El indígena brasileño Galdino Jesús dos Santos, quemado vivo en la madrugada del domingo en Brasilia por jóvenes de clase media, murió el lunes 21 en un hospital de esa ciudad.
Con quemaduras profundas en 95 por ciento de su cuerpo, la víctima, de 45 años de edad, sucumbió pese al tratamiento recibido en un hospital especializado de Brasilia.
"Era sólo un jugueteo", "pensábamos que se trataba de un mendigo", intentaron justificar los cinco adolescentes, dos de los cuales son hijos de jueces. Todos ellos fueron detenidos por la policía el mismo domingo, algunas horas después del crimen.
El grupo paseaba en un automóvil cuando vieron al indígena dormido bajo el refugio de una parada de autobuses. Le echaron un líquido inflamable y le prendieron el fuego, dándose a la fuga de inmediato.
Pero fueron perseguidos por un testigo, Nairo Magalhaes, que anotó el numero de placa del vehículo. Aunque fue auxiliado por otras personas que pasaban por el lugar, el indígena sufrió quemaduras mortales.
Por la identificación del automóvil, la policía logró llegar a los cinco jóvenes en pocas horas.
El ministro interino de Justicia, Milton Seligman, dijo esperar un rápido juicio, ya que la investigación policial ya concluyó. Calificó de "ofensa a la ciudadania brasileña" la agresión gratuita cometida por los jóvenes.
El gobernador del Distrito Federal, Cristovam Buarque, decretó duelo oficial por tres días, exactamente cuando Brasilia conmemoraba el 37 aniversario de su fundación este lunes.
Se trata de "un crimen injustificable contra la población local y nacional, contra los indígenas y también contra las propias familias" de los autores, muy conocidas y respetadas en la ciudad, señaló el gobernador.
Galdino Jesús dos Santos era consejero, el tercero en la jerarquía de su tribu, del grupo indígena pataxó, radicada en el sur de Bahía, estado del noreste de Brasil, y lucha por recuperar sus tierras invadidas por terratenientes.
Desde el viernes se encontraba en Brasilia, donde participó de un acto contra la política oficial hacia su etnia y en la fiesta del Día Nacional del Indígena, el sábado.
Al haberse extraviado de su grupo y no haber podido volver a su sitio de hospedaje, decidió pasar la noche del sábado en la parada de autobuses.
Como se trata de un "crimen horrendo" para la legislación nacional, por su crueldad y gratuidad y de la muerte de un indígena, los jóvenes pueden ser condenados a 30 años de cárcel. No tienen derecho a aguardar el juicio en libertad mediante pago de fianza.
La policía los mantiene en celdas aisladas de los demás presos, al temer que sean linchados por la indignación provocada por su crimen.
La población brasileña fue sacudida por ese nuevo caso de violencia gratuita, dos semanas después de la conmoción causada por la exhibición en la televisión de imágenes de las brutalidades cometidas por la policía militar de Rio de Janeiro y Sao Paulo.
En Brasilia es conocido el fenómeno de la violencia ejercida por bandas juveniles de clase media que cometen frecuentes actos de vandalismo.
Hace cuatro años un adolescente de 16 años fue muerto por un grupo de colegas practicantes de artes marciales. (FIN/IPS/mo/dg/pr-hd/97)