El mundo en desarrollo se convertirá en el principal destino de inversiones privadas dirigidas a programas "ambientalmente amistosos", informó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Muchas empresas se aprontan a sacar una tajada de los negocios de financiamiento al desarrollo sustentable, según tres informes difundidos el miércoles 9 por el PNUD.
El mercado mundial de regulación y cumplimiento de las normas ambientales "moverá" 500.000 millones de dólares al año en el 2000, sostuvieron David Pearce y Paul Steele, autores del informe "Financiamiento privado para el desarrollo sustentable".
El sector privado será impulsado a invertir en "proyectos verdes" para operar de acuerdo con las regulaciones ambientales, reducir el consecuente costo económico y, también y aprovechar la buena imagen de tecnologías y bienes "limpios", afirmaron Pearce y Steele.
"Con demasiada frecuencia, creemos que existe un conflicto inevitable entre el ambiente y la economía mundial", pero las empresas solo requieren incentivos para respaldar el desarrollo sustentable, según Graciela Chilchinisky, de la Universidad de Columbia, autora del informe "Desarrollo y finanzas mundiales".
"Si el desarrollo sustentable fuera un negocio poco lucrativo, no tendríamos esperanza de alcanzarlo algún día. Por el contrario, estos estudios demuestran que la suma de inversión y ambiente da beneficios", dijo el administrador del PNUD, el estadounidense James Gustave Speth.
Para que los empresarios lleguen a esta etapa, quizás sea necesaria la creación de una institución, o quizás un banco internacional, que regule el mercado mundial de bienes ambientales.
"Creo que se requiere reformular las instituciones" desarrolladas luego de la segunda guerra mundial, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, según Chichilnisky. "No es fácil cambiar para adaptarse a las necesidades de los tiempos, y necesitamos un cambio", agregó.
Ese cambio podría involucrar la creación de un banco ambiental internacional, complementario del Banco Mundial y el Fondo, que facilitaría el comercio de derechos de propiedad para la producción de agua limpia, minerales y biodiversidad, según la experta.
Del mismo modo que la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos asigna las frecuencias a las emisoras de radio y televisión, el banco propuesto por Chichilnisky vendería derechos al acceso a recursos naturales, lo que pondría un "techo" a la contaminación o depredación admitida.
Como estos recursos son bienes públicos cuya protección no se puede confiar al designio único de las fuerzas del mercado, el banco podría regular los criterios ambientales durante el tráfico de "permisos de contaminación", explicó.
Esta institución podría existir junto a un fortalecido Programa de Naciones Unidas para el Ambiente y otras instituciones de desarrollo y financieras reformadas.
"Debemos reformular nuestros conceptos de crecimiento económico, porque hemos estado en conflicto con el ambiente", manifestó Chichilnisky. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/mj/en/97