Diplomáticos de la ONU creen que podrán trazar propuestas concretas sobre el medio ambiente a tiempo para el quinto aniversario de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, a celebrarse en junio.
"La actitud es muy positiva, y hay una convergencia real", afirmó Eileen Claussen, subsecretaria de Estado de Estados Unidos especialista en cuestiones ambientales.
La mayoría de los países del Norte y el Sur están ansiosos por impulsar nuevas estrategias para proteger las reservas de agua y regular el uso de la energía, añadió.
Si el Sur y el Norte trabajan juntos, podrían obtenerse "objetivos y metas comunes en el plan de acción" que será presentado a una sesión especial de la Asamblea General de la ONU a realizarse en junio.
Lo más importante, añadió, es desarrollar una declaración fuerte para el seguimiento de la Agenda 21, el plan de protección ambiental desarrollado en la cumbre de Río.
Varias áreas serán encaradas en la sesión especial de la "Cumbre de la Tierra Más Cinco" de la Asamblea General, para la cual muchos países buscan cronogramas concretos para el progreso.
Entre las más urgentes figuran la erradicación de la pobreza, los cambios en el consumo y la producción, la reducción de la desertificación, la conservación del agua y la protección de océanos, la biodiversidad y la atmósfera.
No obstante, a pesar del discurso sobre los avances, muchos delegados del Sur dicen que, cinco años después de la Cumbre de la Tierra, la promesa de cooperación ambiental entre países ricos y pobres se esfumó.
"El espíritu de Río se apagó", dijo Msuya Waldi Mangachi, diplomático tanzanio que preside la delegación del Grupo de los 77 en la actual reunión.
En particular, destacó Mangachi, el Sur espera que las nuevas conversaciones vuelvan a subrayar la cuestión de movilizar una transferencia, a países pobres, de recursos y tecnologías respetuosas del medio ambiente pero costosas.
Aunque los países acordaron en Río que los industrializados separarían 0,7 por ciento de su producto interno bruto (PIB) para asistencia oficial al desarrollo del Sur, el nivel actual de esta ayuda cayó de 0,3 a 0,27 por ciento desde 1992, señaló Mangachi.
En los cinco años posteriores a Río, "el proceso de mundialización relacionado a la liberalización ganó fuerza y socavó la agenda de desarrollo sostenible", sostuvo Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, con sede en Malasia.
Entre las propuestas del Sur figura un plazo a los países industrializados para que en el 2000 alcancen la meta de 0,7 por ciento para la ayuda al desarrollo.
Otros países presentan sus compromisos ambientales de otro modo, incluyendo la firma de una promesa para detener la destrucción de bosques.
El no gubernamental Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) anunció este miércoles que 15 países acordaron la creación de redes de protección de áreas en sus territorios, asignando un mínimo de 10 por ciento de cada tipo de bosque en ellos.
Los países son Argentina, Australia, Austria, Bolivia, Canadá, Chile, Colombia, Eslovaquia, Lituania, Malawi, Nueva Zelanda, Nicaragua, Rumania, Túnez y Uzbekistán.
Francis Sullivan, director de la campaña Bosques para la Vida de WWF, afirma que, cuando se abra la sesión de la Asamblea General, unos 30 países podrían estar suscritos a la promesa. (FIN/IPS/tra-en/fah/yjc/lp/en/97