Los presidentes de cinco naciones andinas ofrecieron el miércoles a su par de Francia Jacques Chirac cooperación para desarrollar iniciativas multilaterales contra las drogas, en el marco del concepto de la "responsabilidad compartida".
El mensaje, firmado por los presidentes Gonzalo Sánchez de Lozada (Bolivia), Ernesto Samper (Colombia), Fabián Alarcón (Ecuador), Rafael Caldera (Venezuela) y Ernesto Pérez Balladares (Panamá), fue redactado en ocasión de la novena cumbre andina, que finalizó este miércoles en Sucre.
En esa comunicación, los presidentes califican la posición de Chirac con relación al problema de las drogas como "un motivo de esperanza" que permite mirar con mayor optimismo la posibilidad de reencauzar la estrategia mundial contra el narcotráfico.
Durante su reciente visita a La Paz, el 15 de marzo en el marco de una gira latinoamericana, el presidente francés dijo que el tema de las drogas debe ser asumido y combatido por naciones productoras y consumidoras como una "responsabilidad compartida".
Con ese concepto, tradicionalmente promovido por las naciones productoras (principalmente Bolivia, Colombia y Perú, en el área andina), los países del sur reclaman la atención de las principales naciones consumidoras de estupefacientes para que destinen mayores recursos a la lucha antidroga.
Ese enfoque será planteado por los países productores de droga en el período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el problema de las drogas ilícitas y delitos conexos que se realizará en junio de 1988.
"Es ciertamente a partir del reconocimiento de la 'corresponsabilidad', que usted proclama con íntima convicción, como los países productores y los consumidores de sustancias ilícitas podremos alcanzar mayores logros en esta lucha con esfuerzos paralelos", dicen los mandatarios andinos a Chirac.
Precisan que en el caso de los países cultivadores de coca y amapola ha quedado en evidencia que la simple política de prohición no es suficiente para erradicar la fuente de la producción.
"Hemos insistido en la necesidad de poner en marcha proyectos multilaterales de desarrollo social alternativo que rediman a los pobladores de las zonas de cultivo de su situación de pobreza y marginalidad", aseguran.
La iniciativa de Chirac de trabajar con fórmulas como la evaluación de programas de compensación de deuda a través del Club de París "deben merecer toda la atención de la comunidad de las naciones", indican los presidentes andinos.
La oferta que hiciera el jefe de Estado francés de apoyo tecnológico para evaluar la dimensión exacta del problema de las drogas y de los cultivos de coca y amapola mediante lecturas satelitales es considerada por los cinco presidentes como "un punto de partida esencial".
Sánchez de Lozada, Samper, Alarcón, Caldera y Pérez sostienen que sus gobiernos conceden el mismo nivel de importancia a la cooperación judicial y policial para el combate a las drogas.
Esta cooperación -aseguran- debe ser cada vez más eficaz para lograr que "no haya rincón en el mundo donde los narcotraficantes se sientan a salvo del imperio de la ley", consideran.
"Formalmente le ofrecemos el concurso de nuestros gobiernos en la forma que le resulte más útil para contribuir a desarrollar sus iniciativas y darles impulso en el escenario multilateral que corresponde", concluye la misiva dirigida a Chirac.
En el documento de conclusiones de la cumbre andina, los presidentes de Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela, incluyeron un capítulo destinado al tema de la lucha contra las drogas ilícitas.
Allí, instruyen al Grupo Operativo de Alto Nivel sobre Drogas de la Comunidad Andina a avanzar en la concertación de posiciones comunes de cara al período extraordinario de la ONU del próximo año.
Durante la precedente cumbre andina, el presidente de Panamá, Ernesto Pérez Balladares (invitado al encuentro, al igual que a Sucre), ofreció un área de su país para establecer un Centro para la Lucha Integral contra el Narcotráfico.
El bloque andino concentra a los tres mayores países productores de drogas de América del Sur: Colombia, Bolivia y Perú.
Las políticas de erradicación de cultivos de coca llevadas a cabo en esos países provocan tensiones y a menudo violencia entre las fuerzas policiales y las comunidades campesinas dedicadas al cultivo del arbusto.
Los países andinos enfatizan la necesidad de acompañar las políticas policiales con estrategias de desarrollo alternativo que ofrezca opciones económicas legales a los campesinos. (FIN/IPS/jcr/dg/ip/97