El peligro de una escalada armamentista en América Latina y los mecanismos para tratar de frenarla serán analizados la próxima semana en un encuentro de gobernantes y figuras continentales, en la ciudad estadounidense de Atlanta.
El ex mandatario venezolano Carlos Andrés Pérez, uno de los convocados por el ex presidente estadounidense James Carter, organizador de la cita, dijo a IPS que el rearme "va a distraer recursos que los países requieren tan urgentemente para atender sus apremiantes necesidades sociales".
En el encuentro sobre "Una agenda de las Américas para el Siglo XXI" del lunes y martes próximos, han confirmado su presencia los jefes de Estado o de gobierno de Bolivia, Jamaica y Mexico, así como el vicepresidente estadounidense Al Gore.
También confirmaron su presencia enviados personales de los presidentes de Argentina y Brasil, así como los jefes máximos de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Comisión Económica para América Latina, según la información del Centro Carter.
Las discusiones del encuentro se dividirán en cuatro paneles sobre Comercio, Drogas, la Agenda Democrática y Social, y la Agenda de Seguridad: la Limitación de las armas y los Conflictos Fronterizos.
Pérez, quien establecerá el marco de la discusión sobre los temas de seguridad como ponente principal, indicó que América Latina está "ante el inminente peligro del inicio de una carrera armamentista".
"Se trata de un problema de suma urgencia, porque el armamentismo se nos viene encima, si no se toman medidas inmediatas sobre ello y sobre cual debe ser el nuevo papel de las Fuerzas Armadas en la región", aseguró el líder socialdemócrata.
Según su análisis, el detonante va a ser la anunciada decisión del ejército de Chile de modernizar sus equipos, tras el pronto pase a retiro de su comandante en jefe, el ex dictador Augusto Pinochet.
La demanda de armamento de la más alta tecnología por parte de Chile provocará un efecto dominó entre sus vecinos, que se expandirá por toda la región.
Entre las propuestas que lleva a Atlanta, Pérez filtró que planteará que se promueva "la medida de que ningún país latinoamericano dedique más de un pequeño porcentaje de su producto interno bruto para la dotación de sus Fuerzas Armadas".
Además, propondrá que se establezca una restricción precisa a la compra de armas sofisticadas.
Pérez dudó de que la pronosticada carrera armamentista tenga uno de sus causas inmediatas en la decisión de Washington de eliminar el embargo que mantenía desde fines de la decada del 70 a la venta a la región de armas de última generación.
El problema, indicó, es que mientras existía este embargo por parte de Estados Unidos, Francia era un constante estimulador de la compra de equipos sofisticados por parte de los países de la región, a lo que se sumaron luego Israel y Rusia.
La consecuencia fue que la poderosa industria militar de Estados Unidos reclamó al gobierno que pese al embargo, las armas prohibidas entraban libremente en la región gracias a otros proveedores, y el único resultado era un daño para sus intereses.
"Naturalmente la medida de liberalizar la venta de armamento por parte del presidente Bill Clinton agrava la situación", matizó el dos veces presidente venezolano (1974-79 y 1989-93), quien no culminó su segundo mandato, ante la apertura de un proceso en su contra por cargos de corrupción.
El canciller venezolano Miguel Angel Burelli quitó "hierro" a una eventual escalada armamentista, al asegurar a IPS que "el militarismo no es una una amenaza para la democracia" regional.
"La idea de un aumento del armamentismo no está vigente", aseguró Burelli, aunque admitió que está planteada "una modernización de todo el aparato defensivo", como impacto de lo que calificó como "una cuestión diabólica".
"Las armas caen muy pronto en desuso, porque hay una nueva generación de equipos a las órdenes del armamentismo y eso sucede para mover la gran maquinaria militar que insufla todo el movimiento de la economía de los países desarrollados", explicó.
El canciller del gobierno de Rafael Caldera -invitado también al encuentro de Atlanta aunque no concurrirá- consideró que este círculo es alentado por los llamados "perros de la guerra" y llega en ocasiones a "promover escándalos patrioteros en algunos países, para vender armas a las dos partes".
Para Burelli, mientras no se llegue a una difícil eliminación de las armas en forma conjunta e igualitaria, será impráctico un planteamiento restrictivo y recordó que los militares en la actualidad no tienen sólo el papel de defender el territorio.
"La seguridad nacional ha pasado a estar amenazada por el narcotráfico y por una serie de fenómenos de terrorismo y de fanatismo", aseguró.
Con esa afirmación, Burelli pareció estar en desacuerdo con otra tesis planteada por Pérez, del que es acérrimo adversario al igual que Caldera.
Para Pérez "resulta muy peligrosa la tesis sustentada por el Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos) de que los ejércitos regionales deben ocuparse del combate a la droga".
"Esto daría una función policial a las Fuerzas Armadas, que contradice su real papel, lo que sería muy incoveniente y vendría a complicar más el cuadro regional", dijo.
Para el ex mandatario, "hay que reducir los ejércitos y discutir cual es su misión ahora que no hay más hipótesis de conflicto en la región" y añadió que deben ser "ejércitos estructurados para la paz y no para la guerra".
Pérez dijo que lleva a Atlanta propuestas concretas sobre armas, lucha antidrogas y conflictos fronterizos en la región, pero desechó dar más detalles, "antes de compartirlos con los participantes en el encuetro".
Su presencia en esa cita significará su retorno a la escena internacional, después de ser liberado en septiembre tras 28 meses de reclusión, después que la Corte Suprema de Justicia lo sentenció por haber desviado parte de 17 millones de dólares de fondos secretos a cooperar con la estabilización de Nicaragua.
El máximo tribunal desechó que Pérez hubiera incurrido en el delito más grave del que se lo acusaba: la apropiación indebida de parte de esa partida de fondos reservados, para su beneficio o el de la entonces presidenta nicaragüense Violeta Chamorro. (FIN/IPS/eg/ag/ip/97