Dirigentes del partido gobernante de México se declararon hoy ofendidos por el escritor Mario Vargas Llosa y lo acusaron de decir "idioteces", luego que el novelista peruano señalara que el sistema político de este país está "gangrenado" y urge la derrota del oficalismo.
Oscar Levín, diputado del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el poder desde 1929, consideró "lastimosas" las expresiones de Vargas LLosa, aunque dijo respetar el derecho que tiene el escritor a decir "idioteces".
En contraste, Juan García, portavoz del derechista Partido Acción Nacional (PAN) -primera fuerza de la oposición- calificó de "inobjetables" las opiniones del novelista.
Vargas Llosa declaró al diario Reforma que México es un país "trágico", pues tiene un riqueza cultural muy grande pero un sistema político "prehistórico y troglodita", producto de un partido que se ha mantenido en el poder durante 70 años y que está en vías de extinción.
Según el escritor, para que México entre a la "normalidad política" es necesario que el PRI pierda las elecciones del 6 de julio, fecha en que se renovará el Congreso, parte del Senado, decenas de alcadías y varias gubernaturlas, entre ellas la de la capital.
"Afortunadamente (el sistema político mexicano) está en vías de extinción, por eso deseo más que nadie que haya una alternancia en el poder", expresó Vargas Llosa, quien años atrás fue candidato a la presidencia de Perú y leug ose nacionalizó español.
"Cuando eso ocurra y la decisión del pueblo se respete, México habrá dado un salto muy grande a la modernidad", agregó.
Tras responder que el PRI es el más adecuado para continuar gobernando México, el diputado Levín sostuvo "que sólo la arrogancia y la prepotencia de un hombre que fue derrotado en las urnas por el pueblo peruano y ante la derrota decidió hacerse español de segunda puede acomodarnos una declaración tan soez".
Las agrias reacciones del PRI a las expresiones de Vargas Llosa coincidieron con el incremento de las actividades proselitistas en vistas de las elecciones de julio.
El presidente Ernesto Zedillo, quien al iniciar su gestión en diciembre de 1994 había prometido mantener una "sana distancia" respecto al PRI, declaró el fin de semana que sólo su partido garantiza la continuidad de la política económica y los cambios que el país requiere.
El abierto apoyo de Zedillo al PRI, partido que según coinciden en señalar las encuestas podría sufrir en julio una de la peores derrotas en su historia, despertó duras críicas de la oposición.
El PAN urgió al mandatario a mantenerse al margen del proceso electoral, mientras el también opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) opinó que Zedillo actúa "como jefe de campaña", lo que pone el peligro la transparencia de las elecciones. (FIN/IPS/dc/dg/ip/97)
