El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) concedió en forma oficial tiempo al presidente de Palestina, Yasser Arafat, para que demuestre que las conversaciones y no las bombas lograrán un acuerdo más beneficioso con Israel.
Pero esta estrategia sembró de espinas la complicada situación interna del grupo, al que por lo general se atribuye los atentados en territorio israelí que, en realidad, son cometidos por una célula que actúa por sí sola o que recibe órdenes desde fuera de Palestina.
"Dijimos que permitiremos (a la Autoridad Nacional Palestina, ANP) demostrar que las negociaciones dan frutos. Todavía decimos eso", dijo a IPS el portavoz de Hamas, Ismail Abu Shanab.
El movimiento, que todavía promueve una nueva "intifada" (rebelión con pedreas contra las tropas de Israel que permanecen en territorios ocupados), determinó, sin embargo, una tregua de hecho en sus ataques con explosivos.
Los últimos atentados que el movimiento admite haber cometido fueron las explosiones de ómnibus que ocasionaron 58 muertes de israelíes, además de las de los propios comandos suicida en febrero y marzo de 1996.
Los ataques que se cometieron luego, entre ellos la explosión de un café en Tel Aviv el mes pasado en el que murieron dos mujeres y el asesinato de un soldado israelí hace siete meses, fueron efectuados por una pequeña célula con base en Cisjordania que opera bajo el nombre de Hamas pero no lo representa.
En cambio, las autoridades de Hamas en Gaza es, según analistas.
"Es difícil explicar hasta qué punto Hamas dice una cosa y hace otra distinta. Al parecer, esta célula hace, en definitiva, lo que sus miembros creen que los dirigentes de Hamas, dentro o fuera de Gjordania y la construcción de viviendas para judíos en la zona árabe de Jerusalén oriental.
tento con el proceso de paz.
La célula cisjordana continuó en operaciones a pesar de que los máximos dirigentes de Hamas decidieron convertir el grupo en un partido político opositor.
Los atentados podrían deberse a que ciertas facciones aún postulan el uso de las armas o a las conflictivas señales que emiten los líderes, según analistas.
"Es difícil explicar hasta qué punto Hamas dice una cosa y hace otra distinta. Al parecer, esta célula hace, en definitiva, lo que sus miembros creen que los dirigentes de Hamas, dentro o fuera de Gjordania y la construcción de viviendas para judíos en la zona árabe de Jerusalén oriental.
Desde Israel, los observadores consideran que Hamas fue utilizado por la ANP para obtener concesiones políticas de parte de Israel. Pero aun el gobierno israelí admitió que la explosión fue ideada por miembros de las células, y luego tomó las polémicas medidas, por lo que la conexión es improbable.
La ANP niega haber autorizado tácitamente a Hamas a cometer atentados. Los atentados contra Israel se perciben como una amenaza al poder de Arafat en las zonas de Cisjordania y Gaza bajo su control.
"Arafat sabe bien lo que pasará si el proceso de paz no tiene resultados. Perderemos el control", dijo Ahmed Abd el-Rahman, secretario general del gabinete palestino.
Arafat sabe que no puede eliminar a Hamas cuando uno de cada tres palestinos apoyan a la organización en Gaza y partes de Cisjordania. En su lugar, intenta hacerla cambiar de actitud, mediante una combinación de amenazas y promesas.
Algunos de los líderes estuvieron de acuerdo, especialmente Emad Faluji, ex editor del diario Al Watan y actual ministro del gobierno palestino, y Ahmed Bahar, ex líder de Hamas que ahora lidera el partido Al Ikhlas, preocupado por los problemas sociales.
Al menos un analista israelí señaló que la amenaza es exagerada. "De esta manera, la ANP puede decir 'miren, si no obtenemos lo que necesitamos, Hamas tomará nuestro lugar"', dijo Gadi Wolfsfeld, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/mj-aq/ip/97