En 1994 comencé a trabajar con la Asociación de Consumidores de Albania (ACA) y en marzo de 1995 hice mi primera visita a ese país, donde comprobé que, pese a la existencia de muchos obstáculos, ACA intentaba mejorar efectivamente la situación de los consumidores albaneses.
La Asociación de Consumidores de Albania fue creada en 1991 por voluntarios, y sus más de 12.000 miembros se distribuyen a través de 37 distritos a nivel nacional con el objetivo principal de proveer información a los albaneses acerca de los derechos y responsabilidades de los consumidores en una economía de mercado.
Los miembros de ACA viajaban constantemente a diferentes partes del país, hablando con la gente tanto en los pueblos y las escuelas como en los lugares de trabajo, e informaban sobre sus campañas a través de su periódico Consumer Voice y otros medios de comunicación.
Entre sus logros, convencieron a los trabajadores de las panaderías para que el pan fuera vendido con el peso justo, e impulsaron a unirse a los aldeanos para impedir que los agricultores agregaran sustancias peligrosas a la leche para incrementar su cantidad.
En las escuelas entregaron el mensaje acerca de cómo informarse mejor en un medio en que la publicidad aparecía por primera vez, y donde productos extranjeros iniciaban su entrada al mercado nacional sin control sobre su seguridad o calidad.
Los medicamentos, por ejemplo, podían comprarse en la calle, a veces pasada su fecha de expiración y a menudo sin etiquetas en la lengua albanesa.
La Asociación llevó a cabo campañas sobre la necesidad de la seguridad de alimentos y agua, contra la contaminación ambiental y por una ley de protección a los consumidores.
Esto último culminó el 6 de febrero de 1997, cuando el parlamento albanés aprobó esa legislación después de cinco años de trabajo de ACA.
Entre junio y diciembre de 1996, la Asociación realizó campañas contra los llamados sistemas piramidales de ahorro para pequeños inversionistas, publicando folletos y escribiendo artículos en la prensa.
En enero, ACA envió una carta al Presidente y al primer ministro advirtiéndoles los peligros de esos planes, que prometían grandes ganancias en breve plazo y que, de acuerdo con las encuestas, involucraban a un 90 por ciento de la población.
Los sondeos realizados por la Asociación revelaron por qué la gente participaba en esos planes.
Según ACA, los consumidores bien informados no podrían creer en una oferta de una tasa de interés de 170 por ciento. Sin embargo, en respuesta a la pregunta "¿Qué le impulsó a prestar su dinero?", 75 por ciento de los encuestados respondieron que se debió al alto costo de la vida.
Cuando se preguntó si "esperan y creen que su dinero será reembolsado", 90 por ciento dijeron que esperaban que así fuera si el Estado estaba involucrado.
Respecto a la solución, 80 por ciento respondieron que el gobierno debería encontrar un arreglo apropiado y 90 por ciento, que el Presidente era el único que podía resolver la situación.
Ante la pregunta "¿Sabe usted que esos fondos de inversión son inseguros e impredecibles?", 20 por ciento respondieron que sí, y 80 por ciento, que estaban decepcionados de las garantías dadas por el gobierno.
Esta información fue enviada a Consumers International el 27 de febrero. Dos semanas más tarde, el caos había llegado a Tirana, la capital albanesa.
La Asociación de Consumidores de Albania llamó a la calma y a resolver la situación mediante procedimientos democráticos, pero pocas personas escucharon el mensaje.
Las instituciones estatales, los expertos gubernamentales y los partidos políticos fracasaron en proporcionar a los ciudadanos de Albania la capacidad de evitar la tentación ofrecida por los fondos de inversión. Los informes de prensa advierten ahora que los albaneses abandonan el país a razón de 1.000 por día.
La Asociación de Consumidores de Albania ha estado trabajando en conjunto con Consumers International en un proyecto financiado por el Programa PHARE Democracy de la Comisión Europea, la Fundación Know How de Gran Bretaña y la Fundación Westminster por la Democracia, para ampliar la asesoría a los consumidores en Albania.
En este contexto, se realizó un programa de capacitación en negociación y en realización de campañas, así como en el tratamiento de casos y la entrega de información pública a través de folletos y boletines.
Tres miembros de la Asociación visitaron Gran Bretaña en el otoño pasado para observar cómo se han puesto en práctica estas habilidades en el National Consumer Council y en el Cardiff Citizens Advice Bureau, y en febrero funcionarios de ACA visitaron la Asociación de Consumidores Eslovena para estudiar los métodos usados allí.
También ha habido inversión en equipos para mejorar la eficiencia del trabajo de ACA, incluyendo teléfono, fax y computadores. Antes de este proyecto, se producían boletines de información manualmente.
Consumers International se compromete a continuar trabajando con la Asociación de Consumidores de Albania para llevar a fin el actual proyecto y desarrollar otros en el futuro. (FIN/Consumers International-IPS/97).
(*) Encargada del Programa para Europa central y oriental de Consumers International