China atribuye la visita a Taiwan del Dalai Lama, el líder espiritual de Tibet, a la intención de dañar su imagen y acallar su euforia cuando faltan apenas 100 días para que Gran Bretaña entregue Hong Kong.
Para Beijing, de hecho, Hong Kong y el enclave de Macao, que será entregada por Portugal a China en 1999, ya no constituyen un problema. Sus preocupaciones se centran en la "renegada" Taiwan y la provincia de Tibet, donde existe un fuerte movimiento por la autodeterminación.
Por eso, el viaje del Dalai Lama fue la semana pasada una doble pesadilla para el régimen de China, que reaccionó, como era predecible, con furia ante la posibilidad de que la acción de "divisionistas tibetanos y taiwaneses" le amarguen el triunfo de la entrega de Hong Kong el 1 de julio.
La primera visita del Dalai Lama a Taiwan se registró menos de dos meses después de la muerte del líder supremo de China Deng Xiaoping, una de las principales figuras de la invasión de Tibet en 1950.
El exiliado Dalai Lama dijo que su viaje a Taiwan, país al que Beijing considera una provincia renegada, tuvo motivos religiosos. Pero China la calificó de "cruzada política" con el objetivo de "fracturar la madre patria".
El líder espiritual de Tibet, de 61 años, vive en el exilio en India desde 1959, cuando condujo una abortada rebelión contra Beijing. La bienvenida que se le prodigó en Taipei la semana pasada fue digna de jefe de estado.
El Dalai Lama afirma que pretende la autodeterminación para Tibet, no la independencia, y propuso que China aplique en el caso de su patria el concepto de "un país, dos sistemas" que Beijing prometió poner en práctica en el caso de Hong Kong.
La agencia oficial china Xinhua sostuvo que la visita es una señal de la "abierta convergencia entre los independentistas de Taiwan y Tibet".
Huang Jiashu, profesor de la Universidad del Pueblo de China, dijo en una conferencia académica que el gobierno de Taiwan invitó al Dalai Lama para que la "influencia internacional" del líder tibetano se convierta en una contribución a la "diplomacia práctica" de Taipei.
Por otra parte, los analistas perciben que las últimas actividades del Dalai Lama son particularmente dolorosas para las autoridades comunistas, que están dedicadas a analizar el legado de Deng, muerto en febrero.
El arquitecto de la apertura y el auge económicos de China dejó su marca particular en Tibet. Deng era comisario político del contingente militar que ingresó a ese territorio en 1950 y tuvo un papel importante en los operativos siguientes.
Fue él, supuestamente, quien redactó un documento clave del partido un mes después de la invasión, en el cual se planteó por primera vez el principio de "un país, dos sistemas" que se aplicará ahora en el caso de Hong Kong.
Este documento, conocido luego como el Acuerdo de 17 Puntos, proclamaba que se construiría "un nuevo Tibet dentro de la nueva China". Cualquier reforma, prometía, sería desarrollada "de acuerdo con los deseos del pueblo tibetano y en consulta" entre Beijing y las autoridades del territorio.
Pero las "consultas" no fueron más que un sueño luego que el Dalai Lama y miles de sus seguidores huyeron de Tibet en 1959.
Muchos tibetanos recuerdan el liberalismo desplegado a comienzos de los años 80 por Hu Yaobang, entonces secretario general del Partido Comunista. Pero las negociaciones entre Beijing y los exiliados tibetanos se cortaron cuando Hu fue purgado.
Deng condicionó el reinicio de las conversaciones al cese de los llamados a la independencia del Tibet. Su muerte, empero, le brinda a sus sucesores una oportunidad para reconsiderar las posiciones de Beijing.
En su discurso de homenaje a Deng, el presidente Jiang Zemin dijo que, tras la entrega de Hong Kong el 1 de julio y el de Macao en 1999, el problema de Taiwan será abordado y "se logrará la reunificación de la madre patria".
Aunque la pacificación de las áreas fronterizas de China no fueron mencionadas explícitamente como un paso en ese proceso, la atención que prestaron las autoridades al viaje del Dalai Lama a Taiwan es una señal de que no pueden ocultar más su ansiedad.
Durante la visita, el diario China Daily publicó en forma destacada una entrevista al vicepresidente de la Asociación para las Relaciones a Través del Estrecho de Taiwan, Tang Shubei, quien conduce las conversaciones entre Beijing y Taipei.
"Funcionarios en la isla y su denominado presidente, Lee Teng Hui, deberán abandonar sus actividades secesionistas antes de que pueda comenzar el diálogo", dijo Tang.
Pero el funcionario también afirmó que, en el largo plazo, ambas partes deberían negociar una fórmula para la reunificación. El éxito de la anexión de Hong Kong será, en ese sentido, "un ejemplo para la solución de la cuestión de Taiwan", declaró.
A pesar de que la retórica se endurece, algunos diplomáticos afirman que la actual atmósfera es la mejor en muchos años para el desarrollo de una discusión seria sobre el Tibet, debido a la muerte de Deng y a la avanzada edad del Dalai Lama. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/mj/ip/97