Los rehenes del insurgente Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) supieron con 10 o 20 minutos de antelación que las Fuerzas Armadas de Perú asaltarían hoy la residencia del embajador de Japón para rescatarlos.
Los 14 guerrilleros que mantenían cautivas a 72 personas desde el 17 de diciembre jugaban fútbol de salón, cuando el estallido de una granada dio muerte a la mayoría de ellos. Fue el comienzo de una operación militar planeada para concluir en 10 ó 15 minutos, pero que se prolongó 40 minutos.
Así lo reveló este martes de noche el embajador de Bolivia en Perú, Jorge Gumucio, en contacto telefónico desde Lima con la periodista Amalia Pando, de Periodistas Asociados Televisión (PAT) de La Paz.
Gumucio formuló sus declaraciones apenas tres horas después de recuperar su libertad junto con otros 70 cautivos del MRTA. El embajador boliviano era el único ciudadano no peruano ni japonés que el MRTA retenía para canjear por guerrilleros presos.
El comando insurgente, encabezado por Néstor Cerpa, número dos del MRTA, pretendía obtener a cambio de Gumucio la libertad de cuatro miembros de esa organización encarcelados en Bolivia por el secuestro en 1995 del industrial Samuel Doria Medina.
"El operativo era algo que estábamos esperando desde hace algún tiempo. Nos avisaron 10 minutos antes, de modo que más o menos algunos pudimos prepararnos. Esperamos el ingreso" de las fuerzas de asalto, dijo Gumucio.
Con voz serena y por momentos emocionada, el diplomático relató que la operación fue de "alta cirugía", aunque tuvo el costo para el gobierno peruano de la muerte de un rehén y de dos militares.
Mientras, no hubo sobrevivientes entre los guerrilleros, según informó en Lima el presidente peruano Alberto Fujimori.
El diplomático boliviano reveló que los rehenes se enteraron del operativo porque "hubo una comunicación interna a uno de los oficiales, que se hizo saber por alguna forma".
También explicó que en el momento elegido para el rescate la mayoría de los captores estaban jugando un partido de fútbol improvisado en la planta baja del edificio.
"Debajo de esa sala estaban los túneles donde (las fuerzas de seguridad) habían echado explosivos. El operativo empezó con la voladura del piso donde ellos jugaban, e inmediatamente, por otros túneles adicionales, entraron las tropas especiales", relató.
Gumucio dijo que las fuerzas también ingresaron por el segundo piso, donde se encontraban todos los rehenes. "De modo que salimos evacuados por dos puertas que se habilitaron, las únicas dos posibles vías para salir", agregó.
El diplomático afirmó que no vio los cadáveres de los guerrilleros, pero que, según le dijeron, la mayoría de ellos cayeron en un intercambio de balazos. "Cinco o seis emerretistas trataron de resistir, y el operativo que debía durar de 10 a 15 minutos duró 25", manifestó.
En cuanto a los liberados, Gumucio reveló que el canciller de Perú, Francisco Tudela, recibió dos balazos, uno en una pierna y otro en una axila, heridas que poca gravedad. Algunos de los restantes rehenes, agregó, sufrieron lesiones menores por esquirlas de granada.
El diplomático agradeció el apoyo recibido por él y su familia de parte del presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada.
"Estoy muy orgulloso de haber representado a Bolivia en una situación tan difícil. En el momento en que terminó el rescate, los soldados peruanos vivaron primero a Perú, y luego vivaron a Bolivia y a Japón. Tuve una gran emoción", dijo el embajador.
Fuentes diplomáticas informaron a IPS en Sucre, donde se reúnen los presidentes de Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela, que Sánchez de Lozada se comunicó telefónicamente con Gumucio, quien, a su vez, dijo que volvería a La Paz este fin de semana.
En esta ciudad boliviana, Sánchez de Lozada, el mandatario colombiano Ernesto Samper, el ecuatoriano Fabián Alarcón y el venezolano Rafael Caldera expresaron su satisfacción por el final de la crisis de los rehenes, en declaraciones separadas que formularon tras una sesión de trabajo. (FIN/IPS/jcr/ff-mj/ip/97