El régimen de Irán está hoy menos preocupado por la aplicación de los principios de la revolución islámica que por la preservación de su futuro, cuando faltan apenas cinco semanas para las elecciones presidenciales.
En el corto plazo, esto significa acabar con las estructuras paralelas de poder que conspiran contra la República Islámica. En el largo plazo, que su élite política apele a la juventud, pues casi la mitad de la población nació después del derrocamiento del shah Rezah Pahlevi en 1979.
El régimen nunca terminó la revolución que comenzó. Cercado por la guerra contra Iraq (1980-1988) y las peleas entre clérigos musulmanes, Irán se vio incapacitada de destruir las viejas estructuras institucionales.
En cambio, se crearon instituciones islámicas paralelas para gobernar junto a los organismos prerrevolucionarios. Las guardias revolucionarias ("Pasdaran") respiran en la nuca del ejército, mientras las cortes revolucionarias echan una sombra sobre el sistema judicial.
La principal organización de caridad semigubernamental, Bonyad- e-Mostazefin (Fondo de los Desposeídos), posee 12.000 millones de dólares y es la segunda corporación del país, detrás de la Compañía Nacional de Petróleo.
"La estructura de poder casi feudal y descentralizada de Irán, compuesta de anillos interconectados y autónomos como un esqueleto de partes asimétricas, existió con los shahs, pero no de forma tan manifiesta como ahora", dijo Hooshang Amirahmadi, de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Irán es un estado islámico cuya constitución fue aprobada en un referendo tras la revolución de 1979 y enmendada diez años después, que establece la división de poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Pero la realidad es más compleja. Irán posee un liderazgo espiritual, un presidente, un parlamento electo y varios órganos de salvaguarda del carácter islámico del estado, como el Consejo de Guardianes, la Asamblea de Expertos y el cada vez más poderoso Consejo de Oportunidad.
La autoridad suprema recae en el líder espiritual ("Vilyat-e- Faqih"), que tiene la última palabra ante cualquier medida de gobierno o diferencia política.
Esto se debe a que la sociedad, al menos en teoría, se organiza de acuerdo con la ley divina y, por lo tanto, toda acción política es la ejecución de la voluntad de Dios.
El primer Vilyat-e-Faqih fue el ayatollah Ruollah Khomeini, que estableció las bases del régimen islámico vigente y lideró la revolución hasta su muerte en 1989. Lo sucedió el ayatollah Sayed Ali Khameini.
Khameini también ostenta el título de Marja-e-Taqlid ("fuente de emulación"), lo que, en teoría, le convierte en la suprema guía espiritual de todos los musulmanes chiítas dentro y fuera de Irán, si bien clérigos extranjeros ponen en duda su liderazgo religioso.
En 1982, se constituyó la Asamblea de Expertos, cuerpo de 83 miembros elegidos en comicios populares cada ocho años. La asistencia a las urnas en 1990 fue de apenas 43 por ciento. Este órgano tiene la función de interpretar la constitución y designar al líder espiritual.
El presidente de Irán es elegido en comicios directos cada cuatro años, que este año se celebrarán el 23 de mayo, y designa a los ministros con aval del parlamento ("Majlis").
Hashemi Rafsanjani ocupó el cargo en dos oportunidades. La constitución le impide ser elegido por tercera vez. Rafsanjani obtuvo 63,2 por ciento de los votos en las elecciones de 1993. Entonces, asistieron a las urnas 57,6 por ciento de los 29 millones de ciudadanos habilitados para sufragar.
Junto a las elecciones presidenciales se celebrarán las de la Asamblea de Expertos y el Majlis de 270 miembros, cuyas credenciales islámicas deben ser avaladas antes de su elección por el Consejo de Guardianes.
Este órgano, seis de cuyos 12 miembros son clérigos, debe, además, refrendar todas las leyes aprobadas por el Majlis.
Los desacuerdos entre el Majlis y el Consejo de Guardianes son frecuentes, a tal punto que Khomeini creó para arbitrar entre ambos un tercer cuerpo, el Consejo de Oportunidad. Aun así, los Guardianes rechazaron más de la mitad de los aspirantes a candidato para las elecciones parlamentarias de 1996.
El Consejo de Oportunidad se convirtió de ese modo en un cuerpo legislativo al que se confían decisiones políticas que no pueden ser tomadas por los canales regulares.
Según observadores, su poder podría llegar a opacar el del propio presidente. Pero ese poder deriva del líder espiritual, quien designa a sus 26 miembros entre legisladores, jueces, el presidente, los Guardianes y "ocasionales", que solo actúan por una cuestión concreta.
"Khameini decretó que el Consejo de Oportunidad será el principal ámbito de toma de decisiones políticas en Irán. En mi opinión, se convertirá en más poderoso que la presidencia en la estructura de poder", dijo Behjan Khajepour-Khouei, editor de la publicación Iran Focus.
La atribución de mayor poder al Consejo de Oportunidad es, según analistas, una medida tendente a contrarrestar al "bazar", como se denomina en Irán al sector comercial.
Este grupo económico, que respalda los principios del libre mercado, ganó un papel activo en la política del país y domina junto con sus aliados el Majlis.
Los "bazaaris" respaldan la candidatura del presidente del Majlis, Nateq Nouri, a quien muchos consideran incapaz de atraer a los jóvenes, que sufren la desocupación y la recesión, están aburridos de la retórica islámica y no recuerdan los abusos cometidos durante la era del shah.
La población de Irán casi se duplicó, de 35 millones a 60 millones de habitantes, entre la revolución de 1979 y 1995. Los jóvenes nacidos después de la revolución irrumpirán en el mercado de trabajo en los próximos años y contarán entonces con sus votos para expresar su frustración.
El ex ministro de Gobierno Mohammad Khatam, candidato de las facciones de izquierda y centro dentro de la élite gobernante, es más atractivo para el electorado joven.
La élite religiosa ofreció a los "bazaaris" cargos en el Consejo de Oportunidad para que abandonen su respaldo a Nouri, lo que permitiría el triunfo de Khatame. De hacerlo, ganarían poder en la estructura de gobierno para defender sus intereses. (FIN/IPS/tra-en/db/rj/mj/ip/97