ARGENTINA: Se aclara asesinato de Cabezas, policías involucrados

El asesinato del reportero gráfico argentino José Luis Cabezas, perpetrado el 25 de enero, fue cometido por un oficial de policía asistido por al menos cuatro personas y con la protección del comisario general de Pinamar, la localidad donde ocurrió el siniestro.

El móvil del asesinato sigue siendo confuso, pero la justicia consiguió este martes una nueva declaración reveladora de uno de los presentes en el momento en que el oficial de policía Gustavo Prellezo disparaba contra Cabezas en una cava junto a una ruta que lleva al balneario de Pinamar.

El asesinato de Cabezas, fotógrafo del semanario Noticias, fue el primero de un periodista desde el advenimiento de la democracia en 1983. La brutalidad con que se realizó -el cuerpo fue encontrado carbonizado en su automóvil, con las manos atadas y un disparo en la sien- conmocionó a la sociedad.

Desde entonces, el gremio de periodistas se unió en un reclamo que tuvo como bandera la fotografía del reportero y un lema que tenía en vilo al oficialismo de la provincia de Buenos Aires, donde ocurrió el crimen: "No se olviden de Cabezas".

En las últimas dos semanas, la justicia dispuso una serie de detenciones, que resultaron esclarecedoras de los hechos. Prellezo, según su esposa, viajó a Pinamar la noche del crimen y volvió la mañana siguiente, y durante su estadía en el balneario habría asesinado a Cabezas.

Sin embargo, son confusas las versiones sobre los motivos del asesinato. Los investigadores señalan que podría tratarse de una investigación que estaba realizando Cabezas sobre una banda de delincuentes comunes y policías que asaltaban residencias de verano en Pinamar, con la protección de la policía.

De hecho, en la declaración de este martes, el detenido confesó que el comisario inspector de Pinamar, Héctor Gómez, les brindó protección. Gómez fue separado de la investigación sobre luego de que se comprobara que había cometido graves irregularidades en su comisaría, antes y después del crimen.

Pocas horas antes, desoyó las llamadas telefónicas en las que se denunciaba que había sospechosos merodeando la casa de un empresario telepostal que estaba dando una fiesta a la que asistía Cabezas. Luego cometió errores de procedimiento en la recolección de pruebas en el lugar del asesinato.

El primero en confesar fue Héctor Retana, quien se presentó este mes ante el gobernador de la provincia de Buenos Aires Eduardo Duhalde, y confesó que Prellezo lo convocó para hacer un trabajo sin explicar el motivo: había que asustar a un fotógrafo en Pinamar, de apellido Cabezas.

Para ello, Prellezo llevó a Retana junto con otros convocados – Gustavo González, Jos Luis Auge y Horacio Braga- a Pinamar, les alquiló un apartamento y les dejó dinero a cuenta de la "tarea" solicitada.

El apartamento rentado fue reservado por otro oficial de la policía, Sergio Camaratta, quien asegura que desconocía los motivos por los cuales los ahora detenidos alquilaron la vivienda. Camaratta es el comisario del balneario más cercano a Pinamar, llamado Valeria del Mar.

Retana había asegurado la semana pasada que él no estuvo en la cava donde asesinaron a Cabezas, y que allí sólo estuvieron Prellezo y Auge. Estos últimos lo recogieron a él luego del crimen y relataron que habían tenido que matar a Cabezas porque reconoció a uno de ellos.

En síntesis, Retana declaró ante el juez no haber hecho el trabajo para el cual haba sido trasladado a Pinamar.

Pero este martes, al tomar declaración a González, el detenido – que estuvo incomunicado y desconoce la declaración de los otros detenidos- confesó que estuvo en la cava junto a Prellezo -al que acusó de disparar contra Cabezas-, Auge y Retana.

González no sólo involucró a Retana, sino que dijo que éste fue quien prendió fuego al automóvil, y también complicó a Auge, quien le habría quitado a Cabezas 300 dólares que llevaba en el bolsillo antes de quemarlo.

Luego de cometer el asesinato, los cuatro involucrados volvieron a la ciudad de La Plata, 50 kilómetros al sur de Buenos Aires, y en el trayecto de más de 350 kilómetros desde Pinamar arrojaron los trozos de la cámara fotográfica de Cabezas. (FIN/IPS/mv/ag/ip/97

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