Los gobiernos del Golfo pretenden ejercer una férrea vigilancia sobre la red informática mundial Internet, con la excusa de "proteger" a sus ciudadanos de la pornografía ciberespacial y por razones de seguridad.
Autoridades de Arabia Saudita, Bahrain, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar, miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), discuten la "amenaza" que se cierne desde el ciberespacio sobre sus conservadoras sociedades.
Los materiales "objetables" que se difunden a través de Internet, que van desde pornografía a literatura racista, podrían ser perjudiciales para el cumplimiento de objetivos de seguridad de las naciones del Golfo, concluyeron.
Además, el ingreso irrestricto a la red supone riesgos económicos, como las estafas informáticas a través de las cuales piratas informáticos robaron 800 millones de dólares de cuentas bancarias en Estados Unidos en 1996.
Funcionarios del CCG manifestaron su preocupación de que los piratas de todo el planeta puedan echar mano a las inmensas fortunas de esta rica región petrolera y desestabilizar sus economías.
El jefe de policía de Dubai, general Dhahi Khalfan Tamim, aseguró que Israel intentó infiltrarse en los estados árabes a través de Internet a través de la instalación de "páginas web" dirigidas especialmente a usuarios de sus vecinos de Medio Oriente.
Además, "los usuarios de computadoras de Emiratos Arabes Unidos y otros estados de la región pueden 'charlar' con israelíes a través de Internet e intercambiar información importante", según Khalfan Tamim.
El funcionario sostuvo frente a sus pares que es urgente y necesario regular la red informática, pero alertó que es imposible vigilarla por completo.
"En Dubai no perdemos la esperanza de restringir el acceso pues Singapur lo hizo con éxito. En el mundo de la programación, creemos que nada está fuera de nuestro alcance", dijo.
Singapur se convirtió en julio de 1996 en el primer país de Asia que aprobó normas regulatorias, con el argumento de mantener "limpieza en el vecindario".
Todos los usuarios de Internet en ese país deben registrarse ante las autoridades y abstenerse de "visitar" sitios que difundan material considerado pornográfico, apologicen la violencia, expongan personas desnudas o manteniendo relaciones sexuales o "inciten" a la homosexualidad y la pedofilia.
Internet es un peligro para los altos valores morales, las prácticas tradicionales y las creencias religiosas de los estados árabes del Golfo, dijo Mansour al-Awar, también funcionario de la policía de Dubai.
El Centro de Investigaciones y Estudios Policiales de Dubai atribuyó muchos de los problemas que sufren los jóvenes de este reino, el segundo más rico de Emiratos Arabes Unidos, a la influencia de culturas no árabes.
Su director, Mohammed Murad Abdullah, dijo que el uso del correo electrónico originó nuevas formas de acoso de todo tipo, incluso el sexual. "La ausencia de censura aplicable a libros, publicaciones y películas contribuye a la difusión de ideas radicales y racistas entre los niños", afirmó.
Hoteles y empresas de aviación del Golfo, bombardeados por reservas falsas, fueron los primeros en reclamar medidas de vigilancia más estrictas sobre las redes informáticas.
Emiratos Arabes Unidos fue pionero en la región en sus gestiones para limitar la influencia de Internet y postula regulaciones exhaustivas.
Las autoridades afirman que no es imposible filtrar los materiales "objetables" de la red, sobre todo en un país donde una sola empresa brinda la conexión a los usuarios, la Corporación de Telecomunicaciones de Emiratos (Etisalat).
La compañía optó por el sistema denominado "representación de servidores", que le permite elegir los "sitios web" de modo de eliminar "el material no deseable, entre ellos los 120 'sitios' pornográficos en Internet".
La capacidad regulatoria de Etisalat avanza al mismo ritmo que la tecnología de vigilancia del ciberespacio, según la empresa, que ya cuenta con un nuevo sistema de control que analiza las preferencias de los usuarios e identifica los "sitios" que deberían ser bloqueados.
La policía de Dubai discute la instalación, a un costo de 2,7 millones de dólares, de un programa de vigilancia desarrollado por la empresa británica JBB Consultancy Services, que también analiza la información permitida.
El sistema "mapa de la red" establece las costumbres de los usuarios al identificar la frecuencia con la que "visitan" determinados "sitios" y trazar sus movimientos en Internet.
Un artefacto conectado a la línea telefónica avisa a las autoridades cada vez que un usuario intenta ingresar a un lugar que, según ellas, deba ser prohibido.
Esa alarma suena cada vez que ciertas palabras clave ingresan al sistema, y automáticamente ese "sitio" ingresa a la lista de lugares prohibidos. (FIN/IPS/tra-en/am/an/mj/ip cr/97