El debate iniciado en el parlamento de Barbados tras un llamado a la desplenalización de la prostitución enfrenta a miembros de las cámaras y la Organización Nacional de Mujeres (NOW).
La acusación de discriminación contra trabajadoras sexuales del parlamentario de oposición y ex ministro de Salud Branford Taitt abrió el fuego, con su propuesta ante la cámara baja de despenalización de la prostitución.
Taitt, miembro prominente de la Iglesia Anglicana, atacó la denominación de "prostitutas comunes" y "mujeres de la noche" de la legislación, afirmando que se trata de "filosofías residuales" de la Ley de Vagancia del siglo XIX, la cual un nuevo Proyecto de Ofensas Menores busca reemplazar.
En el mundo real, se las denomina "trabajadoras sexuales", afirmó, y alegó que cada mujer debe tener el derecho a escoger la profesión con la cual ganarse la vida. Las actividades de los trabjadores sexuales no difieren de cualquier otro emprendimiento empresarial, añadió.
El proyecto de ley también prevé la detención de las "prostituas comunes", pero no de las personas que solicitan sus servicios. Esto, asegura Taitt, es discriminación.
Pero Taitt no obtuvo respaldo de la Organización Nacional de Mujeres. El grupo se volvió contra él proclamando que, cualquiera sea la denominación que se use, sigue tratándose de discriminación.
El objetivo de los programas de NOW es "la promoción de la vida moral y la ética cristiana, para ayudar a las personas a salir de circunstancias degradantes y promover el autoempleo, y cortar de raíz la ola de violencia y otras formas de abuso contra la mujer", dijo su presidenta, Jackie Banfield.
Pero Taitt afirma que su preocupación por la mujer está detrás de su llamado a la despenalización de la actividad. "Es difícil encontrar una persona que escoja la prostitución como trabajo preferido. La gente toma decisiones de acuerdo a la necesidad", explicó.
Taitt afirma que en países en que la prostitución ha sido despenalizada, los trabajadores sexuales deben someterse a controles médicos regulares, los cuales minimizan el riesgo de expandir las enfermedades de transmisión sexual.
En algunos países, los trabajadores sexuales están registrados y deben recibir capacitación para desempeñarse en puestos de trabajo a medida que aparecen.
No todas las mujeres están en contra de la posición de Taitt. En la cámara alta, dos senadoras independientes respaldaron el proyecto.
La senadora Viola Davis afirma que considera la prostitución como trabajo legítimo, y prometió no votar por legislación que penalice a quienes se desempeñan como tales.
Davis sostiene que las leyes que castigan a las trabajadoras sexuales y no a las personas a quienes sirven son sexistas. "No respaldo ninguna clase de hipocresía", sostuvo.
Si el gobierno "no puede ofrecer a las personas trabajadoras salarios decentes, ¿quién puede decirles que no busquen en otro lado?", cuestionó.
La senadora Peggy Rickenson, ex presidenta de la Asociación de Enfermeras Registradas de Barbados, señala que, como la prostitución es una actividad que implica dinero, es necesario que quienes la practican gocen de buena salud.
Rickenson propuso al gobierno que estudie la posibilidad de operar clínicas para hombres y mujeres en ejercicio de la prostitución, y a que deje de ser considerada delito.
El jefe de la Iglesia Católica Romana en Barbados, Clemente Paul, también se opone a la legislación actual, y afirma que la prostitución es un problema social que debe ser resuelto.
"Necesitamos encarar estos temas asegurando que tengan empleo, asegurando que las mujeres se aprecien a sí mismas. Creo que las mujeres se han convertido en objetos sexuales, y debemos eliminar esa creencia de la sociedad. Aunque han sido víctimas de abuso, aún pueden vivir una vida normal y saludable", afirmó. (FIN/IPS/tra-en/ta/cb/lp/pr-ip/97