MUJER: Sudanesas reivindican su papel en la historia nacional

Las mujeres de Sudán decidieron crear, con recursos propios, un museo especial para compensar la escasa atención que se le ha prestado a su papel en la construcción del país, regido por la ley islámica desde 1976.

Los donantes están fuera de todo esto. La televisión estatal mostró el miércoles por la noche a decenas de mujeres que hacían fila para donar oro y dinero para el museo, que estará dedicado a la función de la mujer en la historia moderna de Sudán.

Mientras, algunas mujeres de áreas rurales prometieron donar cabras, ovejas y sorgo para el proyecto en el plazo de una semana.

La decisión de crear el Museo Nacional de la Mujer fue adoptada el miércoles en la mayor conferencia femenina realizada desde que el presidente Omar Hassan Al Bashir asumió el gobierno, en 1989.

La idea surgió por primera vez en una conferencia de 1991, patrocinada por la Universidad Ahfad de Mujeres, pero no llegó a concretarse por falta de fondos.

Ahora, en cambio, el proyecto será financiado por las propias mujeres, de acuerdo con una resolución adoptada por cerca de 2.000 participantes en el encuentro del 4 y 5 de este mes.

La institución se situará en un terreno de 2.000 metros cuadrados ofrecido por la Unión General Sudanesa de Mujeres, un organismo estatal que organizó la conferencia de esta semana.

El museo deberá preservar las pruebas del papel político y económico desempeñado por las mujeres para beneficio de futuras generaciones y también funcionará como centro de información y documentación, ofreciendo material audiovisual y escrito sobre la mujer en la política, el desarrollo y otras áreas.

"El museo nos ayudará a tratar problemas de la mujer en Sudán y otros países del Tercer Mundo", dice la resolución adoptada en la conferencia, y agrega que las sudanesas viven "en un colonialismo doméstico impuesto por tradiciones y normas locales".

Las delegadas designaron un comité directivo constituido por representantes de organizaciones femeninas independientes y estatales, así como expertos, para preparar la ejecución del proyecto, vinculado a la lucha por los derechos de la mujer sudanesa en general.

"Sólo hablar y quejarnos no nos servirá de nada", expresó la empresaria Mama Khalida Sedik. "Debemos proseguir nuestra lucha por la igualdad, y si hacemos esfuerzos conjuntos, creo que no habrá dificultades", agregó.

Las mujeres deben trabajar duro para levantar las leyes y restricciones que las discriminan en base a normas culturales que mantienen la dependencia respecto del hombre, destacó Sedik, quien participó en la conferencia.

Sólo hay 21 mujeres entre los 400 parlamentarios de Sudán, algunas de ellas electas y otras designadas. Antes de las elecciones de 1996, el gobierno había prometido que 40 escaños del cuerpo legislativo se reservarían para mujeres, pero ello no ocurrió.

La lucha por la igualdad de la mujer en Sudán ha estado obstaculizada por su bajo nivel de educación y porque sus mensajes no llegan a las áreas rurales.

Además, la falta de recursos frustró los intentos de traducir información sobre las leyes de derechos de la mujer a los diversos idiomas hablados en el país, y los líderes tribales se oponen a la educación de las mujeres sobre sus derechos humanos, según un informe publicado en el diario independiente Alwan.

Los jefes tribales de varias partes del territorio nacional se oponen a que las mujeres conozcan, por ejemplo, sus derechos en caso de divorcio, argumentando que ello debilitaría su poder, de acuerdo con el informe.

En general, los hombres rurales desconfían de los extraños porque temen que enseñen a sus mujeres a ser irrespetuosas, explicó para IPS el juez Stephen Akon, un abogado del sur de Sudán que trabaja en la capital.

De manera similar, agregó, cualquier ley que cuestione las costumbres locales sobre matrimonio y propiedad es rechazada de plano por los líderes comunitarios, según su propia experiencia profesional.

"No hay forma de ayudar a las mujeres rurales sin hablar primero con los jefes", sostuvo Akon, y agregó que ningún hombre del medio rural permitiría a su esposa o hija asistir a un taller o seminario sin el consentimiento del jefe de la comunidad. (FIN/IPS/tra-en/nb/kb/ml/pr/97

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