Los presidentes Boris Yeltsin, de Rusia, y Jiang Zemin, de China, se preparan para una cumbre histórica este mes con el objetivo de reducir la tensión por las disputas fronterizas y crear una "asociación estratégica".
Pero los comerciante rusos radicados en esta ciudad no saben qué es la "asociación estratégica" ni están al tanto de la cumbre. Están muy ocupados en hacer dinero y en practicar las leyes de la oferta y la demanda.
El comercio transiberiano es una de las razones que impulsan a China y Rusia a mejorar sus relaciones bilaterales.
En la década de los años 50, las relaciones entre Moscú y Beijing estaban basadas en una ideología común, en la alianza contra las potencias industrializadas durante la guerra de Corea y en el objetivo compartido de construir un "'paraíso comunista".
Pero Mao Zedong se enemistó con los dirigentes soviéticos y las relaciones entre las dos potencias comunistas se tornaron hostiles en los años 60. Chinos y soviéticos competían por dominar la estrategia del movimiento comunista en el mundo en vías de desarrollo y acumulaban tropas en la frontera común.
Beijing recibó como una advertencia el derrumbe de la Unión Soviética en 1991. El Partido Comunista de China continuó un programa de reformas económicas sin libertades políticas, mientras Rusia optaba por acelerar la liberalización.
La "histórica cumbre entre China y Russia", como la anunció la agencia de noticias china Xinhua, determinará la reducción del número de soldados en la frontera e impulsará la creación de una alianza estratégica entre los dos países.
En un análisis de la visita a Moscú en diciembre del primer ministro chino Li Peng, que abrió el camino para la próxima cumbre, Xinhua sostuvo que "tanto Rusia como China se merecen ser dos polos independientes e importantes en un mundo multipolar".
Lo que aproxima a Rusia y China después de décadas de separación es la necesidad de contrarrestar el espectro de un mundo unipolar dominado por Estados Unidos.
"China no está de acuerdo con un mundo unipolar", dijo Li al visitar Moscú, "y cree que la formación de un mundo multipolar beneficiaría la paz y el desarrollo mundiales".
Aunque los dos países negaron que su prevista asociación se oriente contra terceros, Washington está atento a la relación entre Beijing y Moscú desde la visita del presidente ruso Boris Yeltsin a China el año pasado.
Desde la cumbre del año pasado en Beijing, Cina y Rusia firmaron varios acuerdos para impulsar el comercio bilateral, construir oleoductos y gasoductos, reprimir el tráfico de drogas, cooperar en la exploración espacial pacífica y para establecer una línea telefónica directa entre los dos gobiernos.
Los diplomáticos describieron la cumbre de abril pasado como el punto culminante en las relaciones chino-rusas desde que la alianza chino-soviética se disolvió por las diferencias ideológicas y las disputas fronterizas a principios de los años 60.
Los tiempos cambiaron y, según destacó el embajador ruso en Beijing, Igor Rogachev, "la nueva dirigencia china está formada por tecnócratas con prioridades distintas a las del equipo de Mao Zedong".
Washington está especialmente preocupado ante la transferencia de armas y tecnología militar de Rusia a China.
Por un convenio firmado a fines de 1995, Russia prometió vender 30 modernos aviones Sukhoi-27 a China, y luego amplió el acuerdo, para permitir a las Fuerzas Armadas chinas la producción de los aviones en sus propias fábricas.
La opinión popular sostiene que las armas rusas son necesarias por si "los estadounidenses deciden impedir que recuperemos Taiwan", explicó un vendedor chino.
En varias declaraciones públicas, China negó que utilice a Rusia para desafiar el poder de Washington en la región de Asia y el Pacífico.
La iniciativa de la nueva alianza surgió como resultado de la percepción de que Estados Unidos ejerce demasiada presión sobre ambos países, y se cree poco probable una asociación estratégica de largo plazo entre Beijing y Moscú.
Ralph A. Cossa, director ejecutivo de la organización Foro del Pacífico, sostuvo que los partidarios del equilibrio de poder entre China y Rusia sólo pueden aspirar a "un matrimonio de conveniencia provisorio" entre los dos países. (FIN/IPS/tra-en/ab/kd/aq-ff/ip/97