Uganda, uno de los países más afectados por el sida en todo el planeta, comienza a percibir señales alentadoras tras recorrer durante diez años un camino flanqueado de muertos, agonizantes y huérfanos.
La transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) está comenzando a decrecer en algunas zonas de Uganda, según un informe del Programa de Enfermedades de Transmisión Sexual y Sida del Ministerio de Salud (STD/ACP).
El informe al respecto revela también que los ugandeses cambiaron de modo significativo su conducta sexual para evitar la infección.
Los investigadores examinaron en seis hospitales, entre 1991 y 1995, la tasa de infección entre mujeres embarazadas, indicador que permite inferir la incidencia del virus en la población total al margen de los casos de VIH y sida efectivamente registrados.
En una sola de esas instituciones el descenso de la incidencia del VIH fue considerado insignificante, de 12,8 por ciento en 1991- 1992 a 12,4. En el resto, las infecciones cayeron de 27,8 a 16,8 por ciento, de 22 a 13, de 27,4 a 20,2, de 24,4 a 16,6 y de 12,1 a 7,7 por ciento.
De todos modos, la situación de Uganda continúa siendo grave, al igual que la de toda Africa. El Ministerio de Salud estima que alrededor de 1,5 millones de los casi 19 millones de ugandeses viven con VIH.
Según la OMS, en todo el continente viven 14 millones de personas con VIH, 63 por ciento del total del planeta.
Desde mediados de los años 80, se acumularon 48.000 casos registrados de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), pero las cifras reales podrían ser entre cinco y diez veces mayores.
Los casos registrados en toda Africa eran 553.291 en noviembre de 1996, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unos cinco millones de personas viven con sida en el continente.
Hasta noviembre, se registraron 783.700 muertes relacionadas con el sida en Africa, según Guerma Tegust, médico a cargo del Programa de Enfermedades de Transmisión Sexual y Sida en la oficina de la OMS para Africa en Brazzaville.
Los países africanos cuya tasa de infecciones de VIH entre embarazadas supera 10 por ciento son Costa de Marfil, Kenia, Malawi, Ruanda, Tanzania, Uganda y Zambia, informó Tegust. Se prevé que al menos Botswana y Sudáfrica se unan a esta lista en breve, agregó el funcionario.
Aunque la proporción en Uganda aún es alta, el descenso de la prevalencia del VIH entre mujeres embarazadas es significativo. "Esta caída fue posible debido a la estrategia multisectorial que se implementó", dijo a IPS el obispo anglicano retirado Misaeri Kauma, a cargo de la Comisión de Sida de Uganda (UAC).
Las acciones conforman una red de esfuerzos coordinados que comienzan en el secretariado nacional de la UAC a través de ministerios y distritos hasta llegar a consejos locales.
Los comités técnicos que coordinan sus esfuerzos en materia de investigación y desarrollo, prevención y control, cuidado y apoyo, prácticas médicas tradicionales, estrategia y ética cuentan con el respaldo de grupos de tareas y comités directivos.
Organizaciones no gubernamentales, grupos religiosos, académicos e investigadores, medios de comunicación, empresas, sindicatos, herboristas, personas que viven con VIH y sida, artistas y otros sectores son considerados socios por la UAC.
Benjamin Sensassi, portavoz de la oficina nacional de la OMS en Kampala, dijo a IPS que la estrategia seguida por Uganda ofrece lecciones útiles para otros países.
La UAC fue creada por ley en 1992 y ubicada directamente bajo la presidencia del país en la organización del gobierno, y entre sus objetivos no solo figura frenar la difusión del VIH sino el desarrollo de una cura para el sida.
Pero no todos se manifiestan satisfechos con la gestión de la comisión.
Charles Ssali, catedrático que afirma que los medicamentos Mariandina A y B, que él mismo desarrolló, curan el sida, dijo a IPS que la UAC "estuvo gastando su tiempo despilfarrando dinero y contando muertos más que financiando las investigaciones para obtener una cura".
Ssali, un otorrinolaringólogo cuyas ideas generan controversia en Uganda, acusó a compañías farmacéuticas occidentales de actuar en connivencia con la UAC y funcionarios del gobierno para frenar la investigación en el país africano.
"El problema con Ssali es que no mostró desde dónde comenzaron sus investigaciones y cuáles son sus logros", replicó Kauma. "Nos aseguramos de que todos los que investigan lo hagan del modo aceptado internacionalmente en la comunidad científica", agregó el funcionario.
Incluso el Centro Conjunto de Investigación Clínica del ejército, una de las instituciones más golpeadas por el sida, actúa bajo supervisión de la UAC, afirmó.
Los expertos que desarrollan prácticas de salud tradicionales, que aplican hierbas que combaten síntomas del sida como diarrea, vómitos y herpes, actúan a través del grupo Salud Tradicional y Médicos Modernos contra el Sida (THETA).
El vínculo entre el VIH y el sida con las guerras y las migraciones es evidente en Uganda.
"Los hombres migrantes viajan a otros países frecuentemente sin sus mujeres y tienen relaciones con otras. Cuando regresan, pueden infectar a sus esposas. Cuando hay guerras, hay refugiados, violaciones y abusos sexuales", explicó Tegust.
"También existen factores psicológicos como el ansia por procrear que se produce después de los genocidios", agregó.
Las infecciones caen en áreas urbanas, pero crecen en los pequeños poblados, según Fred Odongkara, archivista de la UAC, quien afirmó que esto sucede especialmente en el norte y el noreste del país, zonas más afectadas por la guerra civil. (FIN/IPS/tra-en/vll-nrn/kb/mj/he/97