"Yo siempre he trabajado aqui y lo seguiré haciendo", respondió desafiante el mexicano Carlos Romo al ser consultado sobre las complicaciones que le crean las nuevas restricciones a la inmigración impuestas en Estados Unidos, en plena vigencia desde el martes.
Como Romo, miles de los inmigrantes hispanos, 64 por ciento de los cuales proceden de México, apuestan a permanecer en Estados Unidos, pues aunque la nueva ley representa una amenaza para ellos, se sigue requiriendo su trabajo, ganan más que en sus países de origen y sus familias esperan sus remesas de dólares.
Se calcula que la población hispana en Estados Unidos suma 27,2 millones de personas. Entre tres y cinco millones están en situación migratoria irregular.
Romo reconoció a uan radioemisora mexicana tener miedo de que lo detenga la policía o los agentes de migración, y dijo que muchos de sus amigos están en situación similar a él, pero que ante la necesidad, "vale el riesgo".
En siglo y medio de migraciones, los mexicanos se transformaron en la principal fuerza laboral de los campos en Estados Unidos y son quienes realizan los trabajos de menor paga.
Calificada como racista y xenofoba en México, donde diputados demandan su suspensión y analizan la posibilidad de denunciarla en foros internacionales, la nueva ley estadounidense dificulta como nunca antes la permanencia de los inmigrantes, tanto legales como ilegales, y amenaza con alentar deportaciones masivas.
Pese a la norma, a los muros y a los estrictos controles que hoy se aplican en las zonas de frontera entre Estados Unidos y México, los inmigrantes se seguirán arrriesgando a cruzar la línea, pues "al otro lado demandan su mano de obra", dijo Jorge Bustamente, presidente del Colegio de la Frontera Norte.
Según estudios de esa institución mexicana especializada en migraciones, 90 por ciento de la fuerza laboral en el campo estadounidense es mexicana y más de dos tercios de esos trabajadores extranjeros son indocumentados.
Reportes provenientes de la zona de frontera indicaron que los mexicanos continuaron, horas después de que entró en vigencia la nueva ley, intentando ingresar a Estados Unidos en forma ilegal.
La norma puesta en vigor "tiene el perfil de la leyes antijudías en la Alemania nazi", desconoce que los inmigrantes mexicanos generan en Estados Unidos 16.000 millones de dólares anuales y que la inmigración es un fenómeno de interdependencia económica entre dos países, destacó Bustamente.
Para el experto, México no ha hecho lo suficiente para oponerse a la nueva ley, pues más allá de protestas diplomáticas y declaraciones de rechazo, no ha sido capaz de generar actos concretos de reistencia, "como organizar boicots contra la compra de productos estadounidenses".
A pesar de que entre Estados Unidos y México está en vigencia un acuerdo que libera el intercambio de productos, dinero e inversiones, y favorece los viajes empresariales, no se permite el libre tránsito de trabajadores.
Deasafiando peligros, discriminación y leyes, los inmigrantes mexicanos que lograron entrar en Estados Unidos, procdentes en su mayoría de los estados de Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Zacatecas, envían anualmente a sus familias unos 5.000 millones de dólares.
De esa cifra, 19,6 por ciento llega por "money orders" o cheques personales, 24 por ciento por giros telegráficos, 17,5 por ciento en efectivo y el resto por otros medios. Todas esas transferencias dejan beneficios a bancos y operadores de los dos países.
Un estudio realizado en 1996 por los diarios Reforma y El Norte en base a encuestas e ivestigaciones especializadas, indica que 67 por ciento de las personas que intentan cruzar la frontera con Estados Unidos lo hacen porque no consiguen empleo en México.
Agrega que 81 por ciento de quienes buscan pasar la línea fronteriza tienen entre 18 y 35 años, sólo siete de cada 100 son mujeres, casi 60 por ciento están casados, 59 por ciento cuentan sólo con estudios elementales, 23 por ciento son agricultores y 16 por ciento, obreros.
El estudio añade que 70 por ciento de quienes desean cruzar la frontera ya fueron deportados entre una y tres veces de Estados Unidos.
Tras calificar la nueva ley migratoria de "totalmente injusta", varias organizaciones humanitarias de México y Estados Unidos comunicaron que presentarán una protesta y pedirán la intervención en el caso de Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (FIN/IPS/dc/ff/pr/97