INDIA: ONG cura a heroinómanos con amor y voluntad

Los gritos estremecedores del heroinómano Rajan Kumar atravesaron el aire inmóvil del desierto de Thar, en India, mientras los síntomas de la abstinencia atormentaban su cuerpo demacrado.

Era el segundo día que Kumar pasaba en el campamento de desintoxicación de opio en Manaklao, cerca de la ciudad de Jodhpur, en el estado de Rajastán.

Junto a otros 60 adictos, Kumar se retorció de dolor en su cama durante los dos días siguientes, mientras su cuerpo, alimentado hasta entonces con dosis diarias de heroína, exigía sustento.

Durante todo un día, se esforzó por vomitar mientras sus entrañas se contraían, exigiendo un cigarillo con droga. Sus compañeros no estaban en mejores condiciones: cada uno sufría un infierno individual provocado por el deseo de abandonar la adicción.

Después de cuatro días y noches de dolor implacable, Rajan se despertó a la quinta mañana sintiendo cierta fortaleza en su cuerpo y mente y experimentó la victoria sobre la droga, que no sólo lo había arruinado financieramente sino que lo alejó de su familia y su vida social en general.

Los cinco días restantes de su estancia en el campamento los pasó sin esfuerzo, analizando su pasado libremente con sus compañeros, seguros de que no caerían nuevamente bajo el poder de las drogas.

Los pacientes son cuidados por el fundador del campamento, Narain Singh Manaklao, y un ejército de doctores y enfermeras.

"La base de la cura es el amor, la hermandad y el afecto", dijo Singh. La desintoxicación no se realiza mediante drogas, sino que la logran los propios adictos, con el apoyo de sus compañeros, al convencerse de que pueden vencer la dependencia.

Singh ubicó al campamento de desintoxicación en su poblado natal debido a la aceptación tradicional del uso del opio en el lugar.

Mitos arraigados desde el medioevo sostienen que el opio espesa la sangre de manera que el cuerpo sangra menos en caso de ser herido, y también se cree que la droga aumenta la potencia sexual y la energía para trabajar.

Asombrado por la decadencia económica que causó la adicción al opio, Singh descubrió que casi 70 por ciento de los hombres de Manaklao eran adictos a la droga y propuso la creación del campamento de desintoxicación, pero el gobierno de Rajastán rechazó el plan.

En febrero de 1979, montó su primer campamento en Manaklao. Diez días después, 16 adictos al opio se retiraban del lugar, ya curados.

Otros campamentos se erigieron con dinero de donaciones locales y la publicidad subsiguiente aseguró la financiación para el futuro.

Singh sostuvo que 80 por ciento de sus pacientes se curan y 20 por ciento de ellos reinciden, y señaló que el gobierno no está comprometido con la reducción de la producción local de opio, estimada en 6.000 toneladas por año y transformada, en su mayoría, en heroína.

El tratamiento en el campamento de desintoxicación es sencillo. Luego de su ingreso, cada paciente es examinado y se registra su historia personal.

Las fases iniciales y más difíciles duran tres días, mientras el paciente se abstiene por completo de ingerir drogas, lo que produce vómitos, insomnio, calambres, dolores abdominales y pectorales y malestar generalizado.

El personal médico no interfiere en la agonía personal de cada adicto, pero administra tranquilizantes suaves, vitaminas y fluidos necesarios.

Los pacientes se reúnen dos veces por día para recibir la terapia espiritual de Singh, quien les enseña que la única forma de abandonar la adicción es mediante la autoayuda.

La segunda fase, del quinto al séptimo día, es cuando los adictos comprenden que pueden vencer a la dependencia. Su moral y su físico se fortalecen con ejercicios de yoga y alimentos ligeros.

Por último, la fase final de tres días consiste en terapia grupal y análisis individual de las razones que condujeron a la adicción.

Los pacientes no tienen que pagar nada, aunque el costo del tratamiento varía entre 40 y 57 dólares. La cifra aumenta en el verano debido a la sequía.

La terapia grupal, que aumenta la confianza de los consumidores de la droga en sí mismos, es parte integral del tratamiento, en el que no existen las barreras sociales.

Ejecutivos de negocios se sientan junto a sencillos aldeanos a compartir sus experiencias y adquirir la fortaleza necesaria para luchar contra la dependencia. (FIN/IPS/tra-en/rb/an/aq-ml/ip-he/97

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