El ciudadano promedio de un país rico e industrializado consume alrededor de 1.600 kilogramos de recursos naturales cada semana, sin contar aire y agua, según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) con sede en Washington.
El WRI analizó la conducta de los alemanes, estadounidenses, holandeses y japoneses en base al indicador "requisitos totales de material" (TMR), que mide la cantidad de materia prima que debe ser trasladada o procesada para obtener comida, abrigo, energía y transporte, entre otros bienes y servicios.
La definición del TMR es el producto de la colaboración que se prestaron durante un año el WRI, el Instituto Wuppertal de Alemania, el Instituto Nacional de Estudios Ambientales de Japón y el Ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Ambiente de Holanda.
Los autores del informe del WRI al respecto afirman que este indicador podría ser decisivo en la medición y eventual reducción del impacto humano sobre el ambiente.
"No es posible diseñar políticas efectivas para reducir el uso de recursos naturales si no se mide ese uso", según el científico Allan Hammond, del WRI.
El estudio recomienda a gobiernos y agencias internacionales de desarrollo la adopción del TMR o una versión mejorada con el objetivo de acotar el uso de los recursos.
El informe, titulado "Flujo de recursos: la base material de las economías industriales", divide el denominado "ciclo de materiales" en tres etapas: la extracción de recursos naturales o materia prima, la producción de bienes y servicios y la contaminación y deposición de desperdicios resultante.
Partes del ciclo son medidas en términos monetarios dentro del producto interno bruto (PIB), indicador que, sin embargo, "subestima la dependencia humana de los recursos naturales y brinda un panorama distorsionado del posible efecto ambiental", según Hammond.
Además, la mayoría de las iniciativas tomadas por la humanidad para disminuir el daño ambiental se refieren a la tercera etapa del ciclo pero ignoran la primera, que tiene un impacto considerable.
Más de la mitad del uso de recursos naturales, tal vez hasta 75 por ciento, queda fuera de las estadísticas oficiales, los denominados "flujos ocultos de material" a los que nunca se ha atribuido valor económico.
La mayoría de las rocas y la tierra removidas en el proceso de extracción de minerales se descartan. Solo el mineral en sí mismo ingresa a la economía industrial y se incluye, por lo tanto, en las mediciones de PIB.
Del mismo modo, la construcción de una carretera o un puerto requiere inmensas cantidades de material que es, a la postre, descartado.
El consumo de carbón como combustible de un estadounidense promedio implica, por ejemplo, la remoción de más de 22.000 kilogramos de tierra en un año.
"Debemos utilizar los recursos con más cuidado y mejorar la eficiencia de nuestras economías. Si el uso de recursos aumenta al ritmo actual, enfrentaremos problemas ambientales muy serios", dijo Hammond.
El experto pronosticó que la producción industrial se quintuplicará en 50 años si la tendencia actual se mantiene.
Los 600 kilogramos de combustibles fósiles que consume cada estadounidense en una semana constituyen alrededor de 37 por ciento de los 1.600 kilogramos de recursos naturales consumidos en total.
La erosión del suelo y relleno de tierra suponen, cada uno, 17 por ciento. Los metales y la minoría componen 12 por ciento, mientras el uso de recursos naturales para la construcción asciende a nueve por ciento y para la elaboración de alimentos, siete por ciento.
El uso de recursos naturales en Alemania y Holanda sigue criterios diferentes, pero su TMR por persona es el mismo, según el informe del WRI. Los consumidores japoneses, por su parte, usan poco más de la mitad del TMR que en los otros tres países.
El menor consumo de combustibles fósiles es la principal razón para los mejores resultados de Japón.
Estados Unidos es prácticamente autosuficiente en materia de recursos naturales, por lo que sus ciudadanos sufren dentro de sus propias fronteras la mayor parte del daño ambiental resultante.
Pero no puede decirse lo mismo de los restantes tres países. Más de 70 por ciento del flujo de materiales que sostiene la economía de Holanda procede del extranjero, 50 por ciento en el caso de Japón y 35 por ciento en el de Alemania.
Esto tiene grandes consecuencias para los países en desarrollo, que "sufren el impacto ambiental porque exportan determinados materiales", según Albert Adriaanse, del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Ambiente de Holanda. (FIN/IPS/tra- en/jl/yjc/mj/en/97