Los palestinos reclaman a la ONU una sesión de urgencia de la Asamblea General, que podría tomar decisiones de jerarquía similar a las del Consejo de Seguridad y dejaría en evidencia el aislamiento de Estados Unidos e Israel por la construcción de viviendas en Jerusalén oriental.
La disputa entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en torno a la construcción de un nuevo asentamiento judío en Jerusalén oriental se ha convertido en un asunto que la ONU (Organización de Naciones Unidas) ya no puede eludir, según los representantes palestinos ante el cuerpo mundial.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, ha tratado de eliminar el asunto de la agenda del foro mundial, para lo cual apeló en tres ocasiones a su poder de veto en el Consejo de Seguridad, y bloqueó así las críticas al gobierno de Benjamin Netanyahu.
Por otra parte, los palestinos aún presionan a la ONU para que actúe, incluso si eso significa pasar por alto a Estados Unidos, que ha intentado aparecer como mediador imparcial en el proceso de paz de Medio Oriente.
"Francamente, estamos hartos, igual que todo el mundo, del gobierno israelí", dijo el miércoles el representante de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ante la ONU, Nasser al-Kidwa. "Ya comenzamos a dudar si a Israel le interesa continuar con el proceso de paz", añadió.
Los palestinos seguirán cooperando con Estados Unidos en su carácter de mediador, pero mantendrán sus gestiones ante la ONU para que presione por la detención de la construcción de los asentamientos, quizá a través de la imposición de sanciones a Israel si prosigue con las obras, dijo Al-Kidwa a IPS.
Washington argumenta que la ONU no es el ámbito adecuado para resolver los problemas entre israelíes y palestinos, mientras procura el establecimiento de un plazo para que se entablen negociaciones entre las partes.
Los palestinos se oponen a la construcción de asentamientos judíos en el pueblo árabe de Jabal Abu Ghuneim (llamado Har Homa por los israelíes), al sur de Jerusalén oriental.
La representación de la ANP denunció la situación dos veces ante el Consejo de Seguridad de la ONU en marzo, pero Washington interpuso su veto a cualquier deliberación del asunto.
Sin embargo, obtuvo el respaldo de la gran mayoría de los 185 miembros de la Asamblea General, en la que sólo Estados Unidos e Israel se opusieron a una resolución que critica la construcción del asentamiento judío.
El gobierno de Netanyahu dispuso la construcción de 6.500 viviendas para colonos judíos en Jabal Abu Ghoneim. Según los palestinos, la medida tiene la finalidad de desdibujar la identidad árabe de Jerusalén.
Al-Kidwa declaró que la Asamblea General podría analizar el asunto nuevamente en una "sesión de emergencia" para solicitar el envío de una misión de la ONU a la zona y pronosticó que el foro respaldará la posición palestina.
A iniciativa de Qatar, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, preguntó a los miembros del organismo si la Asamblea General debería reunirse sobre la base de la "unión para la paz", una fórmula utilizada en caso de que los 15 miembros del Consejo de Seguridad no puedan resolver una crisis.
Si se obtiene el respaldo de más de la mitad de los miembros de la ONU, la sesión de emergencia podría realizarse en 24 horas, manifestó el vocero del cuerpo mundial, Fred Eckhard.
Aunque las resoluciones de la Asamblea General no suelen ser legalmente vinculantes como las del Consejo de Seguridad, los votos del foro en las sesiones de emergencia.
Se celebraron nueve sesiones de ese tipo en la historia de la ONU, la última de ellas en 1982, recordó Eckhard. Por ser de emergencia, la asamblea podría tener un significado político especial para los palestinos.
Al-Kidwa argumentó que el resultado de la sesión podría revelar el apoyo internacional que tiene la ANP, según la cual el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu intenta imponer cambios unilaterales en el proceso de paz.
"No se trata de un pequeño desacuerdo entre las partes, sino de un claro intento de Israel de imponer los hechos sobre el terreno", pues las construcciones israelíes cambian la composición demográfica del territorio palestino ocupado.
El proyecto de viviendas de Jabal Abu Ghuneim/Har Homa resultó más problemático que los asentamientos anteriores. Los palestinos no confían en las intenciones de la coalición de derecha de Netanyahu.
El presidente de la ANP, Yasser Arafat, alertó en marzo que la construcción aislaría a Jerusalén oriental, cuya población es, en su mayoría, árabe. Israel sostiene que la zona es parte de su capital, pero los palestinos afirman que será la capital de su futuro estado independiente.
La violencia rige en las zonas palestinas desde hace dos semanas. Cuatro palestinos murieron el martes y una bomba incendiaria hirió a soldados israelíes en un ómnibus el miércoles.
El embajador de Israel ante la ONU, David Peleg, advirtió el miércoles que los palestinos intentan "internacionalizar" la disputa, lo que, agregó, agravará las tensiones al derivar de nuevo la crisis al cuerpo mundial.
En lugar de criticar a Israel, los palestinos deberían considerar la propuesta de Netanyahu de continuar con las negociaciones sobre el "estado definitivo" de los territorios palestinos, según Peleg.
Los acuerdos de Oslo de 1993, firmados por Arafat y el entonces primer ministro israelí Yitzhak Rabin, estipulaban que las conversaciones sobre las cuestiones más importantes, incluida la situación final de Jerusalén, comenzarían en marzo de 1997.
El gobierno de Estados Unidos considera si debe si deberá impulsar las negociaciones sobre el establecimiento definitivo de un estado palestino.
La secretaria de Estado, Madeleine Albright, en su visita a la ONU esta semana, evitó cuidadosamente toda referencia a lo que su gobierno podría proponer o si visitaría Medio Oriente.
Albright se limitó a reiterar una frase del presidente Bill Clinton. La construcción de asentamientos judíos en Jabal Abu Ghuneim fue una "decisión que desearíamos que no se haya tomado", dijo, pero recalcó que la ONU no debe participar en la polémica.
El ex secretario de Estado, James Baker, sostuvo que los vetos de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad enviaron "señales contradictorias" sobre la oposición de su país a los asentamientos israelíes.
"Estoy desilusionado con lo que pasó porque dejamos que las bombas y las motoniveladoras determinen el proceso", dijo Baker el miércoles.
El ex diplomático sostuvo que las bombas terroristas eran inaceptables, pero que las motoniveladoras israelíes "eran igual de dañinas", pues socavan la base para las negociaciones de paz.
A Washington le queda poco tiempo para evitar una resolución de la ONU, lo que disminuiría su papel como principal mediador en el conflicto. El enojo árabe por los vetos de Estados Unidos va en aumento y hasta el rey Hussein de Jordania reclamó a Clinton que intervenga con más energía.
"Necesitamos la ayuda de Estados Unidos. Esperamos ver una política más activa de parte de Washington", manifestó Hussein ante los periodistas pocos minutos después de reunirse con Clinton en la Casa Blanca.
Al-Kidwa advirtió que, a menos de que se convenza al gobierno de Netanyahu de que abandone sus posiciones actuales, "la confrontación política con Israel continuará". (FIN/IPS/tra- en/fah/yjc/aq-ml-mj/ip/97