Miembros del partido de izquierda Meretz de Israel y un grupo civil recurrieron hoy a la Corte Suprema, en un esfuerzo por forzar al fiscal general a retirar la decisión de no inculpar al primer ministro, Benjamin Netanyahu, por falta de pruebas.
"Hay demasiadas señales de que nuestro primer ministro fue parte de un complot. No podemos aceptar que el Estado de Israel sea gobernado por una banda criminal", dijo Yossi Sarid del Meretz, e integrante de la Knesset.
La batalla legal comenzó después que este domingo la fiscalía anunciara que no inculparía a Netanyahu por fraude y abuso de confianza en un escándalo de tráfico de influencias que involucra la designación de un fiscal general en enero, según había recomendando la policía israelí.
Expertos legales dijeron que las peticiones tienen pocas posibilidades de alterar el resultado del caso, pero fueron las primeras señales de las repercusiones políticas y legales del escándalo, el cual seguramente continuará amenazando la supervivencia del gobierno de Netanyahu.
Los fiscales dijeron haber cerrado el caso de Netanyahu y su ministro de Justicia, Tsachi Hangbi, el cual, según recomendó la policía, debía ser acusado de abuso de confianza.
Pero las investigaciones continuarán sobre Ariyeh Deri, líder del ultraortodoxo partido judío Shas, y el director general de la presidencia del Consejo, Avigdor Lieberman.
La segunda petición fue presentada por el Movimiento por la Calidad en el Gobierno, el cual solicitó a la corte retirar de su cargo a Hanegbi y suspender a Lieberman.
La decisión de la fiscalía fortalece la posibilidad de que el gobierno sobreviva al escándalo, que lleva ya tres meses, especialmente a medida que dos pequeños socios de la coalición de gobierno que habían amenazado con retirar su apoyo comenzaron a cambiar de idea.
El fiscal general Elyakim Rubinstein dijo en la tarde de este domingo que la corte decidió no condenar a Netanyahu "por falta de evidencias suficientes".
Pero la fiscal del Estado, Edna Arbel, dijo que los fiscales se habían dividido al tomar la decisión y que hay cuestiones "serias" en relación a la participación del primer ministro en el escándalo.
No obstante, analistas alertaron sobre una nube de incertidumbre que aún se cierne sobre el papel de Netanyahu en el escándalo y que la investigación inconclusa, que deja muchas preguntas sin resolver, podría afectar a su frágil coalición.
Netanyahu dio la bienvenida a la decisión del fiscal y se disculpó por la designación del abogado de Jerusalén Roni Bar-On como fiscal general.
"No cometí ningún crimen y el fiscal general lo confirmó. Hay una gran diferencia entre un error y un crimen", dijo Netanyahu en un discurso televisado tras el anuncio de este domingo.
Tras el anuncio de Rubinstein, miembros de los partidos Tercera Vía y el de los inmigrantes rusos, Yisrael B'Aliyah, ambos pequeños grupos centristas que amenazaron con dejar la coalición, dijeron que continuarán apoyando al gobierno.
Pero hay señales de que el partido Shas de Deri, que tiene 10 escaños en la Knesset, pondría en peligro el futuro del gobierno. El integrante de Shas Yehuda Abidan dijo este domingo que Shas considera haber sido puesto en el lugar del chivo expiatorio y que la reacción podría ser "dejar la coalición".
Este lunes, el líder espiritual de Shas, Rabbi Ovadia Yosef, emitió una declaración diciendo que "no tenemos fe en el proceso de decisiones de la fiscalía y la policía", y acusando a los investigadores de estar motivados por "elementos antirreligiosos cuyo odio por los judíos sefaradíes los ha vuelto locos".
La noche de este domingo, simpatizantes de Shas vistieron los sombreros y trajes negros de los utlraortodoxos para protestar contra la decisión del fiscal general de inculpar a Deri, portando carteles demandando que el partido deje la coalición de gobierno.
Si el Shas se retira, el gobierno de Netanyahu caería de inmediato. El primer ministro gobierna con una escasa mayoría de 66 escaños en una Knesset de 120. Sin el apoyo de Shas, sólo tendría 56 escaños respaldándolo. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/lp/ip/97