Frustrados y cansados de esperar que el gobierno cumpla su promesa de una vida mejor, alrededor de 20.000 pobres de zonas rurales en Tailandia acampan desde hace dos meses frente al palacio del gobierno en la capital.
La pequeña ciudad de manifestantes, con organizaciones no gubernamentales que los asisten y asesoran en las negociaciones con el gobierno, exigen soluciones para el acceso a la tierra y compensación por haber sido desplazados por la construcción de una represa, entre otros 120 pedidos.
Los manifestantes se refugian bajo mantas de plástico, su única protección del sol en la estación seca de Tailandia.
Las autoridades evitaron anteriores marchas de protesta por la tierra con promesas que no se cumplieron.
La última manifestación demuestra que la burocracia centralizada de Tailandia no toma en cuenta a las comunidades rurales, señaló un observador. También revela la creciente disconformidad con la brecha entre pobres y ricos que persiste a pesar del crecimiento económico del país en la última década.
Los manifestantes se reunieron con sus partidarios en el parque Sanum Luang de Bangkok el domingo 15. La semana pasada, el primer ministro Chavalit Yongchaiyudh accedió a analizar los pedidos.
No se supo si los manifestantes obtuvieron respuestas de Chavalit, quien durante las elecciones del año pasado había solicitado el respaldo de la comunidad rural.
Los organizadores sienten desconfianza por el incumplimiento del gobierno, sostiene la dirigente de la protesta, Vanida Tantivitayapitak.
"Ahora somos más cautos para asegurarnos pequeñas victorias para pequeños problemas que afectan a pocas personas", declaró a IPS.
Vanida reconoce que el crecimiento económico de Tailandia -promedio de ocho por ciento del producto interno bruto (PIB) durante la década pasada- se filtró a la comunidad rural. El PIB creció 6,8 por ciento en 1996 pero Vanida sostiene que el poder político permanece concentrado en la capital.
"Chavalit nos escucha pero no estoy segura si tiene la voluntad política para pelear contra la burocracia e imponer los cambios", agregó.
"Los burócratas se oponen a nuestros pedidos. Controlan todos los planes de desarrollo y no quieren alteraciones".
Vanida, cuya actividad política comenzó luego de la cruenta represión estudiantil en la universidad de Thammasat en la década de los 70, afirma que las protestas reflejan el fracaso del sistema político.
"El sistema es malo y no responde al sufrimiento de la gente", dijo Vanida, quien durante los años 70 se internó en la selva para adherir al Partido Comunista en la clandestinidad.
Luego de abandonar la lucha política, completó sus estudios universitarios en 1980, y adquirió un profundo conocimiento de los problemas de la población rural.
"El incidente tuvo un gran efecto en mi vida", declaró en una reciente entrevista. "Perdí a muchos amigos en la masacre. Fueron muy valientes y se atrevieron a luchar contra las autoridades".
Aunque la vida rural tuvo avances materiales, sostiene que hay menos oportunidades para que el pueblo los pueda mantener.
"El desarrollo se concentra principalmente en el dinero y los recursos. El dinero lo es todo mientras que el pueblo pierde su tierra y su sustento", agregó.
El vocero del opositor Partido Demócrata, Abhisit Vejjajiva, dijo que comprende la situación de la pobreza rural, pero también valora la posición de las autoridades.
Abhisit sostuvo que muchos problemas de las comunidades rurales surgieron porque "las normas vigentes no permiten que los gobiernos los resuelvan".
Señaló que una solución para un grupo podría no satisfacer a otro, y "se correría el riesgo de que otros grupos pidieran lo mismo o más".
Opinó que la descentralización del control burocrático de Bangkok sería parte de la solución a los problemas.
El analista político Parichart Chotiya cree que las protestas continuarán hasta que se reforme la burocracia. "La gente seguirá viniendo mientras que el poder siga centralizado". (FIN/IPS/tra-en/rc/ral/aq-jc/pr/97