La epidemia de sida, que ahora ataca con más obstinación a los refugiados, persiste en todo el mundo a pesar del descubrimiento de algunas terapias efectivas, declaró Peter Piot, director ejecutivo de Onusida.
"No obstante lo que se escucha decir por todas partes, la epidemia no cede, ni siquiera en los países occidentales", insistió el miércoles 9 el funcionario de la agencia de las Naciones Unidas (ONU) que coordina la lucha contra el sida en todo el mundo.
Cada día se contagian 8.500 personas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), la antesala del sida.
En 1996 murieron de sida 1,5 millones de personas, lo que representa un cuarto del total de fallecidos desde la aparición del mal, hace más de 10 años.
Basado en esos datos y aún cuando la mortalidad disminuya en los países occidentales, Piot refirmó que la epidemia se encuentra en aceleración en todo el mundo y la mortalidad sube hasta el extremo de igualar o superar a una enfermedad como el paludismo.
La Junta de Coordinación del Programa de Onusida, que este miércoles concluyó en Ginebra su cuarta sesión, mostró preocupación por el alto grado de vulnerabilidad de los refugiados, expuestos con frecuencia a la violencia sexual, a las violaciones y al tráfico.
Las mujeres refugiadas surgen como el sector con más peligro de contagio. Junto a los niños, constituyen 75 por ciento de la población de refugiados.
La ministra de Salud de Sudáfrica, Kasazana Zuma, que también preside la Junta de Onusida, describió las dificultades para desarrollar campañas de prevención en los campamentos de refugiados.
Para gente que enfrenta cotidianamente a la muerte violenta, carece de sentido o por lo menos se presenta como muy remota una enfermedad como el sida, que la matará sólo 10 años más tarde, dijo Zuma.
"¿Qué clase de diversión tienen los refugiados? Algunos dicen que el sexo es la diversión de los pobres, aunque también es para los ricos. Pero cuando no se tiene otra oportunidad ni se puede ir al cine o al fútbol, seguramente habrá más relaciones sexuales", reflexionó.
Onusida declaró su preocupación por la persistencia de la crisis de los refugiados en la región central de Africa y formuló un llamado a adoptar medidas de prevención del sida.
La crisis de la región de los Grandes Lagos es una inquietud general para el resto de Africa también en términos de HIV y no sólo en términos de desestabilización política, dijo Piot.
Otra de las prioridades de la agencia de la ONU apunta a mejorar el acceso a las medicinas para el tratamiento de las infecciones de HIV y de las enfermedades asociadas.
En la actualidad, el tratamiento de infecciones de HIV y de sida cuesta entre 10.000 y 15.000 dólares anuales. En comparación, muchos países en desarrollo gastan por año y por habitante en salud apenas 10 dólares y a veces 20, pero nunca llegan a un centenar.
El acceso a las nuevas medicinas no representa una opción para la mayoría de la población enferma de HIV en el mundo. Onusida negocia con algunos sectores privados la posibilidad de reducir esas barreras, indicó Piot.
El funcionario anunció que su agencia trabaja con empresas privadas para obtenerr un precio accesible para el condón femenino, que otorgue a la mujer independencia en el uso del preservativo, que hasta ahora era otra prerrogativa de los hombres.
Zuma elogió los pasos de Onusida para atraer al sector privado. "Creemos que el mundo de los negocios tiene que desempeñar un papel importante y creativo en la lucha contra el sida", señaló.
Piot advirtió a los países industrializados que mientras la epidemia no se detenga en todo el mundo "no desaparecerá de cada país singular". (FIN/IPS/pc/dg/pr-he-hd/97)