MERCOSUR: Brasil entre la comprensión y la presión de sus socios

El conflicto que generó Brasil con su decisión de limitar el régimen de financiación de las importaciones derivó en un movimiento pendular entre la comprensión de los gobiernos de sus países socios en el Mercosur y la presión de los industriales.

Brasil decidió la semana pasada exigir el pago al contado de las importaciones con financiación inferior a los 360 días, como forma de evitar especulaciones de los importadores y procurar un equilibrio de su balanza comercial.

De lo contrario, el déficit comercial podría superar en 1997 los 12.000 millones de dólares, una situación que puede afectar al resto de las economías de la región.

La medida unilateral de Brasil cayó como un balde de agua fría entre los restantes miembros del Mercosur: Argentina, Paraguay y Uruguay.

Argentina resultó la más sacudida por la turbulencia, ya que sus exportaciones pueden verse afectadas en unos 4.000 millones de dólares, casi 75 de sus ventas totales de 1996 a ese país.

El impacto es menor en Uruguay, país de 3,1 millones de habitantes, el de menor población de los socios del mercado subregional de 200 millones de personas, pero puso en riesgo ventas a Brasil por casi 80 millones de dólares.

Brasil es el principal socio comercial de Uruguay, al que se destina 34,7 por ciento de sus ventas.

La crisis, que en principio aparece como un choque entre los socios del pujante mercado sudamericano, colocó la cuestión entre la firmeza y el pragamatismo, según el ministro de Economía de Uruguay, Luis Mosca.

"Conociendo la circunstancia especial por la que atravisa Brasil en su sector externo habrá que conciliar las dificultades de nuestro principal socio comercial con los problemas que puede tener una media de este tipo para los exportadores", dijo Mosca.

Una postura similar asumió Argentina, cuya vicecanciller, Andrés Cisneros, dijo al diario El Observador de Montevideo que la decisión de Brasil "no es una perversidad o una ventaja indebida, sino que ese país atraviesa un problema serio".

Brasil "podría habernos consultado", señaló Cisneros, pero alentó al resto de los socios del Mercosur a "reaccionar con comprensión porque ese tipo de problemática puede trasladarse con facilidad a las demás economías de la región".

La esperanza inicial de los gobernantes de Argentina, Uruguay y Paraguay de que encontrar una solución negociada y que el bloque quedara fuera de la medida, parece diluirse ante la firmeza de Brasil.

El canciller de Brasil, Luis Felipe Lampreia, manifestó que de conceder excepciones al Mercosur su país podría recibir sanciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El ministro de Economía de Argentina, Roque Fernández, que debía llegar este martes a Brasil para encontrarse con su par Pedro Malán, suspendió imprevistamente el viaje.

"No están dadas las condiciones para mantener un diálogo constructivo", dijo Fernández.

Mientras tanto, las organizaciones de empresarios de Argentina, Paraguay y Uruguay acentúan su presión sobre sus gobiernos con un pragmatismo diferente.

La poderosa Unión Industrial Argentina (UIA) reclamó que se recurra a un mecanismo rápido de solución y que si Brasil no accede al reclamo de sus socios se tomen similares medidas limitativas con la importacion de productos brasileños.

Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores de ese país, exigió "una salida porque la medida es incompatible con el Mercosur".

En algunos pasos de frontera entre Uruguay y Brasil se registraron este lunes trabas al ingreso de productos brasileños, pero el gobierno uruguayo descartó que esa situación se haya originado en órdenes expresas.

Uruguay tiene 500 kilómetros de frontera terrestre con Brasil y sus pasos son utilizados para el ingreso de mercadería que luego se exporta a los restantes socios del Mercosur.

El presidente de la Cámara de Industrias de Uruguay, Gualberto Rocco, destacó la "situación de fragilidad" que la medida implica para la industria local, porque de ninguna manera el mercado interno puede absorber la producción prevista para Brasil.

Para Rocco, los gobiernos deben revertir esa situación en el más breve plazo, ya que si las exportaciones no se concretan en los próximos días "no se harán nunca más".

La contracara de la situación se presentó en Brasil, donde la Confederación Nacional de la Industria respaldó al gobierno de Fernando Henrique Cardoso, al considerar la medida como un instrumento apto para contener la demanda e igualar las condiciones entre los productos nacionales y los importados.

En Uruguay, la situación provocó una advertencia del ministro Mosca, quien la consideró como una gran enseñanza sobre la necesidad de diversificar las exportaciones y evitar la actual dependencia de Brasil. (FIN/IPS/rr/ag/if/97

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