La apertura telefónica llegó hoy a la capital mexicana. Luego de una millonaria e intensa campaña publicitaria, firmas nacionales y transnacionales pusieron fin al monopolio de la poderosa empresa Telmex y empezaron a brindar servicios de larga distancia.
Iniciada a inicios del año, la libre competencia telefónica estacionaria, vigente ya en cuatro de las ciudades más grandes del país, arrancó este martes en la capital, donde se concentra 30 por ciento de la líneas del país y una cuarta parte del tráfico de llamadas internacionales.
En medio de la confusión de los usuarios por el cambio de códigos de acceso, el desconocimiento de tarifas y las formas de facturación, las autoridades señalaron que el servicio telefónico mexicano "entró en una nueva e irreversible etapa de modernización".
El proceso de desmonopolización en el sector de la telefonía, que deberá concluir a mediados de año, atrajo entre otras a las estadounidenses AT&T y MCI, empresas que asociadas con bancos e inversionistas privados, compiten hoy con Telmex, la mayor compañía privada local.
Según los planes oficiales, luego de terminar la apertura en materia de larga distancia, negocio que generá 4.000 millones de dólares anuales en México, serán las líneas locales las que entren a proceso de concesión. En telefonía celular existe libre competencia desde 1990.
La Comisión Federal de Telecomunicaciones advirtió a los capitalinos que los próximos días podrían presentarse problemas de interconexión de sus líneas estacionarias, pero prometió que serán sólo temporales.
Ninguna de las nuevas empresas que entraron en competencia en la capital informaron cuántas suscripciones consiguieron en el proceso de promoción previo a la apertura.
Las últimas semanas las firmas en competencia realizaron una campaña publicitaria que saturó los medios de comunicación e incluyó desde regalos a los potenciales clientes, como discos de música, hasta promesas de importantes descuentos.
Telmex, empresa estatal privatizada hace siete años, se quejó de los planes de apertura, pues en el proceso el Estado la obligó a concesionar y arrendar parte de la red telefónica que construyó los últimos años.
Entre 1990 y 1994, Telmex, cuyas acciones representan un 30 por ciento del valor total de la Bolsa de Valores mexicana, amplió en 300 por ciento su capacidad instalada y digitalizó siete de cada diez líneas.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) señala que entre 1992 y 1994 México destinó 0,91 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a mejorar la infraestrucutra telefónica. El sector de comunicaciones representa 2,07 por ciento del PIB, indica el organismo.
Las compañías que entraron en competencia prometieron ejercer una inversión superior a 4.000 millones de dólares en los próximos cuatro años para ampliar y modernizar la red telefónica en el país.
El gasto programado implicará la creación de alrededor de 8.000 empleos, afirman las autoridades.
México tiene actualmente un promedio de nueve líneas telefónicas por cada 100 habitantes. En la capital ese promedio es de 26 por 100.
En materia de larga distancia, las empresas competidoras llegaron al país atraídas por la proyección de que el mercado mexicano crecerá desde 1997 entre 15 y 20 por ciento anual.
"La mayor apertura en el mercado de telecomunicaciones deberá producir un incremento de la variedad y calidad de los servicios, con una tendencia hacia el abaratamiento de costos", sostiene el CEESP.
Por no generar mayores ganancias se prevé sin embargo que el servicio telefónico en el sector rural continúe siendo bajo y de menor calidad.
Pero durante la década de los 90 la fisonomía del sector de las telecomunicaciones se tranformó, al pasar del monopolio estatal hacia un mercado competido, apunta el CEESP.
La apertura mexicana está en sintonía con la Organización Mundial de Comercio, instancia que en febrero acordó abrir a la competencia el mercado de las telecomunicaciones, que se calcula mueve más de 600.000 millones de dólares anuales a nivel planetario. (FIN/IPS/dc/dg/cr-if/97)