El rescate de los rehenes de la residencia del embajador de Japón en Lima revivió en Colombia el recuerdo de episodios similares acaecidos en los años 80 con el entonces insurgente M-19, que tuvieron un final trágico.
"Pensamos que el desenlace" de la crisis de los rehenes en Lima "sería parecido al del Palacio de Justicia, pero por lo que se ha sabido fue una operación planeada e impecable", dijo Carlos Medellín, que este martes renunció al Ministerio de Justicia de Colombia.
Medellín era estudiante de derecho en noviembre de 1985, cuando el M-19 (Movimiento 19 de Abril) se atrincheró en el palacio de Justicia, en Bogotá, con 400 rehenes.
El ejército se lanzó al asalto del Palacio con apoyo de tanquetas y helicópteros de transporte y el saldo fue de 100 muertos, entre guerrilleros, magistrados y funcionarios del Poder Judicial. El padre de Medellín, miembro de la Corte Suprema de Justicia, se contó entre las víctimas.
"La improvisación de Bogotá fue total" en el operativo del Palacio de Justicia, mientras que en Lima este martes "cada cual sabía lo que estaba haciendo", dijo el ex ministro.
Según Medellín, la experiencia peruana parece demostrar que "lo más sensato" para afrontar una crisis de rehenes "es el mando unificado" a cargo de "un civil", y "mucha paciencia".
"Es reconfortante y gratificante saber que en América Latina se puedan hacer este tipo de operaciones impecables", dijo Medellín, que abandonó el gobierno colombiano para dedicarse a la actividad política.
Carlos Pizarro, comandante del M-19, aseguró en el libro "La Guerra y la paz" que los hechos del Palacio de Justicia de Bogotá dejaron "sobre cientos de colombianos esperanzados en la paz un sentimiento de impotencia muy grande".
Según Pizarro, el objetivo de la ocupación del Palacio de Justicia fue denunciar la violación de los acuerdos para negociar la paz alcanzados por el M-19 con el gobierno de Belisario Betancur (1982-1984).
Las denuncias de los guerrilleros fueron "acalladas con los tanques de la guerra" , dijo Pizarro, que fue asesinado en 1990, pocos meses después de la legalización del M-19.
Para el presidente del M-19, Rosemberg Pabón, el éxito del operativo de Lima radicó en que el ejército tuvo tiempo para "recopilar información de inteligencia" y poder planear sus acciones.
Pabón, que al mando del M-19 dirigió en 1980 con el alias de "Comandante Uno" la ocupación de la embajada de República Dominicana en Bogotá, afirmó que el Movimiento Revolucionario Tupac Amarú (MRTA) "dejó pasar mucho tiempo" en la negociación con el gobierno peruano y eso favoreció la acción del ejército.
"No puede hablarse de un triunfo" en el caso de Perú, dado que murieron un rehén y todos los guerrilleros, y lo positivo habría sido haber llegado a una solución negociada, opinó Pabón.
"Faltó serenidad y flexibilidad de parte del gobierno peruano y de la guerrilla del MRTA" para lograr "una salida incruenta", agregó.
El M-19 liberó a medio centenar de rehenes después de ocupar durante 63 días la embajada de República Dominicana en Bogotá.
A cambio, los guerrilleros obtuvieron un avión para trasladarse a Cuba y una suma de dinero cuyo monto se desconoce pero que habría superado el millón de dólares. Pero no lograron su objetivo de liberación de dirigentes del M-19 encarcelados.
Según Pabón, es probable que si en Lima se hace una encuesta hoy el prestigio de del presidente Alberto Fujimori muestre un aumento, pero el mandatario peruano "no debe caer en el triunfalismo y el éxito debe llevarlo a ser generoso".
Para el dirigente ex guerrillero, los resultados de este martes deben inducir a Fujimori a "una reflexión profunda de las fallas que se han cometido" y a presentar una propuesta política que incluya a los alzados en armas.
Así mismo, sugirió al gobierno peruano la revisión de la situación en las cárceles, especialmente de los insurgentes presos, 'que eso muy difícil". (FIN/IPS/yf/ff/ip/97
