Los países en desarrollo de Asia deberán invertir hasta 40.000 millones de dólares por año en sus megaciudades en la próxima década si pretenden mantener su avance económico y la calidad de la vida, alertó el Banco Asiático de Desarrollo (AsDB).
Junto al acelerado crecimiento de las últimas tres décadas, las ciudades asiáticas iniciaron una tendencia a dismunuir la calidad de vida, con creciente población, delincuencia, congestión y desigualdades en los ingresos.
"Sin mejores intervenciones para enfrentar estos grandes problemas, las megaciudades estarán aún más congestionadas, contaminadas, poco saludables, caras y socialmente divididas", indicó el informe anual de 1996 del AsDB.
Junto al rápido crecimiento de Asia, su población urbana se expandió de 400 millones en 1965 a 1.100 millones actualmente, y aunque los índices de crecimiento demográfico deberían disminuir en el futuro, el número de habitantes urbanos crecerá más del doble, a 2.500 millones, en el 2025.
En ese moemnto, el nivel de urbanización de Asia aumentará de 33 por ciento a casi 53 por ciento, y la región será hogar de la mitad de la población urbana del mundo.
En el 2025, Asia tendrá 20 megaciudades, -aquellas con más de 10 millones de personas-, y 10 de ellas estarán en el sur de Asia.
La mayoría de los habitantes urbanos estará en Bangladesh, China, India, Indonesia, Japón y Pakistán. En el 2025 las ciudades más populosas serán Bombay, seguida de Tokio, Shanghai, Karachi y Dhaka.
Pero la infraestructura, los servicios sociales y de salud, no obstante, no siempre siguieron el crecimiento urbano, desatado por el aumento demográfico y la migración de las áreas rurales.
Alrededor de 30 por ciento de los habitantes urbanos viven en zonas marginadas, hogar de muchos residentes que luchan en la economía informal.
Sin inversiones adecuadas para detener la caída de las megaciudades, se producirá un "espiral descendente" que llevará a la caída de las ventajas comparativas de las ciudades, y por lo tanto de preciados recursos que las mantienen.
Hasta ahora, dijo el AsDB, con sede en Manila, la financiación de infraestructura necesaria para sostener la productividad y "mejorar moderadamente" la calidad de vida cuesta unos 20.000 millones de dólares al año.
Pero el costo de administrar las ciudades, no obstante, aumentará, según estimaciones, a 40.000 millones de dólares al año durante la próxima década.
Los sectores que necesitarán la mayor inyección de fondos son la renovación de la infraestructura existente, la inversión en transporte y comunicaciones, la energía, el abastecimiento de agua y el alcantarillado.
Las viejas formas de financiar proyectos urbanos deberán cambiar, y el gobierno ya no puede ser la principal o única fuente de financiación.
Cada vez más los gobiernos recurren a "mecanismos basados en el mercado" o estrategias de precios para lograr objetivos como mejor cuidado del medio ambiente.
Los instrumentos económicos no están muy extendidos en Asia, pero países como Malasia impusieron altas tarifas, Tailandia está utilizando impuestos diferenciales sobre el combustible y Filipinas experimenta con multas a la contaminación.
Mientras tanto, el sector privado llega a servicios antes entregados por el Estado, como agua, alcantarillas, calles y transporte público, a menudo en gestión conjunta con los gobiernos, los cuales retienen la propiedad.
En otras palabras, los gobiernos asiáticos, sostiene el Banco, deberían anticipar las necesidades de infraestructura y los servicios. (FIN/IPS/tra-en/js/lp/dv/97