoto.
Fujimori se comunicó telefónicamente con Hashimoto poco después del operativo, para explicar las razones por las cuales la acción se había mantenido en secreto, mientras informaciones indicaron que el primer ministro japonés dijo que, de haber pasado por la misma situación, muy posiblemente habría hecho lo mismo.
Hashimoto y Fujimori mantenían contactos diplomáticos de alto nivel desde diciembre, reuniéndose en Toronto, Canadá, en febrero, para acordar que la toma de la residencia en Lima fuera tratada sin entregarse al terrorismo o dañar a los rehenes.
Varios diplomáticos peruanos también visitaron Tokio para mantener conversaciones en los útlimos meses.
Entre los visitantes más recientes a Tokio a comienzos de abril figuró el presidente del Congreso de Perú, Víctor Joy Way Rojas, quien solicitó a Japón paciencia y confianza en el manejo militar de la situación.
Hasta el operativo de este martes de las fuerzas de seguridad peruanas, informaciones indicaron que se negociaba el libre pase a Cuba de los guerrilleros que sitiaban la residencia del embajador.
Pero muchos japoneses dieron un suspiro de alivio en la mañana de este miércoles. Muchos compraron ediciones extra que varios diarios lanzaron a primeras horas de este miércoles.
Durante meses medios japoneses se mantuvieron alertas frente a la residencia en Lima, compitiendo entre sí y siguiendo de cerca las negociaciones mediadas por la Iglesia Católica.
Desde diciembre, algunas empresas japonesas que tenían empleados entre los rehenes instalaron "centros de crisis" para que amigos, familiares y el público siguieran de cerca el curso de los acontecimientos. (FIN/IPS/tra-en/js/lp/ip/97