Estados Unidos, el mayor deudor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se opone a la propuesta de sanciones contra los estados miembros morosos, por considerarlas "perjudiciales y contraproducentes".
"Mi gobierno no objeta los incentivos a los países miembros para el pago puntual bajo ciertas condiciones, pero se opone terminantemente a cualquier forma de pena o sanción adicional", declaró el miércoles el embajador Víctor Marrero, de la delegación de Estados Unidos.
La Asociación Estadounidense de las Naciones Unidas (UNA-USA) urgió el lunes a la Asamblea General a aprobar una serie de incentivos y sanciones para asegurar que los estados miembros paguen puntualmente sus aportes a la organización mundial.
El grupo, que representa a más de 30.000 miembros en 175 ciudades de Estados Unidos, pretende que la Asamblea General introduzca cuotas trimestrales, en lugar de una única contribución anual, e imponga el pago de intereses a los países morosos.
En un nuevo informe, UNA-USA solicita un cálculo trimestral de los aportes atrasados, de modo que más estados miembros sean privados de su derecho al voto en la Asamblea. Actualmente, las deudas se calculan sobre una base anual.
Washington cree que las actuales sanciones establecidas en la Carta de las Naciones Unidas son adecuadas, según dijo Marrero esta semana a un grupo de trabajo estadounidense sobre finanzas.
El artículo 19 de la Carta establece que cualquier estado miembro perderá su derecho de votación en la Asamblea General si el monto de sus aportes atrasados iguala o excede el de las contribuciones correspondientes a los últimos dos años.
Cuarenta y tres países perdieron el pasado enero sus derechos de votación, pero Estados Unidos no se contó entre ellos porque su deuda (1.300 millones de dólares) no alcanza al total de los aportes generados en los últimos dos años.
Washington también debe 39 millones de dólares a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 95 millones a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y 935 millones a la Asociación de Desarrollo Internacional (IDA), del Banco Mundial.
Para fines de 1996, Estados Unidos debía 74 por ciento de todos los aportes atrasados de la ONU, 51 por ciento de las actividades de mantenimiento de la paz, 42 por ciento de la OMS, 70 por ciento de la FAO y 70 por ciento de la IDA.
El estudio de UNA-USA señala que hace una década, sólo seis países estaban atrasados dos años en sus contribuciones a la ONU, pero el número ascendió a 27 el año pasado y a 43 al inicio de 1997.
Hasta comienzos de este año, los principales morosos eran Estados Unidos, Ucrania (233 millones de dólares), Rusia (209 millones), la ex Yugoslavia (11 millones) y Belarús (10 millones).
Los países deudores esgrimen una variedad de razones para justificar su morosidad. Rusia y las repúblicas ex soviéticas argumentan los problemas económicos propios de su transición hacia el capitalismo.
Los países en desarrollo que realizan el aporte mínimo de 108.770 dólares también alegan dificultades económicas, mientras otros, como Iraq, retienen sus contribuciones en protesta a su tratamiento como "parias".
"En contraste, la morosidad ante diversas organizaciones de Estados Unidos, el país más rico del mundo, desafía toda comprensión", destaca el estudio de UNA-USA.
A comienzos de febrero, el presidente Bill Clinton solicitó la aprobación del Congreso para el pago a la ONU de más de mil millones de dólares en aportes atrasados. Según la propuesta del mandatario, 100 millones se pagarían en 1998 y 921 millones en 1999.
Pero Alvin Adams, presidente de UNA-USA, cree que la iniciativa de Clinton no alcanza para satisfacer las urgentes necesidades de la organización mundial, y opinó que "en el primer año del plan debería realizarse un pago mucho mayor". (FIN/IPS/tra- en/yjc/td/ml/ip-if/97
