CAMBOYA: La democracia peligra por violencia y luchas partidarias

Camboya parecía en camino hacia la democracia cuando celebró elecciones bajo la supervisión de Naciones Unidas en 1993, pero en el sudeste de Asia cunden dudas sobre si, en efecto, se construyó una cultura política en ese sentido.

La proximidad de las elecciones generales previstas para 1998 son el aparente origen de una serie de violentos incidentes.

En los últimos años, los camboyanos fueron espectadores de un enfrentamiento constante entre los dos primeros ministros, el príncipe Norodom Ranariddh y Hun Sen, cuyos intentos de cooperación han concluido siempre en conflictos.

La tensión política aumentó con los años. Hubo asesinatos de periodistas, al tiempo que los simpatizantes de Hun Sen y Ranariddh se acusan unos a otros de patrocinar los episodios de violencia.

La explosión de una bomba el 30 de marzo en Phnom Penh, en la que murió una quincena de personas, podría ser el preludio de más atentados. La intención era, al parecer, el asesinato del político opositor Sam Rainsy, aliado con el partido monárquico FUNCINPEC que lidera Ranariddh.

El ataque fue atribuido de inmediato al Partido del Pueblo Camboyano, de Hun Sen. Un comité de investigación estudia el hecho, pero pocos creen que podrá hacer algo.

La animosidad entre los dirigentes políticos alcanzó el pico cuando falta un año para las elecciones. El equilibrio de poder en el fraccionado gobierno de Camboya es inestable, y las divisiones alcanzan incluso al partido de Ranarriddh.

A mediados de mes, 12 parlamentarios del FUNCINPEC le retiraron su respaldo. El partido quedó reducido a una minoría dentro de la coalición de gobierno. Ranarriddh acusó de inmediato a Hun Sen de maquinar las renuncias para dar un golpe constitucional.

A su vez, Hun Sen prometió apoyo financiero a los disidentes del FUNCINPEC y se reivindicó para sí la mayoría en la Asamblea Nacional de 120 escaños.

Ocho de los doce renunciantes regresaron al seno de FUNCINPEC más tarde. Pero el líder de la facción, Toan Chhay, dijo que seguiría adelante y convocaría su propio congreso partidario, un desafío sin precedentes a Ranariddh.

Toan Chhay, gobernador de la provincia de Siem Reap, dijo que su sector procurará reformar la plataforma del partido de modo de fortalecer la monarquía y mejorar las relaciones entre el FUNCINPEC y el CPP de Hun Sen.

Hun Sen y Ranariddh se ubicaron en las trincheras opuestas de la guerra civil en los años 80, pero formaron una coalición después de que el FUNCINPEC ganó las elecciones de 1993 por un escaso margen que no le fue suficiente para constituir un gobierno por sí solo.

La coalición sobrevivió con muchos problemas los primeros dos años, pero se convirtió en insustentable el último año, cuando los dos partidos comenzaron la carrera hacia las elecciones de 1998.

"Resulta evidente que ambas partes desearían tener el poder en sus propias manos de forma exclusiva si se les diera la oportunidad", dijo un diplomático asiático apostado en Phnom Penh.

Sin el concurso de los disidentes del FUNCINPEC, el CPP y los pequeños partidos aliados poseen 57 escaños en la Asamblea Nacional, mientras el grupo de Ranariddh y sus asociados tienen 63.

Si Hun Sen consolida una mayoría con la facción del FUNCINPEC, dominaría la aprobación de leyes. Pero aún le faltarían votos para alcanzar los 80 escaños requeridos si aspira a concretar reformas constitucionales y la destitución de funcionarios del gobierno y parlamentarios.

El peligro que acecha es que la lidia entre los dos bandos se convierta en un conflicto armado abierto que socave la frágil democracia del país, según el diplomático asiático consultado por IPS.

"Si continuamos la guerra de palabras, podría volver la masacre", dijo Ranariddh en un discurso después de la fractura de su partido.

El ex primer ministro y antiguo líder del partido de Hun Sen, Pen Sovann, llamó a los militares a la calma. El ejército refleja las mismas divisiones que el ámbito político. Soldados afines al CPP y el FUNCINPEC tuvieron un breve choque armado en la provincia de Battambang, en el noroeste, el año pasado.

La tensión también aumentó antes del frustrado regreso del ex secretario general del FUNCINPEC, príncipe Norodom Sirivudh, exiliado medio hermano del rey Norodom Sihanouk acusado de un complot para asesinar a Hun Sen en 1996.

Las agencias internacionales sufren cada vez más dificultades para aportar fondos vitales. Pocos creen que Camboya, con uno de los ingresos por persona más bajos del mundo, esté preparada para ingresar a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en julio, como pretende.

Rainsy, ex ministro de Finanzas y líder del opositor Partido de la Nacion Jemer, visita ahora países occidentales con el objetivo de obtener apoyo en su oposición a Hun Sen, a quien acusa de promover "irregularidades, anomia y violencia".

Este mes, Rainsy llamó a los camboyanos en el exterior a reclamar al gobierno de Estados Unidos que presione a Hun Sen para garantizar el respeto de los derechos humanos y las libertades democráticas.

El FUNCINPEC agrega a los cargos contra Hun Sen delitos relacionados con el tráfico de drogas. (FIN/IPS/tra- en/js/mj/ip/97

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