La guerra de Corea, que aún no acabó de forma oficial 44 años después del armisticio, está más cerca que nunca de su fin gracias a las conversaciones promovidas por Estados Unidos. La hambruna en Corea del Norte se ha convertido en un factor determinante para ello.
Se prevé que Corea del Norte se comprometerá este viernes a participar en conversaciones con Corea del Sur y Estados Unidos, en las que también intervendrá China, dirigidas a la firma de un acuerdo de paz definitivo en la península asiática.
El buen humor era evidente cuando las conversaciones oficiales entre altos funcionarios de Seúl, Pyongyang y Washington comenzaron en Nueva York el miércoles. Todas las partes calificaron la instancia de "alentadora".
Sin embargo, el vicecanciller de Corea del Norte, Kim Gye Gyaw, advirtió que, a pesar de que hubo "algunos avances" en sus reuniones con su par de Corea del Sur, Song Young Shik, la finalización de las negociaciones podría no estar cercana.
"Algunas conversaciones no finalizan con facilidad. A veces, duran unos pocos días, y otras veces insumen meses", dijo Kim.
Por su parte, el subsecretario de Estado asistente de Estados Unidos Charles Kartman se manifestó optimista tras los primeros contactos realizados con miras a las reuniones cuatripartitas convocadas por el presidente Bill Clinton hace un año.
Kartman afirmó que la respuesta de Pyongyang podría estar lista el viernes.
Para muchos observadores, el factor clave para que Corea del Norte acepte la oferta sería la concesión anunciada por el propio Clinton de 15 millones de dólares en asistencia alimentaria, lo cual podría instar a Corea del Sur y Japón a comprometerse en una operación humanitaria a gran escala.
Corea del Norte sufre la peor hambruna de su historia, y se prevé que la situación empeorará en los próximos meses.
"Pyongyang intenta obtener compromisos en torno al envío de alimentos en las primeras etapas de la negociación para las conversaciones cuatripartitas", dijo a IPS Selig Harrison, experto en asuntos coreanos del Centro Académico Woodrow Wilson, con sede en Washington.
Luego de las reuniones del miércoles, el surcoreano Song admitió que uno de los principales puntos de discusión es, en efecto, el compromiso de asistencia alimentaria.
El Programa Mundial de Alimentacion (WFP) dijo que Corea del Norte requerirá 200.000 toneladas de comida para sobrevivir a la escasez que ocasionaron las inundaciones y la caída del comercio entre Pyongyang y el disuelto bloque soviético.
El país carece de la mitad de la comida necesaria para cubrir las necesidades básicas de la población, o sea 2,3 millones de toneladas, según estimaciones del WFP.
La directora de la agencia, Catherine Bertini, dijo que, durante la visita, vio niños con el vientre hinchado, el pelo desteñido y otras señales de desnutrición, incluso en zonas urbanas. En las rurales, la situación es peor, afirmó.
Aunque la hambruna puede haber obligado a Pyongyang a sentarse en la mesa de negociaciones, las partes negaron que hubiera una conexión entre la asistencia alimentaria y el proceso de paz, si bien el punto estuvo sobre el mantel.
"Consideramos la ayuda a los niños solo como una cuestión humanitaria. No está vinculada con la política, ni debería", dijo el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, Nicholas Burns.
Hyung se negó a comentar el problema alimentario.
Para muchos expertos en asuntos coreanos, estas negociaciones son la mejor oportunidad para que la guerra de Corea acabe de forma definitiva. El conflicto bélico concluyó con un armisticio en 1953, insuficiente para aliviar la tensión en la frontera y la áspera retórica de los dos gobiernos.
"Corea del Norte no desea cortar el proceso, y por eso no quieren dar un 'no' definitivo a las tratativas cuatripartitas", dijo Harrison.
Por eso, esta es la mejor oportunidad para que Washington aliente a Pyongyang a que acceda a acordar una fecha de inicio para las negociaciones, agregó.
En el gobierno de Clinton también reina el optimismo.
"Ellos no habrían venido recorrido todo el camino hasta aquí para emitir una respuesta de una sola palabra. Si fueran a decir 'no', ya lo habrían hecho", dijo un funcionario que reclamó reserva sobre su identidad.
China, el principal aliado de Corea del Norte, también tiene buenas razones para participar en las conversaciones, a través de las cuales evitaría una crisis masiva de refugiados en la frontera en caso que la hambruna empeore.
De todos modos, existe incertidumbre sobre cuán lejos podría llegar el líder de Corea del Norte, Kim Jong Il, quien aún no aceptó tomar las riendas del poder desde la muerte de su padre, Kim Il Sung, en 1994.
Cercado por el hambre y la deserción del principal ideólogo del gobernante Partido Comunista, Hwang Jang Yop, Pyongyang podría mantenerse vacilante en cuanto a las conversaciones por la paz.
"Corea del Norte generalmente da un paso adelante, medio paso para atrás y un paso al costado", dijo, en tal sentido, Leonard Spector, del instituto académico Carnegie Endowment. (FIN/IPS/tra- en/fah/yjc/mj/ip/97