Los gobiernos federal y provinciales de Canadá invierten millones de dólares para pregonar sus nuevas leyes de forestación pero no practican lo que predican, sostuvo el grupo ambientalista Greenpeace.
En un informe titulado "Promesas rotas" y publicado el lunes en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Greenpeace afirmó que la provincia de Columbia Británica y el gobierno federal gastaron 65 millones de dólares para promover lo que denominan "explotación maderera de clase mundial".
La campaña ha estado en vigor desde que Columbia Británica introdujo un Código de Prácticas Forestales promovido por el ex gobernador de la provincia, Mike Harcourt.
Sin embargo, 95 por ciento de la tala de árboles de Columbia Británica, donde se practica cerca de la mitad de la explotación maderera de toda Canadá, se realiza en bosques antiguos, destacó Greenpeace.
Aunque Ottawa sostiene que redujo la explotación de bosques antiguos y prohibió la destructiva práctica de la tala total en muchas áreas "sensibles", Greenpeace estima que 92 por ciento de la explotación maderera de Columbia Británica se realiza mediante ese procedimiento.
La mayoría de los "bosques" protegidos por las leyes aprobadas recientemente consisten "principalmente en piedras y hielo", mientras 94 por ciento de los bosques de zonas bajas continúan desprotegidos, señala el informe.
En general, sostiene el asesor político de Greenpeace Clif Curtis, puede afirmarse que "el gobierno de Columbia Británica está más interesado en las relaciones públicas que en la implementación de los cambios que prometió".
En un sondeo realizado por Greenpeace en febrero, 68 por ciento de los interrogados deseaban poner fin a la tala total de bosques, y 81 por ciento de los encuestados de Columbia Británica no creían que el actual gobernador Glen Clark estuviera haciendo todo lo posible por proteger los bosques.
La publicación del informe coincide con tiempos difíciles para Canadá. Los esfuerzos de Ottawa en el tema de los bosques fueron destacados durante la reunión en la ONU de la Comisión sobre Desarrollo Sostenible, dado que el gobierno del primer ministro Jean Chretien intenta que los países miembros del foro mundial negocien una Convención Mundial de Forestación.
Canadá y la Unión Europea apoyan fuertemente una convención que establezca normas mundiales de explotación forestal y eventualmente una "eco-etiqueta" para todos los productos fabricados mediante prácticas forestales ambientalmente sustentables.
Por otra parte, Estados Unidos y Brasil se encuentran entre los numerosos países (principalmente del mundo en desarrollo) que se oponen a la convención. La propuesta quedó paralizada durante las conversaciones de la Comisión, revelaron ciertas fuentes. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/ml/en/97