El presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, se vio involucrado en una inusual guerra de insultos con el ex presidente (1989-1993) y candidato a la primera magistratura Jaime Paz Zamora, por las supuestas vinculaciones de éste con el narcotráfico.
La tormenta política, a sólo ocho semanas de las elecciones del 1 de junio, se desató el día 5, cuando Sánchez de Lozada declaró que Paz Zamora debería renunciar a su candidatura porque si llega al gobierno Bolivia sería "descertificada" y bloquedada por el gobierno de Estados Unidos.
"Si Jaime Paz es presidente de Bolivia, si ayuda a elegir presidente o si es gobierno indirectamente, este país va a ser descertificado porque Jaime (Paz) no tiene visa, porque (en Estados Unidos) lo consideran narcovinculado", dijo el jefe de Estado.
Washington quitó la visa de ingreso a Estados Unidos a Paz Zamora en 1995 por sus supuestos vínculos con el narcotraficante Isaac "Oso" Chavarría, que murió en prisión en noviembre de ese mismo año antes de recibir sentencia.
El antecedente inmediato que reactualizó ese tema es el viaje que la anterior semana realizó a Washington el candidato vicepresidencial del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), Samuel Doria Medina, supuestamente con la misión de tramitar la visa del ex mandatario.
Sin embargo, tras el retorno de Doria Medina, se supo que Estados Unidos estaría dispuesto a hablar con el MIR pero no con su líder Paz Zamora.
"A Bolivia no le interesa si Jaime (Paz) y los 'miristas' tienen visa o si van a Disneylandia", dijo Sánchez de Lozada al señalar que una alianza con el MIR lanzaría a Bolivia "a una guerra contra el Imperio".
"Al pueblo le afecta que la certificación no llegue porque eso provocaría que se paralicen los préstamos" internacionales, "que se corte la ayuda y se nos embargue y que tengamos una fama de parias por estar manejados por una persona narcovinculada", precisó Sánchez de Lozada.
El presidente pidió a Paz Zamora que "aprenda a cumplir sus promesas", en referencia a la renuncia definitiva a la política que hizo en 1995 tras conocerse las acusaciones en su contra, cuando admitió haber cometido "errores pero no delitos" por su amistad con "Oso" Chavarría.
Aunque nunca se enjuició a Paz Zamora por sus vínculos con el narcotraficante, quien habría financiado la campaña electoral del MIR en 1985 según investigaciones de una comisión del parlamento boliviano, en Bolivia está claro el veto de Estados Unidos al ex mandatario.
Washington ha reiterado, recientemente y a través de su embajador Curtis Kamman, que "no quiere tener vínculos con gente que ha recibido dinero del narcotráfico", en una alusión a Paz Zamora.
"Sánchez de Lozada es un sinvergüenza, porque la conspiración que hizo fue justamente para perjudicarme y está absolutamente temeroso de no haber logrado su objetivo. Es un cínico y gracias a Dios Bolivia se estará librando de él en muy poco tiempo", dijo Paz Zamora este domingo a la prensa nacional.
"Aprovecho que está la prensa para preguntar: ¿El presidente Sánchez de Lozada es un cabrón o no es un cabrón? ¿El gringo es un vendepatria, o no?", dijo en una concentración partidaria en referencia al marcado acento anglosajón que el jefe de Estado heredó por vivir muchos años en Estados Unidos.
Tras la guerra verbal de este fin de semana, un fuerte rumor comenzó a circular de que Paz Zamora renunciaría próximamente a su candidatura presidencial y que sería sustituido por Doria Medina, a quien Estados Unidos ve con simpatía.
Medina es un próspero empresario boliviano y ex ministro de Planificación de Paz Zamora, que en 1995 permaneció secuestrado por 45 días en manos de un comando del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) de Perú dirigido por Néstor Cerpa.
Fue liberado luego que su familia pagó un rescate de 1,2 millones de dólares.
Esos fondos permitieron al MRTA financiar el asalto en diciembre pasado a la residencia de la embajada de Japón en Lima, donde permanecen recluidos 72 rehenes, entre ellos el embajador de Bolivia en Perú, Jorge Gumucio.
Aunque el MIR figura en el tercer y cuarto lugar en las encuestas, la importancia de este partido en las elecciones de junio está en que los votos de sus parlamentarios serán decisivos en la elección del próximo presidente en el Congreso Nacional.
Suponiendo que ninguno de los candidatos alcanzara en las urnas la mayoría absoluta, el MIR apoyaría la elección del ex dictador Hugo Bánzer, favorito en las encuestas aunque sin la mayoría suficiente para acceder directamente al poder.
Banzer, que gobernó por la fuerza tras un golpe militar entre 1971 y 1978, apoyó la elección presidencial de Paz Zamora en el Congreso en 1989, pese a que el MIR había salido tercero en las elecciones de ese año, ganadas por Sánchez de Lozada.
Desde entonces, Paz Zamora tiene una deuda política con Banzer, la misma que querría honrar favoreciendo la elección del ex dictador y, posiblemente, cogobernando con él, aunque esto último no parece del agrado del "general". (FIN/IPS/jcr/dg/ip/97