EE.UU.: Cincuenta años de la integración racial en el béisbol

El béisbol, el deporte nacional para la mayoría de los estadounidenses, conmemora este mes uno de sus partidos más memorables: el día en que un jugador de piel negra jugó por primera vez en un equipo de primera división.

El día 11 se cumplirán 50 años de la histórica jornada en que Jackie Robinson ingresó en el equipo de los Brooklyn Dodgers, que entonces jugaban en Nueva York, y no en Los Angeles, como ahora.

Se anuncian espectáculos en todo Estados Unidos para recordar la hazaña de Robinson, que atravesó la barrera racial que separaba a los jugadores de primera división de los que pertenecían a la "Liga de Negros".

John Vernon, de la Administración de Archivos y Registros Nacionales, señaló que el bateador Robinson trascendió su carrera deportiva, "por más impresionante que ésta haya sido".

La otra carrera del jugador, como activista por los derechos civiles, es el tema de películas y exhibiciones programadas por la Administración de Archivos en Washington y a través de la red informática Internet.

Después de retirarse de los Dodgers en 1956, Robinson dejó el béisbol para dedicarse a la actividad política y hacer campaña por la integración racial en la enseñanza, el transporte público y el trabajo.

Antes de morir en 1972 a los 53 años, Robinson escribió a los presidentes Dwight Eisenhower, John Kennedy, Lyndon Johnson y Richard Nixon, exhortándoles a garantizar la igualdad de derechos según la Constitución de Estados Unidos.

Robinson declaró entonces que "el derecho de cada estadounidense a tener ciudadanía de primera clase es el asunto más importante de nuestra época".

El deportista asistía invariablemente a concentraciones y marchas por los derechos civiles, optando por "arriesgar su popularidad, sus recursos financieros y su salud para expresarse y actuar según lo que consideraba correcto", destacó Vernon.

Pero el trabajo político de Robinson está eclipsado por sus victorias sobre el campo de diamante de béisbol. "Casi no se recuerda al ciudadano con vocación pública que defendía la causa de los derechos civiles", se lamentó Vernon.

Hasta cierto punto, ese olvido puede deberse a que "muchos dirigentes políticos y personalidades de los derechos civiles lo consideraban un aficionado ingenuo que hablaba de cosas que ellos comprendían mejor", agregó.

Las victorias de los activistas eran apreciadas lejos del ambiente bullicioso del deporte. Casi siempre estaban teñidas por el dolor de los compañeros muertos en los disturbios por los derechos civiles.

Pero Robinson también tuvo que pasar por épocas difíciles. Enfurecidos espectadores blancos lo insultaban, le arrojaban botellas y lo escupían durante su primera temporada con los Dodgers.

Si las palabras de Robinson sobre la competencia parecían ingenuas entonces, hoy en día evocan la retórica de "juego justo", tan de moda en los círculos empresariales y políticos.

Los herederos del movimiento de derechos civiles -que desde entonces incluyeron el género junto con la raza- saben que la lucha incluye la posibilidad de fijar las reglas del juego.

"Lo que importa es reconocer que era una persona que defendía lo que creía y era un ciudadano comprometido, que siempre demostró la voluntad de participar en los problemas cívicos", afirmó Vernon.

"Esta compleja personalidad pública, que simbolizó el progreso y la destreza y la excelencia en el campo de juego, exige que su lugar en la historia sea apreciado plenamente", agregó.

La lucha continúa, aun en el mundo deportivo. Cincuenta años después del momento en que Robinson acabó con la discriminación racial en el béisbol, otro deportista afroestadounidense exige justicia en los tribunales federales.

Craig Hodges, quien fuera jugador estrella de básquetbol con los Chicago Bulls, está sin trabajo desde 1993.

En noviembre presentó una demanda contra la Asociación Nacional de Básquetbol (NBA) de Estados Unidos, por haberlo marginado del juego supuestamente por "su condición natural de portavoz del hombre afroestadounidense".

Aun cuando consiguió un lugar en los libros de récords deportivos, Hodge "adquirió otra reputación, como uno de los activistas negros más comprometidos y militantes", observó Andrew Hsiao, editor y redactor deportivo del diario neoyorquino The Village Voice.

Hodges "denunció la 'estructura de plantación' del mundo deportivo, con su mano de obra negra y sus amos blancos, y criticó a importantes deportistas afroestadounidenses por ignorar el sufrimiento de los negros", dijo Hsiao.

Cuando los Bulls visitaron la Casa Blanca después de ganar el campeonato nacional de 1992, Hodges entregó al entonces presidente George Bush una carta de protesta, pidiendo atención para el "estado de emergencia" de los barrios empobrecidos de Estados Unidos.

Hodges explicó que "no podía ir (a la Casa Blanca) con mi traje de Armani y no decir ni una palabra. Hay personas -negros, blancos, marrones, amarillos y rojos- que nunca tendrán la posibilidad de estar en la sede del poder mundial y yo quería hablar por ellos".

Dirigentes de los Bulls y de la NBA sostienen que Hodges no fue nuevamente contratado debido a su juego mediocre. Pero su ex compañero Michael Jordan y el ex entrenador de los Bulls Phil Jackson declararon a la prensa que el rendimiento de Hodges se comparaba favorablemente con el de muchos otros jugadores.

"Pocos piensan que Hodges ganará en la corte, pero su demanda tiene la posibilidad de llamar la atención sobre la desigualdad, como la poco citada estadística que revela que 80 por ciento de los jugadores de la NBA son negros, mientras que 80 por ciento de los dirigentes" de la misma asociación ejecutivos "son blancos", indicó Hsiao. (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/aq-ff/cr/97

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