Estados Unidos alertó que no tolerará ningún intento de rebajar los derechos y el poder de veto de que disponen las cinco grandes potencias en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
"No deberá haber ningún cambio en la condición, las obligaciones o los privilegios de los actuales miembros permanentes del Consejo", dijo este martes el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Bill Richardson.
China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia tienen derecho a vetar las decisiones que se adopten en el Consejo de Seguridad, órgano que integran otros diez miembros sin esa potestad, elegidos cada dos años sobre la base de rotación geográfica.
"No podemos aceptar, y no aceptaremos, ningún cambio a la Carta que afecte nuestras prerrogativas", advirtió Richardson ante el Grupo de Trabajo sobre Reformas al Consejo de Seguridad.
Una reestructura del Consejo requerirá una enmienda a la Carta de las Naciones Unidas, la cual podría ser vetada por cualquiera de los cinco miembros permanentes.
El discurso de Richardson tuvo la finalidad de desalentar a los países en desarrollo, que procuran restringir el uso de los vetos e impedir que Alemania y Japón se sumen a la lista de miembros permanentes.
El diplomático estadounidense afirmó que Washington respalda la ampliación del órgano, tanto en lo que refiere a miembros permanentes como rotativos, pero que se negará a que se conceda el poder de veto a países en desarrollo.
"El Consejo necesita países con un papel mundial y que hagan una contribución mundial para trabajar efectivamente. Esto significa nuevos miembros permanentes", dijo.
Richardson identificó a Alemania y Japón como países que podrían "fortalecer el papel del Consejo en el centro de las negociaciones relacionadas con amenazas a la paz y la seguridad internacionales".
Países en desarrollo promueven varias de las propuestas de reestructura del Consejo para contrarrestar el fuerte peso de los países industrializados en el órgano, que contrasta con el hecho de que la abrumadora mayoría de los miembros de la ONU son naciones en desarrollo.
El Grupo de Trabajo, donde están representadas las 185 naciones que integran la ONU, no llegó a ningún acuerdo acerca de la ampliación o reestructura del Consejo, después de casi tres años de sesiones a puertas cerradas.
Una de las propuestas incluye la incorporación de cinco nuevos miembros permanentes, que podrían ser Alemania y Japón y uno en representación de Asia, otro de Africa y un tercero de América Latina y el Caribe.
Los asiáticos India e Indonesia, los africanos Egipto, Nigeria y Sudáfrica y los latinoamericanos Argentina y Brasil manifestaron interés en ocupar los lugares que eventualmente ocuparía el mundo en desarrollo.
El embajador de Noruega ante la ONU, Jaaken Biorn Lian, dijo en nombre de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y el suyo) que "los nuevos miembros permanentes deberían designarse de modo que el Consejo refleje mejor las actuales realidades políticas y económicas".
Según Lian, eso implicaría la incorporación de Africa, Asia, América Latina y el Caribe.
Pakistán se opuso el año pasado a la concesión de un puesto permanente a Alemania pues, de ese modo, la Unión Europea estaría "sobrerrepresentada". Francia y Gran Bretaña integran ese bloque.
El embajador paquistaní, Ahmad Kamal, recordó que la Unión Europea cada vez asumía más decisiones colectivas en materia de armonización legislativa, política exterior e incluso divisa común, entre otras.
"Entonces, ¿cómo se justifica que esa unidad coordinada posea dos puestos en el Consejo de Seguridad y aspire a un tercero?", preguntó Kamal. (FIN/IPS/tra-en/td/yjc/mj/ip/97
