El desempleo aumentó al doble en Palestina desde el comienzo en 1993 del proceso de paz con Israel, los ingresos cayeron 20 por ciento y la inversión total se redujo de 28 a 18 por ciento del PIB entre 1992 y 1996, informó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Así mismo, la inversión privada disminuyó de 25 a 10 por ciento del PIB (producto interno bruto) en el periodo considerado, según el informe del FMI, divulgado en Washington.
El retroceso en esos órdenes se produjo pese a avances logrados por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania y la franja de Gaza, los territorios que administra, señaló Milan Zavadjil, vicedirector del departamento del FMI para Medio Oriente.
Esos progresos son la creación de un sistema impositivo y de una red bancaria y la aprobación de un presupuesto gubernamental.
Analistas de Washington atribuyen los problemas económicos principalmente a la frecuente clausura de las fronteras de Israel con Cisjordania y Gaza, y a la rápida sustitución de mano de obra palestina en las empresas israelíes.
Esas medidas se intensificaron a causa de ataques suicidas de militantes palestinos radicales en Israel.
Empleo que desempeñaban en Israel trabajadores procedentes de Cisjordania y Gaza son ocupados ahora por personal "contratado en el vecino Líbano y aún en la lejana Taildandia", observó la economista Jennifer Olmstead, de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.
En opinión de Olmstead, las restricciones al ingreso de obreros palestinos en Israel transgrede el Protocolo sobre Relaciones Económicas, firmado en mayo de 1994 por israelíes y palestinos.
Las dos partes se comprometieron en el Protocolo de 1994 a "esforzarse por mantener el normal movimiento de mano de obra" a través de la frontera común, señaló Olmstead en un informe para el no gubernamental Proyecto de Investigación e Información sobre Medio Oriente.
La importación de mano de obra a Israel, ostensiblemente resuelta por razones de seguridad, "desestabiliza la ya frágil economía palestina", dijo Olmstead.
El FMI, que asesora a la ANP, comparte aparentemente el punto de vista de Olmstead, aunque su portavoz, Zavadjil, evita cuidadosamente toda observación que pueda ser tomada por opinión política.
El FMI simplemente consignó que, si bien el gobierno israelí alivió ciertas restricciones al ingreso de mano de obra palestina, el promedio de palestinos que trabajan en Israel se redujo de 120.000 en 1992 a 25.100 en 1996.
El desempleo afecta ahora a 35 por ciento de las 450.000 personas que conforman la población activa de Palestina, frente a 10 por ciento en 1993, el año en que comenzó el proceso de paz, de acuerdo con el informe del FMI.
Se trata de estadísticas oficiales de la ANP que no toman en cuenta el desempleo, coincidieron los funcionarios del FMI y Olmstead.
La mayoría de los palestinos que tienen empleo están subocupados, según Olmstead. O sea, no trabajan jornadas completas ni perciben salario suficiente para su subsistencia.
"Al aumentar el desempleo, los salarios bajan y se debilita el poder de negociación de los trabajadores", agregó la experta.
Dado que Israel también controla el movimiento de bienes a través de la frontera, los empresarios palestinos se han visto obligados a disminuir su producción, y tienen limitado el acceso a insumos importados y a los mercados del exterior, dijo Olmstead.
Si bien las exportaciones de Cisjordania y Gaza a Israel enfrentan obstáculos, las importaciones desde ese país han sido facilitadas, y el desequilibrio comercial de Palestina equivale a 30 por ciento de su PIB, de acuerdo con el FMI.
Todos esos factores pueden ahuyentar potenciales inversionistas extranjeros de Cisjordania y Gaza, pero la ANP mantiene "esperanzas" de éxito en el comercio internacional y en materia de inversiones, aseguró el ministro de Planificación, Nabil Sha'ath.
Sha' at destacó que la ANP firmó la semana última un acuerdo con la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), un organismo del sistema del Banco Mundial que asegura a los inversionistas frente a riesgos políticos.
Entre los riesgos asegurados por la MIGA se cuentan la nacionalización de activos, restricciones a la transferencia de dinero, la guerra y los conflictos civciles, y la violación de contratos.
La MIGA administrará un fondo especial destinado a Palestina que depende de contribuciones de gobiernos donantes. La ANP espera conseguir esos aportes, aunque antes deberá obtener crédito del Banco Mundial.
Esa condición preocupa a Olmstead, quien destacó que "pese a su necesidad de capitales", la ANP "debe evitar un gran endeudamiento".
Al respecto, Zavadjil observó que Palestina tiene "un potencial considerable" de crédito por presentar una baja deuda pública.
Olmstead indicó que, mientras los capitales extranjeros llegarán probablemente a paso lento a Cisjordania y Gaza, la inversión en esas áreas de palestinos radicados en el exterior ha sido "decepcionante".
Pero el FMI considera el crecimiento del sistema bancario local como señal de aumento de la confianza del público. Los depósitos en la banca suman 1.600 millones de dólares y superan tres veces la cantidad registrada hace tres años.
Sin embargo, el crecimiento del crédito ha sido pequeño, puntualizó la agencia.
Eso sugiere que los palestinos confían lo suficiente en su futuro para colocar su dinero en los bancos, aunque no lo bastante como para comenzar a tomar créditos e invertir en la economía, advirtieron los analistas.
Mientras, la economía de Israel continúa en expansión. Las exportaciones aumentaron 43 por ciento entre 1992 y 1995, favorecidas por la apertura de mercados asiáticos vedados para los productos israelíes hasta la firma de los acuerdos con los palestinos.
La inversión extranjera en Israel creció seis veces en el mismo periodo. (FIN/IPS/tra-en/aa/yjc/ff/if/97