Estimulada por la caída del presidente Alberto Fujimori en las encuestas y por el creciente descontento popular provocado por los resultados sociales de las medidas económicas de su gobierno, la izquierda peruana trata de reagruparse para participar en las elecciones del 2000.
Según fuentes vinculadas al socialdemócrata partido Aprista, en marzo pasado algunos de sus dirigentes iniciaron conversaciones con un sector de la atomizada izquierda marxista, para estudiar la posibilidad de crear un frente electoral.
El proyectado bloque se enfrentaría a la candidatura reeleccionista de Fujimori, así como a los postulantes que asuman su política económica.
Otro sector de la izquierda forma parte de la Unión del Pueblo Peruano, que en 1995 respaldó la candidatura presidencial del ex secretario general de Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar y libra lucha ideológica en esa organización con un ala "neoliberal".
El tema se conoció cuando aún no se disipan los ecos del revuelo político provocado por el rumor de que el ex presidente Alan García estaría dispuesto a abandonar su exilio en Colombia para retornar a Perú y presentar su candidatura en las próximas elecciones.
García enfrenta un juicio por presunta corrupción y, según el rumor, cuya fuente se presume en Bogotá, está dispuesto a demostrar ante los tribunales la falsedad de las acusaciones en su contra, que lo vinculan a sobornos pagados por la empresa italiana constructora del Tren Eléctrico de Lima.
Las conversaciones entre el APRA y el sector más radical de la disuelta Izquierda Unida (IU) son promovidas por el líder aprista Carlos Roca, y los congresistas izquierdistas Javier Diez Canseco y Gustavo Mohme.
Roca es uno de los pocos dirigentes apristas que mantuvo siempre relaciones amistosas con los líderes de Izquierda Unida, pese a la tradicional rivalidad ideológica entre su partido y los movimientos marxistas.
Por su parte, Diez Canseco dirige el Partido Unificado Mariateguista (PUM), la organizacion más radical de la izquierda, en tanto que Mohme es propietario de uno de los diarios de mayor circulacion en el país.
Los tres, a los que se sumaron otros dos dirigentes apristas, Carlos Esteves, del Partido Comunista Peruano (PCP), y Manuel Dammert, del Partido Comunista Revolucionario (PCR), se reunieron recientemente para evaluar la primera movilización popular conjunta realizada el 20 de marzo.
Esa movilización tuvo carácter de ensayo de cooperación entre dos fuerzas políticas y sindicales tradicionalmente adversarias y fue convocada por la Confederación General de Trabajadores del Perú para protestar contra el desempleo.
Como resultado de la evaluación se desestimó por el momento promover un paro nacional contra la política económica de Fujimori, pero se consideró conveniente seguir explorando la posibilidad de crear condiciones para un frente de oposición política e ideológica al neoliberalismo.
El Apra y la izquierda marxista negocian en condiciones relativamente deprimidas, como resultado de los rudos contrastes sufridos en las dos últimas elecciones nacionales.
El Apra ganó las elecciones de 1985 con 51 por ciento de los votos, pero en los comicios siguientes, en 1990, en los que triunfó Fujimori, obtuvo 19 por ciento y en 1995 su candidato presidencial tuvo menos del cinco por ciento.
La izquierda tuvo un proceso parecido, pues del 25 por ciento que cosechó en 1985 bajó a cuatro por ciento diez años después.
Según las fuentes informantes, ni el Apra ni la izquierda radical tienen claro aún cómo participar en las elecciones del año 2000.
En el partido socialdemócrata una corriente propone respaldar la candidatura de una personalidad independiente, porque tendría mayores posibilidades de éxito, en tanto que otra considera necesario dar una clara batalla ideológica y recuperar para el partido el espacio político que tuvo.
En este último sector algunos dirigentes consideran que Alan Garcia debería dejar su exilio en Bogotá y retornar a Perú para ponerse a la cabeza de su partido en la contienda electoral.
Aunque dirigentes apristas muy próximos al ex presidente, como su abogada Judith de la Matta, desmientan la posibilidad de un retorno de García, "por falta de garantías de imparcialidad del Poder Judicial", se supone que el rumor lo originó el propio ex mandatario desde Colombia.
En la izquierda radical tampoco está claro si conviene apoyar a un independiente o crear un frente político "antineoliberal". La discusión se complica por la rivalidad de los líderes de los pequeños grupos que formaban la IU .
Mohme, con el apoyo de Dammert y de otros dirigentes izquierdistas, propone que todos los partidos que antes conformaron ese frente se fusionen en una sola organización que suscriba un pacto con el Apra.
A diferencia de ellos, Diez Canseco rechaza la disolución de su pequeño grupo. (FIN/IPS/al/dg/ip/97