La ley migratoria de Estados Unidos, que entró hoy en plena vigencia, alienta la xenofobia y crea un ambiente de tensión entre los inmigrantes indocumentados, dijo el canciller de México, José Gurría.
El gran problema de la ley estadounidense es que promueve la xenofobia hasta crear un ambiente de sospecha y tensión que "conforma una terrible tragedia", señaló Gurría en entrevista publicada este martes por el diario Excelsior.
La ley, aprobada en 1996, comenzó a ser aplicada este martes en forma plena, luego de que un juez de apelaciones del distrito de Columbia revocó la decisión de un magistrado de Washington, que este lunes había suspendido su vigencia hasta el sábado próximo.
El gobierno de México asesorará y protegerá a todo ciudadano mexicano que resulte afectado por la polémica norma, indicó Gurría.
Según Enrique Loaeza, coordinador de asuntos consulares de la cancillería, los 41 consulados de México en Estados Unidos realizan un intensa campaña de difusión para asesorar a los millones de inmigrantes mexicanos que trabajan en el país vecino y evitar que ante la nueva ley surja el "pánico y la psicosis".
Analistas, diplomáticos y grupos humanitarios de México sostienen que la nueva ley es la más dura dictada en Estados Unidos contra los inmigrantes en el presente siglo.
Lo que más preocupa al gobierno de Ernesto Zedillo es que la nueva ley abre un margen de discrecionalidad para que el Servicio de Inmigración y Naturalización promueva deportaciones sin permitir el derecho a audiencia, dijo Gurría.
El canciller mexicano advirtió que el "efecto que pretende tener la ley sobre la inmigración ilegal invariablemente se derramará sobre los residentes o migrantes legales, quienes se vuelven sospechosos y se crea un clima de tensión".
La aplicación plena de la ley de migración se produce un mes antes de la anunciada visita a México del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
Diputados mexicanos demandaron que el tema sea incluido en la agenda de los encuentros que sostendrán Clinton y Zedillo, tras exhortar al gobierno a que presente una queja contra la ley ante la Organización de las Naciones Unidas.
Alcaldes de las ciudades mexicanas fronterizas con Estados Unidos advirtieron que no cuentan con infraestructura física y servicios para recibir a los miles de inmigrantes que se espera sean deportados del país vecino.
Loaeza indicó que los estadounidenses preven deportar a mediano plazo a unos 100.000 indocumentados, de los cuales 80 por ciento serían mexicanos, en tanto las autoridades calculan que en Estados Unidos hay dos millones de mexicanos que trabajan sin tener documentos. (FIN/IPS/dc/ag/ip-pr/97