La ola de secuestros destada hace seis meses en Honduras penetró la cúpula del poder con el rapto en la noche del miércoles del hijo del empresario Ricardo Maduro, ex presidente del Banco Cental y uno de los hombres más ricos e influyentes de este país centroamericano.
Ricardo Ernesto Maduro, de 25 años, fue secuestrado por personas desconocidas en la norteña ciudad de San Pedro Sula, cuando se dirigía a su residencia acompañado de uno de sus guardaespaldas.
Hasta el momento las autoridades se mantienen sin pistas sobre el rumbo de los captores de Maduro, quien habría resultado herido en una acción que generó nerviosismo entre la cúpula empresarial hondureña, amenazada en la última semana con extorsiones y chantajes.
Desde que en 1982 un grupo guerrillero tomó por asalto la sede de la Cámara de Comercio en San Pedro Sula, tomando como rehenes a 105 empresarios de la zona, nadie hasta había logrado penetrar en la zona de seguridad de la cupula de poder.
El empresario hizo un angustioso llamado por televisión a los captores de su hijo, a quienes pidio "clemencia y piedad", afirmando que está dispuesto a negociar su liberacion en el acto.
Informes de prensa indican que los 25 hombres más poderosos de Honduras ven en el secuestro del hijo de Maduro un claro signo de que ya no son simples espectadores en la ola delictiva que vive el pais.
El hecho se produjo dos días después de que la cúpula empresarial y la jerarquía de la Iglesia Católica de San Pedro Sula, el principal centro industrial del pais, solicitara al gobierno la suspensión de las garantías constitucionales en la regiones norte y oeste del país.
Fuentes cercanas a los círculos de poder en San Pedro Sula dijeron este jueves a IPS que el pedido empresarial se produjo tras comprobar que un ex jefe militar, propietario de una empresa de seguridad privada con 15.000 hombres armados, era uno de los cabecillas de una banda que cometen secuestros en esa ciudad.
Asimismo, que miembros de las Fuerzas Armadas, militares retirados y delincuentes comunes tienen una suerte de asociacion delictiva".
Ese grupo sería el mismo al que desde hace un año viene denunciado el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras (Codeh) con el nombre de comandos Operativos Especiales (Coes) y que estaría dirigido por un ala de la policía hondureña.
Anael Pérez, comandante de la policía en San Pedro Sula, dijo este miércoles que no descartaba que tras la ola delictiva desatada en esa ciudad se encuentren "algunos compañeros de armas ligados a delincuentes comunes y otros ex integrantes de la institucion armada".
En este año se cometieron al menos 11 secuestros en Honduras, todos ellos en San Pedro Sula y los departamentos de Santa Bárbara y Copan, principales productores de café y ganadería.
Este jueves, el presidente Carlos Reina se reunió con una delegación de la cúpula empresarial para tratar el caso Maduro y ordenar la salida a las calles del ejército.
A esto se suma la decisión del Congreso de aprobar una partida de cuatro millones de dólares destinada a la policía, que se encontraba congelada desde hace seis meses, según anunció el presidente del Congreso, Carlos Flores, aspirante presidencial por el gobernante Partido Liberal.
Honduras vive en el último año un creciente ascenso de la ola delictiva, luego de que el gobierno anunciara el traspaso de la policía a manos civiles, previsto para 1997. (FIN/IPS/tm/ag/ip/97