La medida unilateral de Brasil que restringe las importaciones puso de manifiesto la diferencia de actitud con Argentina, su mayor socio en el Mercosur: mientras el primero recurre a políticas activas que perjudican a sus socios, una Argentina pasiva "se limita a apagar incendios".
"Argentina, con su autismo, opera como furgón de cola de las decisiones de Brasil. Es una política nefasta que contrasta con la tendencia brasileña a resolver sus desequilibrios a través de políticas activas o de intervención estatal", dijo a IPS el economista Eduardo Curia.
El ex secretario de Comercio Exterior Jorge Todesca coincidió en que Argentina "se está conformando con asumir una actitud pasiva", mientras que a Brasil sólo le interesa cuidar su mercado, sin importarle si afecta o no la armonía en el Mercosur, integrado también por Paraguay y Uruguay.
"Hay una asimetría notoria en la forma en que los dos países encaran sus problemas", remarcó Todesca y añadió que Brasil protege su empleo, su industria, no quiere tener desequilibrios de magnitud en la balanza comercial y no toma en cuenta a sus socios, mientras Argentina asume una actitud pasiva.
Todesca consideró que más que adoptar una política nefasta como la calificó Curia, Argentina carece de una política industrial propia o de una estrategia productiva, por eso se limita a reaccionar ante cada decisión que toma Brasil en forma unilateral.
Otros economistas explican que se trata de una tradición. Brasil, a pesar de haber adoptado un modelo neoliberal, busca defender a su industria y minimiza los conflictos que pueda generar ese comportamiento entre sus socios.
En cambio Argentina adoptó un modelo de apertura comercial más ortodoxo, según la opinión de los expertos, evitando toda medida que represente un subsidio, una protección o hasta incluso un incentivo al sector privado por parte del Estado.
El nuevo conflicto dentro del Mercosur surgió hace una semana, cuando el Banco Central de Brasil anunció su decisión de obligar a los importadores brasileños a pagar al contado sus compras, incluso en las operaciones con países del bloque comercial, una medida que desalienta las importaciones.
Brasil es el primer cliente argentino. En 1996, Argentina le vendió por un total de 6.500 millones de dólares. Ese total equivale a 30 por ciento de las exportaciones argentinas.
Por eso, la medida brasileña que rige desde eun régimen automotor que afectaba los intereses de Argentina.
En los últimos meses también hubo amagues de controlar con medidas sanitarias las importaciones de alimentos, trabas para la entrada a Brasil de medicamentos argeuna tendencia de Brasil a recurrir a políticas activas mientras Argentina, con su esquema de convertibilidad, está inerme".
"Esto demuestra que el Mercosur tiene bases endebles, porque sus miembros reaccionan por intereses nacionales y de corto plazo en lugar de subordinarse a una estrategia conjunta de largo aliento", criticó el economista.
La tendencia señalada por Curia tiene antecedentes en la decisión brasileña -luego revisada- de adoptar un régimen automotor que afectaba los intereses de Argentina.
En los últimos meses también hubo amagues de controlar con medidas sanitarias las importaciones de alimentos, trabas para la lar con medidas sanitarias las importaciones de alimentos, traba