MALASIA: La corrupción sigue acosando al gobierno de Mahatir

La renuncia del jefe de gabinete del estado de Selangor, acusado de violación de leyes monetarias australianas, reanimó en Malasia el debate sobre la corrupción política que acosa al gobierno.

La controversia que obligó a Muhammad Muhammad Taib a acordar su cese es apenas un nuevo episodio en la guerra que libra el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, contra la corrupción, en especial dentro de su partido, la Organización Nacional de Malayos Unidos (ONMU).

El renunciante Muhammad, de 51 años de edad y uno de los tres vicepresidentes de la ONMU, fue arrestado en diciembre en el aeropuerto de Brisbane, Australia, mientras intentaba abandonar ese país con 990.000 dólares estadounidenses en su equipaje sin declararlos a las autoridades.

El incidente generó preocupación entre los malayos, suspicaces sobre cómo y con qué propósito un funcionario público llevaba consigo esa cantidad de dinero.

Muhammad enfrenta dos acusaciones judiciales en Australia. La audiencia está fijada para el 19 de agosto. La presión aumentó cuando el diario Brisbane Courier Mail publicó detalles sobre los bienes del ex gobernante en Australia.

Mahatir fue el encargado de anunciar a la ciudadanía la renuncia del funcionario el martes. Pero Muhammad aún es vicepresidente de la ONMU, miembro del parlamento de su estado y presidente de varias empresas y organizaciones.

El primer ministro malayo reveló el sábado 12 que el Consejo Supremo de la ONMU ordenó una investigación sobre las cuentas de la rama femenina del partido después de que su ex líder, Rafidah Aziz, sostuvo que hubo malos manejos financieros.

Rafidah afirmó que su movimiento contaba con 730.000 dólares en sus arcas cuando perdió las elecciones internas el año pasado, pero se le informó luego que esa cuenta bancaria había sido cerrada.

"Me gustaría saber por qué se hicieron ciertos pagos" que no tenían nada que ver con la organización de mujeres de la ONMU, agregó.

También hubo acusaciones de fraude en las elecciones internas de la rama juvenil del partido el año pasado. El líder de ese sector de la ONMU, Zahid Hamidi, replicó que estaba dispuesto a comparecer ante la justicia y aceptar cualquier veredicto al respecto.

La Agencia Anticorrupción de Malasia (AAC) reveló la semana pasada ante el parlamento que investiga a ocho concejales estaduales por supuesta corrupción y abuso de funciones en relación a concesiones de tierra y talado de predios.

Este panorama provoca dolores de cabeza a Mahatir, quien rogó el año pasado ante la asamblea general de la ONMU, con lágrimas en los ojos, el rechazo de los dirigentes corruptos.

Una corte judicial del estado de Sarawak encontró evidencias de una operación masiva de compra de votos durante las elecciones que llevaron a un partidario de la coalición gobernante a un escaño en el parlamento.

Las acusaciones de compra de votos se acumularon en los últimos años, pero hasta ahora nunca hubo pruebas concluyentes.

El caso de Muhammad es apenas la punta del "iceberg", según observadores. Distintas organizaciones sociales reclaman a los funcionarios del gobierno que declaren sus propiedades al público, obligación que por ahora solo cuenta para el primer ministro.

"La declaración de bienes no tiene sentido si apenas la debe difundir el jefe de gobierno en funciones. Los políticos deben estar preparados para someterse al escrutinio del público", dijo el activista John Kim.

Mientras tanto, el gobierno asignó recursos presupuestales adicionales a la AAC para fortalecer su estructura.

El Indice de Percepción de Corrupción de la no gubernamental Transparencia Internacional ubicó en 1996 a Malasia en el lugar 26, cuando el año anterior ocupaba el 23.

El viceprimer ministro Anwar Ibrahim dijo que "la percepción de los empresarios y las instituciones extranjeras mejoró".

Pero Kim dijo sentir que "las actuales investigaciones sobre corrupción se desarrollan sobre una base selectiva".

Los activistas reclaman que la AAC sea independiente de la influencia del ejecutivo y de la presión política. Solo entonces, afirmó Kim, las investigaciones sobre corrupción tendrán credibilidad. (FIN/IPS/tra-en/ann/ral/mj/ip/97

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